El Presidente demócrata
Armando Ríos Ruiz miércoles 14, Feb 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El Presidente parece sobradamente seguro de ganar las elecciones presidenciales con su prestanombres Claudia Sheinbaum y con los votos de quienes han mostrado un amor puro, gigante y verdadero a su personalidad, capaces de tirarse al precipicio a la más insignificante invitación suya.
El futuro de México aún está por verse y su candidata, más desangelada que el mismo diablo. Más mentalmente plana que unas nalgas de burro, pero de planchar. No ofrece absolutamente el mínimo atractivo. Máxime cuando se esmera en exhibir su total falta de ingenio y de luz propia y por ello se dedica a repetir lo que su amo y señor dice. Lo mismo que a apoyar todos sus dislates y a prometer que cuando sea Presidente, continuará la misma labor destructiva.
El jefe acaba de declarar que, “con independencia de quien obtenga el triunfo en las próximas elecciones presidenciales, aunque sea de oposición (…) reconocerá el resultado, pero con ironía, llamó a recordar la canción de Chava Flores, ¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano?”. Resulta muy significativo el recordatorio de este éxito del llamado Cronista Urbano o El Compositor del Barrio.
Lo anterior, porque su seguridad motiva forzosamente a pensar que ya tiene preparado el fraude y que pase lo que pase, su títere se coronará con el triunfo electoral. Esto lo hemos pensado desde hace mucho tiempo, buena cantidad de periodistas, porque es lo que más conviene a su futuro.
En estos días y aunque se haya presentado en los medios y en sus mañaneras echado para adelante y con aparente despreocupación, lo cierto es que las noticias dadas a conocer por Anabel Hernández y por otros dos periodistas muy reconocidos, de Estados Unidos, lo llenaron de serias congojas y nerviosismo. Al grado de echar culpas sin ton ni son, a quienes desfilaron por su mente, como a Claudio X. González.
Habló de democracia cuando le hicieron la pregunta sobre su respeto a quien resulte ganador en la contienda, cuando todos los mexicanos hemos sido testigos de que no entiende ni jota qué es. ¿Recuerdan su democracia para desaparecer el aeropuerto de Texcoco a principios de su gestión, con un puñado de paleros que le dieron el sí y tiró a la basura cientos de miles de millones?
¿Quién no recuerda su interpretación de democracia con la cervecera Constellation Brands, a la que impidió instalarse en Baja California con la votación a mano alzada de unos cuantos incondicionales? No, pos sí.
¿Y qué tiene de democrático su delirante empecinamiento de desaparecer el INE o la Suprema Corte y su propuesta necia de elegir a los ministros de la última institución por voto popular, como si su pueblo bueno y sabio supiera mucho de personajes eruditos en el conocimiento y aplicación del Derecho? Cualquiera, hasta un chairo puede imaginar que le conviene sobremanera, porque tendría personal escogido por él y obediente a su voz.
Cómo dice Blomberg, la prestigiada empresa dedicada a investigar y difundir información financiera: “Desde el inicio de su presidencia, AMLO ha mostrado poco respeto por las normas democráticas”.
“Todas las mañanas, durante sus maratónicas conferencias matutinas, ataca a periodistas y columnistas que no se atienen a sus reglas. Arremete contra organizaciones no gubernamentales y movimientos de la sociedad civil que investigan la corrupción, apoyan los derechos de las mujeres o defienden los derechos humanos”.
Pero ahora que está en entredicho por esa información surgida en EU, está urgido, más que nunca, de hacer ganar a su títere. En ello va mucho de por medio, tanto de su propia seguridad, como de su misma familia, además de muchos otros colaboradores suyos manchados por el narcotráfico.
Y sostuvo que cuando lo quisieron desaforar, fue el pueblo el que lo sacó adelante. ¡No señor! ¡Fue la tibieza de Fox, que lo dejó en los cuernos de la luna!