Desde las principales ciudades del país, el pueblo sentenció: “la ley sí es la ley”
Miguel Ángel Rivera lunes 19, Feb 2024Clase Política
Miguel Ángel Rivera
“Hoy todo esto está bajo amenaza. Déjenme decirlo así: nos pasamos más de 40 años construyendo una escalera, cada vez más sólida, cada vez más robusta, cada vez más firme, para que quien tuviera los votos pudiera acceder al primer piso y hoy, desde el poder, quien llegó a ese primer piso por la libre voluntad de la ciudadanía, pretende destruir esa escalera para que nadie más pueda transitarla”, afirmó desde el Zócalo de la Ciudad de México el ex presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) Lorenzo Córdova Vianello, en representación de los cientos de miles de ciudadanos que ayer salieron a las calles de más de cien ciudades para reafirmar: “la ley sí es la ley”.
Muchas veces agraviado por el destinatario de su mensaje, Lorenzo Córdova tuvo la elegancia de no mencionar el nombre, pero los miles (¿decenas, cientos?, eso no importa, la cifra oficial la dará el ábaco de Martí Batres, jefe de Gobierno capitalino) de asistentes a la plaza mayor de la capital del país, sabían bien a quién iban dirigidas esas palabras, pero tampoco dieron nombres:
Un orfeón de miles de voces, lo definió al estilo contemporáneo, era de hashtags, de portales y de email: “#narcopresidente”, “#narcopresidente”, “#narcopresidente” …
Parecía que el ex presidente del INE consideraba excesiva la popular respuesta, pues sus siguientes palabras fueron “no se vale”.
Pero no se refería al inquilino de Palacio Nacional, lo precisó acto seguido:
“No se vale destruir las condiciones, las reglas, los procedimientos y a las autoridades (el INE y el Tribunal Electoral) que nos han permitido la renovación pacífica del poder y la posibilidad de tener un altísimo nivel de alternancias en los gobiernos. No se vale exigir reglas de equidad y condiciones justas en la competencia política siendo oposición y violarlas sistemáticamente siendo gobierno. Esa deslealtad hoy pone en peligro a nuestra democracia”.
El discurso de Córdova, que no es un orador sino un académico, empezó por todo lo alto:
“Comienzo por reconocer que el nuestro es un país que arrastra muchos problemas: la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad, la violencia y la inseguridad son graves asuntos que no sólo no hemos resuelto, sino que siguen siendo pendientes que agravian y que incluso se agravan.
El recuento no fue gratuito, en su campaña de 12 años de duración, el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador prometió solucionar estos y otros problemas, pero todavía siguen pendientes, si no es que todavía más graves.
En su recuento, el ex presidente del INE reconoció que algunos problemas vienen desde mucho atrás, pero sin usarlos como pretexto, como acostumbra el político tabasqueño resguardado por gruesas y altas planchas de acero:
“Ha pasado más de un siglo desde el término de la Revolución Mexicana y la aspiración de justicia social que encarnó sigue siendo una promesa incumplida. Más nos vale enfrentar y resolver esos problemas pronto porque ponen en riesgo nuestra democracia y la convivencia pacífica en el país”.
Luego recordó que la democracia en México es producto de una lucha de muchos años. “Hace apenas cuatro décadas en México no teníamos elecciones libres, no había instituciones que protegieran efectivamente nuestros derechos y no había espacios para que la diversidad política se expresara. Se hacía política con miedo. Eran tiempos de un pretendido pensamiento único, de ejercicio autoritario del poder y en donde, desde antes que se votara, ya se sabía quién iba a ganar las elecciones.
“Eran tiempos en los que estábamos gobernados, salvo raras excepciones, por un partido hegemónico y autoritario.
“Hoy México —agregó— a pesar de los riesgos que nos amenazan, es un país en donde somos los ciudadanos los que decidimos, con nuestro voto libre, quienes nos gobiernan y representan, los que premiamos o castigamos en las urnas a los buenos o a los malos gobiernos. Hoy contamos con instituciones que nos protegen frente a los abusos del poder, incluso del de las mayorías autoritarias y ante las cuales podemos defender nuestros derechos. Hoy hemos construido una sociedad en donde todas y todos tenemos cabida, a pesar de nuestras diferencias legítimas y sin que se nos persiga por pensar diferente.
