Insoportable inseguridad
Freddy Sánchez jueves 22, Feb 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La apuesta está hecha: los programas sociales vencerán cualquier insatisfacción social que impida la continuación de Morena en el poder presidencial.
Tal parece que esa es la premisa con la que el gobierno de Andrés Manuel aspira a triunfar como lo hizo hace seis años y no sólo eso sino que su triunfo logre ser más contundente.
Lo que permitiría aplicar lo que se ha dado en llamar el “plan C” para que el partido Movimiento de Regeneración Nacional pueda contar con una mayoría absoluta en las cámaras legislativas. Y entonces sí, proceder a reformar la Constitución e incluso aprobar una nueva con todos los cambios que Andrés Manuel quiere hacer en México.
Esto último, es precisamente lo que los integrantes del bloque opositor se han encargado de poner en el centro del debate electoral con miras a lograr que se fortalezca la división de poderes con una oposición que frene lo que a su juicio son los descabellados planes reformistas de Morena.
En ese aspecto, la advertencia opositora ha sido más que clara asegurando que si los morenistas toman el control de las cámaras de diputados y senadores no habrá poder humano que impida adoptar nuevas normas constitucionales que modifiquen radicalmente la forma de vida en el país.
Y de ser así, se darán cambios legales que afectarán derechos de propiedad privada y limitarán distintas libertades que hoy se tienen en México.
Lo cual, naturalmente, diversos voceros de la 4T se han encargado de negar, mencionando que lo que se desea es erradicar vicios y deformaciones en materia de administración de justicia y el ejercicio democrático para que sea el pueblo y no grupos de poder económico ni mafias políticas las que hagan de nuestro país lo que mejor les convenga. Dos discursos divergentes sobre lo que sucede en territorio nacional y lo que el partido en el poder y sus adversarios políticos proponen hacer en aras de favorecer el bienestar general.
Y ante ambas posturas discursivas están los hechos a la vista.
De un lado, el apoyo de millones de personas al gobierno en turno como resultado de los programas sociales, que sin ninguna duda llegaron para quedarse mientras haya dinero que permita su financiamiento. Por tal motivo dichas acciones institucionales son el sustento en el que descansa la certeza institucional de que Morena debe ganar las elecciones presidenciales y ganar también la mayoría de los cargos de elección popular que estarán en disputa antes de que finalice el año. Aunque, por otra parte, es evidente que la persistencia de los altos índices de criminalidad con una violencia que ha rebasado los límites de la tolerancia y la corrupción que se atribuye a agentes del gobierno y familiares presidenciales, inevitablemente son factores en contra de las expectativas electorales de Morena.
Bajo esta perspectiva, puede suponerse que de aquí a las elecciones lo más probable es que tanto el partido gobernante como sus opositores centren sus estrategias electorales haciendo notar lo que mucho satisface a una buena parte de la población y al mismo tiempo lo que indigna y pudiera poner en duda las preferencias electorales.
Esas que hoy por hoy parecen estar divididas entre el beneplácito que generan los programas sociales entre millones de personas y lo que a juicio de otros millones de pobladores ha sido una falsa campaña contra la corrupción institucional. Y además, un ineficaz combate a las organizaciones delictivas dando lugar a la terrible fatalidad de una insoportable inseguridad.