¿Y las candidaturas independientes?
Armando Ríos Ruiz viernes 9, Feb 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
¿Y las candidaturas independientes? No prosperaron. El sexenio pasado, algunos políticos se entusiasmaron por estas, pero se quedaron en el camino frente a la perniciosa, cara, riesgosa y tramposa partidocracia. El gobierno los dejó completamente solos y desprovistos de un solo peso, frente a esos organismos que recibieron, como de costumbre, cantidades millonarias para la contienda.
Hoy, apenas un puñado de ciudadanos decidió inscribirse en las elecciones de este año. Pero ninguno para Presidente, cuyo pleito quedó prácticamente en manos de dos mujeres, con un relleno que nada tiene que hacer, sino únicamente el intento de quitar votos a la opositora del partido oficial.
El dueño de Movimiento Ciudadano aceptó la demanda de ayuda para reforzar a la señora Sheinbaum. Dante Delgado, mejor actor que político, quien en numerosas ocasiones casi le refresca recordatorios familiares al Presidente, con actuaciones que muchos se tragaron completitas. Con palabras bastante duras y llenas de aparente malestar, decidió mejor hacerle el juego. Es más redituable.
Primero creyó que el gobernador de Nuevo León, Samuel García, podría desempeñar bien el papel de esquirol. Seguramente no habría logrado mucho. Pero tuvo que regresar a ocupar su cargo, antes que la oposición le ventilara trapos al sol sin lavar o llenos de porquería y se conocieran sus turbios negocios, incluidos los de su familia, que han participado alegres del botín.
Luego tuvo que conceder el lugar a Jorge Álvarez Máynez. Más que soñador, un desconocido coordinador de la bancada de Movimiento Ciudadano en la Cámara de Diputados, echado para adelante con declaraciones triunfalistas que no pasarán de eso y quien ni siquiera ofrece las más remotas esperanzas de hacer el daño que el dueño de Morena buscaba.
Las candidaturas independientes no prosperaron, salvo en casos muy aislados, como el de Pedro Kumamoto en Jalisco, por ejemplo. La ciudadanía dio muestras de preferir dar su voto a los partidos que regalan camisetas, materiales de construcción y hasta grandes artículos para almacenar agua y otros muy caros, con dinero proveniente del gobierno y hasta de manos muy sucias.
Los candidatos independientes tuvieron también que enfrentar las trampas puestas en marcha en el propio INE o como se llamara entonces, a petición de otros poderosos militantes de diversos partidos que, gracias a su influencia, impusieron consejeros, que en ese momento fueron de mucha utilidad, por coadyuvar en la descalificación de algunos aspirantes.
Particularmente pude comprobar fehacientemente la suciedad que envolvió entonces a esta institución, que mandó a construir una aplicación en el teléfono celular, para registrar la participación ciudadana a favor de algún aspirante. Difícil de usar y con grandes deficiencias. Pero no había más.
En mi caso, reuní más de 400 firmas, entre familiares y amigos, lo mismo que miembros de mi familia. El INE las desconoció todas. Una funcionaria dijo que no valían porque estaban truqueadas y, por lo tanto, eran falsas. Mi firma y la de mi esposa eran falsas. Lo mismo que muchas más, cuyos firmantes estaban presentes y aun así fueron acusados de tramposos.
Hoy, todavía existen algunos que piensan en ganar. Puede ser que uno que otro logre el triunfo sin necesidad de remontar el dinero que suele invertirse en las campañas, provenientes tanto del gobierno, como de los empresarios y hasta del llamado crimen organizado, que suele aportar de acuerdo con el tamaño de la recompensa, que siempre es atractiva.
Las candidaturas independientes no son nada nuevo. A principios del siglo pasado fueron admitidas, allá por 2012, con una reforma a la Constitución. Desde esa época o hace más de un siglo, los partidos tenían poca credibilidad y hoy, a pesar de lo desgastados y de la pésima reputación que tienen, lo mismo que sus representantes y sus militantes, han progresado y más que nunca, reciben cantidades de dinero para todos los que participan en cada fiesta electoral.