“La democracia no nos cayó de lo alto, no fue una concesión graciosa ni un regalo del poder. La democracia en México es el resultado de muchas luchas ciudadanas que costaron esfuerzo, dedicación y en algunas ocasiones hasta sangre. La democracia se consiguió gracias a la apuesta que hicieron varias generaciones de mexicanos que, a pesar de sus diferentes posturas políticas e ideológicas, tuvieron un propósito común: que fuéramos nosotros, con nuestro voto libre, los que decidamos quienes serán nuestros gobernantes; que nuestros derechos y libertades estén garantizados frente a los abusos del poder, y que nadie sea perseguido, hostigado ni señalado por pensar u opinar diferente”, afirmó Córdova Vianello.
“Que quede claro: no estamos aquí reunidos, en ejercicio de nuestros derechos constitucionales, para apoyar o criticar a ninguna candidatura, a ninguna campaña, a ningún partido o coalición; es más, no estamos aquí para criticar a ningún gobierno en sí. Estamos aquí reunidos para defender a la democracia y para decirle NO a toda propuesta que busque desmantelar las conquistas que en ese sentido hemos alcanzado…
“Nos costó mucho tener órganos electorales confiables que fueran autónomos del poder e independientes de los intereses de los partidos políticos”, dijo más adelante, para luego advertir: “hoy todo esto está bajo amenaza…no se vale destruir las condiciones, las reglas, los procedimientos y a las autoridades (el INE y el Tribunal Electoral) que nos han permitido la renovación pacífica del poder y la posibilidad de tener un altísimo nivel de alternancias en los gobiernos. No se vale exigir reglas de equidad y condiciones justas en la competencia política siendo oposición y violarlas sistemáticamente siendo gobierno. Esa deslealtad hoy pone en peligro a nuestra democracia”.
En seguida detalló el recuento de las referidas amenazas:
“Sí, hace unos días se volvió a presentar una serie de iniciativas que, como en su momento se intentó con el “plan A” y con el “plan B”, buscan destruir al INE como lo conocemos y, a través de una elección directa de sus consejeros, controlarlo políticamente. No se quiere a un árbitro imparcial, se quiere a un árbitro que responda a los intereses de la mayoría del momento. Y eso no podemos, ni vamos a permitirlo; perder al INE es perder la principal garantía para tener elecciones libres y volver al control del gobierno sobre los comicios.
“En segundo lugar, están en riesgo las instituciones de la democracia. Por treinta años hemos construido organismos que nos han permitido controlar y limitar el poder del gobierno para evitar que se abuse del mismo; instituciones que, además, sirven para proteger que nuestras libertades y derechos no sean atropellados. Y hoy, por el hecho de que le incomodan, desde el poder se busca desaparecerlas, subordinarlas o capturarlas.
“A lo largo de los últimos años hemos visto un feroz ataque en contra de esas instituciones, del INE, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de los órganos constitucionales autónomos. El acoso ha sido permanente y se ha desarrollado en varios planos”, recordó el expresidente del INE, a quien como parte de sus funciones le correspondió declarar vencedor a López Obrador en las elecciones presidenciales de 2018.
Con tales credenciales, remató:
“Que quede claro, no estamos defendiendo el inmovilismo ni impidiendo el cambio. Hay muchas cosas que pueden y deben mejorarse, pero eso no implica que con ese pretexto se quiera echar por la borda lo que hemos conquistado. Hay quien dice que “las instituciones sí se tocan”. ¡Claro que sí, pero sólo si es para mejorarlas! Si lo que se quiere es desmantelarlas, destazarlas o capturarlas, lo decimos fuerte y claro, si es para eso, ¡claro que no se tocan! Desde la sociedad. no vamos a permitirlo porque sería robarnos nuestra esperanza de futuro para pretender regresarnos a un pasado autoritario que con mucho esfuerzo dejamos atrás”.
El gigantesco coro, le respondió afirmativamente con un inquebrantable principio:
“La ley sí es la ley”; “la ley sí es la ley”, “la ley sí es la ley”.