Otra bomba política
Alberto Vieyra G. miércoles 21, Feb 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Herido de muerte ha quedado el falso Mesías, que AMLO ha encarnado como “el pueblo bueno y sabio” o “la pureza democrática y política de México”. Dos reportajes periodísticos bomba lo ponen camino al basurero de la historia.
Primero, fue ProPublica quien detonó la bomba sobre el financiamiento a la campaña presidencial de AMLO en 2006, a cargo del Cártel de Sinaloa, y ahora nos enteramos que la banda criminal de Los Zetas no sólo financió esa misma campaña electoral, sino que también operó políticamente en favor de AMLO bajo la promesa de que si ganaba la silla presidencial, “todo el país iba a hacer de Los Zetas porque él se los iba a entregar”.
Al mote de “narcopresidente”, ahora cae otra mortífera bomba sobre AMLO, a quien el líder de Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez, alias “La vela”, acaba de quemar al presidente afirmando que “AMLO siempre ha sido de la mafia y a mí me consta”, dice.
No estamos ante un compló, tampoco estamos ante politiquerías de las que tanto habla AMLO y menos estamos ante la víctima que siempre se ha hecho pasar ante los mexicanos. No. Estamos ante una bomba real, que detonó el pasado viernes en Latinus, a cargo del periodista Carlos Loret de Mola, en el que “La vela” ha dejando muy mal parado al señor Presidente, acusándolo también de haber recibido financiamiento del grupo criminal de Los Zetas y que además, movilizaron política y económica a la estructura partidista de Morena en los estados de Michoacán y Guerrero para que ganara AMLO en la elección presidencial, pero sobre todo operaron electoralmente para AMLO en comités distritales en dichos estados, a cambio de recibir candidaturas para diputaciones, presidencias municipales y puestos en la administración pública.
Celso Ortega Jiménez narra cómo el Z-42, Omar Treviño Morales, le ordenó movilizarse de Nueva Italia, Michoacán al estado de Guerrero en donde se convirtió en líder de Los Ardillos y donde negoció con el senador Félix Salgado Macedonio, el poder tras el trono, detrás de su hija Evelyn Salgado y la presidenta municipal Norma Otilia Hérnandez, con quien se vió en un video departir amenamente en junio del año pasado en un restaurante para que le cumpliera la entrega del rastro municipal y tener en sus manos “el negocio de la carne”, pero que después de la polémica reunión la alcaldesa ya no regresó y lo dejó chiflando en la loma.
El reportaje de Latinus, que vale la pena echarselo de pe a pa, desató el odio de AMLO, quien enfurecido exige pruebas. ¿Qué otras pruebas, señor Presidente? Pues los obispos de Guerrero se dan cuenta de que el reportaje es verídico y no se trata de ningún montaje.
¿No le parece a usted que quien debe demostrar su inocencia es AMLO o por qué si en Guerrero hubo traiciones, en los estados mal gobernados por Morena campea la mortífera barbarie? ¿El pueblo de México le creerá a AMLO que nunca formó parte de la mafia criminal, como afirma Celso Ortega Jiménez? ¿Si el periodista Carlos Loret de Mola no tuviese las pruebas contundentes, usted cree que el valiente comunicador se expondría a que lo desaparezcan y lo asesinen en cualquier momento? ¿Usted cree que con semejante velo de misterio y sospechas que pesan sobre la calidad moral del Presidente de la República, los mexicanos aún sus adictos vuelvan a creer en él como la pureza democrática y política que pregona disque la transformación de México?
Y a propósito de democracia, la marcha del pasado domingo 18 de febrero en el Zócalo de la Ciudad de México, en 100 ciudades de la república y 5 naciones en el extranjero, entre ellas Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España, fue un hitazo, en donde la consigna fue que AMLO deje de manosear la democracia y el voto libre de los mexicanos.
¿Y ya sabe usted cómo en los altos círculos del poder se saludan en la cuenta regresiva? ¡Menos días, señor Presidente!