Ahora la decisión es del ciudadano
¬ Luis Ángel García miércoles 21, Feb 2024Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Aunque las campañas a cargos de elección popular empiezan el 1 de marzo, la estrategia de adoctrinamiento e inducción del voto de la 4T se ha realizado desde hace al menos dos años, luego del fracaso de la ex jefa de Gobierno en 2021 cuando perdió la mitad de la capital del país y la mayoría en el Congreso local, mientras que Morena sufría la propio en las Cámaras federales. El escenario no era nada favorable para el inquilino de Palacio Nacional rumbo al relevo sexenal, por lo que desde entonces se hizo cargo de la imagen de quien también fue ex delegada de Tlalpan, la cual se convirtió en un remedo de gobernante, sin personalidad, sin narrativa ni iniciativa, hasta el manual de identidad le cambiaron al gobierno capitalino. Se convirtió en una mala copia de su mentor. Utilizaron lo mismo los sistemas de difusión públicos que la publicidad en medios masivos, sobre todo los afines y en alternativos, además de periodistas abyectos y comentaristas orgánicos; aunque nunca se quiso investigar, queda la sospecha de que a través de las indemnizaciones de los periodistas de la extinta Notimex se inyectó dinero a la campaña de la “corcholata” preferida.
La táctica no únicamente era subliminal sino directa, lo mismo se utilizaron los principios de la propaganda nazi que modernas técnicas de publicidad en la búsqueda de posicionar, con antelación y en la ilegalidad, a los futuros abanderados. Se recurrió no sólo a la exaltación de inexistentes virtudes, sino que, como efecto paraguas, se remachó el beneficio de los programas asistencialistas, mientras que por otro lado se filtraban falsos argumentos para que la gente creyera en el supuesto desprecio de la oposición hacia los pobres y por eso les quitarían los apoyos económicos o el falaz regreso de la corrupción, aunque esta nunca se ha ido. Con ese San Benito arropaban a los virtuales candidatos de la 4T.
Las políticas públicas van orientadas, no a proporcionar servicios o resolver los problemas nacionales, sino a cooptar el voto a través de los programas asistencialistas y sentar las bases del próximo programa de gobierno en el hipotético caso de que gane la abanderada de la 4T. Ello supone que en Palacio Nacional creen que ya inoculó el virus del populismo y la resignación de los pobres a acostumbrarse a sobrevivir en la miseria con las dádivas gubernamentales. Creen que ya no hay masa crítica en el pueblo sabio y bueno y que el paternalismo setentero es el destino de la gente. Se equivocan.
La contienda electoral del próximo 2 de junio será, de no darse una elección de Estado o el desconocimiento de los resultados si son adversos a la 4T, una prueba de fuego para los electores, quienes, en libertad y conciencia, ejercerán un derecho ciudadano y decidirán el futuro del país. Falso que las elecciones se vayan a decidir con las promesas de campaña que harán, para luego incumplirlas, a partir del 1 de marzo y espero que tampoco tenga tanto impacto la propaganda goebbeliana o subliminal que han empleado para inducir el voto. La infodemia y la post verdad se enfrentarán a un hartazgo social, a un humor social muy distintos a los de 2018. Caerá la obnubilación de las masas y seguramente los ciudadanos -esa condición que se niega a reconocer el mandatario-, decidirán por una nueva alternancia. El reto no será desobedecer los designios del tlatoani, sino vencer el abstencionismo, actitud que pretende alentar la 4T para maquinar un fraude electoral, pero el sufragante tiene hoy la responsabilidad de no dejar en manos de terceros su destino.
La voluntad ciudadana, la voluntad verdaderamente popular se expresará en las urnas y será la hora de la definición. Si los electores se equivocan en su decisión, tendremos el gobierno que merecemos; después no nos quejemos. No nos conformemos con ser un pueblo de jodidos.