¿Cómo terminará el gobierno de López Obrador?
Ramón Zurita Sahagún lunes 26, Feb 2024De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cada seis años, casi al término de sus mandatos, los Presidentes de México son evaluados en cuanto a su desempeño y cómo pasarán a la historia.
La revisión es cíclica y vale la pena hacerlo antes del juicio definitivo de las urnas.
Se establece que el voto es el resultado directo sobre las administraciones gubernamentales, aunque no siempre resulta así.
Presidentes que fueron criticados y rechazados por la sociedad no tuvieron consecuencias fatales en la expresión del voto y consiguieron perpetuar a su partido por la administración siguiente.
Desde 1976, el término de un mandatario mexicano y el inicio del siguiente gobierno no ha sido todo lo terso que se espera.
Luis Echeverría fue el primero en dejar una economía temblorosa y es recordado por muchas historias sin final feliz, dejando para unas semanas después del triunfo de José López Portillo la devaluación del peso mexicano.
Con José López Portillo la historia fue peor, devaluaciones varias y en el último informe de gobierno decidió estatizar la banca. JLP fue incapaz de administrar la riqueza abundante que presagió para México.
Eso sí, los dos, Echeverría y López Portillo, no tuvieron problema alguno para que, con todo y las torpezas cometidas en sus gobiernos, su partido, el PRI, continuara gobernando.
El final de Miguel de la Madrid fue lamentable, con acusaciones de fraude electoral en la elección presidencial y el triste episodio de quedarse pasando ante el terrible terremoto que asoló a la capital del país y otras ciudades en 1985. Las devaluaciones al por mayor fueron su herencia.
El final del gobierno de Carlos Salinas fue trágico con los asesinatos de dos políticos relevantes, el candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio y el futuro coordinador de la mayoría legislativa, José Francisco Ruiz Massieu (su excuñado). La economía se colapsó a su salida y el nuevo gobierno no supo qué hacer.
Ernesto Zedillo se benefició del voto del miedo y aunque inició con un gobierno tambaleante, pudo estabilizar la economía, pero el Fobaproa y la venta de ferrocarriles, entre otras cosas, motivó el primer cambio de siglas en el gobierno federal.
Vicente Fox es uno de los muchos Presidentes que no cumplió con sus promesas de campaña y dejó tufo de una gran corrupción, como los anteriores mandatarios. Eso sí, con denuncias de fraude pudo entregar la estafeta a otro militante de su partido, Felipe Calderón.
El segundo sexenio de un panista estuvo envuelto en el inicio de la guerra contra los cárteles de la droga que no dejó buenos saldos y las consecuencias de la corrupción se vieron años después.
El final del gobierno de Felipe Calderón provocó que los ciudadanos decidieron regresar a lo malo conocido y el priista Enrique Peña Nieto ganó los comicios. El nuevo mandatario fue un desastre y su gobierno dejó la etiqueta de corruptos a sus principales funcionarios, incluido el propio Ejecutivo federal.
Los electores optaron por dar la oportunidad a Andrés Manuel López Obrador que en su tercer intento lo consiguió y con una mayoría abrumadora consiguió la victoria. La ilusión permeó entre la población y ahora que se termina su gestión se empieza a perfilar la forma en que habrá de ser analizado su gobierno. Hay quienes ven en su legado la forma distinta de ejercer el poder, otros lo distinguirá por las obras suntuarias, el acoso e intento de manipulación de los otros poderes y por el incremento de la violencia y la inseguridad. Falta conocer el resultado del juicio de las urnas y si su partido continuará gobernando.
Los priistas lo consiguieron con todo y las denuncias de abuso y corrupción durante largas décadas, los morenos tratarán de emular el ejemplo del que se ha dado en llamar el hermano mayor del Movimiento de Regeneración Nacional.
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Tensión y malestar privan en militantes de Morena por el anuncio de que será hasta abril cuando se conozca a los candidatos a alcaldes y donde los muchos presidentes municipales de ese partido buscan su reelección… El teléfono-gate deja saldos fuertes, ya que muchos políticos de primer nivel tendrán que cambiar sus números telefónicos, al ser expuestos estos a nivel público.