Campañas y realidad • I
¬ Augusto Corro lunes 19, Feb 2024Punto por punto
Augusto Corro
[ Primera parte de dos partes ]
Todo mundo sabe que las campañas políticas se llevan a cabo para sumar votos de los electores. Sin embargo, no parece que se busque ese fin. Sólo se trata de detener, frenar, a los adversarios que participan como candidatos a cargos de elección popular. Así, son más las simpatías que predominan en la elección, a la hora de votar, que las ideologías o los principios partidistas.
Se escogen a los candidatos que los electores no conocen, pero que fueron auxiliados y apoyados por la propaganda. ¿Cuántos Presidentes de la República, gobernadores, etc., realmente se preocuparon por resolver los múltiples problemas que agobian a la población mexicana?
En la realidad política, a los ciudadanos no les interesan ideologías, ni principios de sus candidatos. Ellos van a las urnas porque hay que hacerlo cada seis años, aunque no se sepa cuáles son los beneficios que se alcanzarían con el triunfo de su candidato. En síntesis, se vota a ciegas.
Ni siquiera se contemplan los méritos del próximo mandatario, ni su palabra para cumplir sus promesas. De ahí, que por sexenios cada vez crezca más la espiral de violencia que azota a los mexicanos y cuya erradicación no parece cercana. Ahí tenemos a la lucha contra la delincuencia organizada.
Llegaron al poder los panistas encabezados por Felipe Calderón y abrieron las carpetas de miles de personas asesinadas o desaparecidas. Al declarar la guerra a los narcos, sin una estrategia adecuada, el mandatario desató los enfrentamientos entre autoridades y delincuentes. Estos últimos aprovecharon la oportunidad para fortalecerse y ampliar su lista de delitos.
A los miles de muertos del saldo de la guerra calderonista se sumaron los homicidios registrados en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, con mayor número de víctimas. Estas cifras fueron superadas en el gobierno del mandatario tabasqueño, Andrés Manuel López Obrador.
Las estrategias no funcionaron. En algunos casos, la lucha se desvió porque algunos funcionarios, de primer nivel, se involucraron con los narcos y los protegieron. Un caso lo tenemos con el ex secretario de Seguridad Pública, Genero García Luna, quien tuvo la responsabilidad de combatir al crimen organizado.
El ex funcionario García Luna se encuentra preso en una cárcel estadounidense, luego de que un jurado lo encontró culpable de proteger a los grupos de narcos, entre ellos el Cártel de Sinaloa. Como brazo derecho de Calderón nadie lo detuvo en su carrera delincuencial.
Por otra parte, en el gobierno del presidente Peña Nieto continuó una política que permitió a la delincuencia organizada actuar sin obstáculos. En el sexenio del actual mandatario, aumentó el número de asesinatos. Lo anterior obedece a la aplicación de una estrategia que no funcionó como se esperaba.
Quizás el plan Lopezobradorista brinde resultados positivos que en el presente no se ven. Nos referimos a la táctica contra la delincuencia organizada de “abrazos, no balazos”, que se entendió como una flexibilidad de la ley en la lucha contra los criminales. El número de muertos aumentó, pero las autoridades afirman lo contrario.
Los electores tendrán que analizar los pros y los contras cuando tengan en sus manos la boleta para elegir al próximo o próximos gobiernos. Ninguno de los partidos políticos que llegaron al poder pudo frenar la ola de violencia que golpea sin consideraciones y deja sin seguridad a millones de mexicanos.
Lo mismo se puede decir del incremento de los feminicidios que casi ya casi no impactan a la sociedad. Igual sucede con las tragedias de los miles de desaparecidos con los dramas de las “madres buscadoras” y sus familias.
Continuamos mañana…