Fatídico 26 de junio
Alberto Vieyra G. viernes 9, Feb 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Por la inconsciencia humana, el destino ya nos alcanzó. El 26 de junio podría quedar registrado en la historia de México y el mundo como el día en que se acabó el agua y estaremos entre la vida y la muerte. La Conagua, organismo federal que tiene que ver con el vital líquido, encendió las alarmas indicando que el 26 de junio de 2024, veinticuatro días después de las elecciones federales, 23 estados de la República Mexicana se quedarán sin una gota de agua.
¿Por qué el gobierno de AMLO, quien despareció de un plumazo el Fondo de Desastres Naturales para apoderarse de más de 100 mil millones de pesos, no nos ha alertado sobre el desastre que se cierne en la nación azteca por falta de agua? ¿Será que no ha declarado el desastre que viene por miedo a que los mexicanos sepulten a Morena con carretadas de votos? ¿Por qué AMLO, a través de la Secretaría de Gobernación no ha hecho esa declaratoria, será acaso un nuevo acto de simulación política y de negligencia criminal?
La Conagua declaró a 2023 como el año con la peor sequía registrada en México. El cambio climático ha originado que las presas y demás reservas de agua en el país, hoy esten prácticamente secas. Ya no llueve y como ya el vital líquido no nos llega del cielo, la “corcholata” de AMLO que se dice científica comenzó acatarrandonos con una nauseabunda mentira asegurando que para que llueva buscará bombardear las nubes, algo que ningún mortal ha podido hacer hasta hoy de mover las fuerzas de la naturaleza.
Ni en las aulas, ni en nuestras casas nos han metido en la cabeza que Dios da el agua, pero no la entuba y que el agua terminará por acabarse si continuamos desperdiciandola con una brutal inconsciencia lavando coches con manguera, banquetas o regando los jardínes y tampoco nos enseñaron una cultura sobre cómo utilizar el agua en nuestras casas para que no nos enfrentemos tarde que temprano a un desastre natural.
Seré muy breve diciendo que el planeta Tierra está ocupado en un 75% por agua, igual que el cuerpo humano. Pero de ese 75% solamente el 2.5% es agua dulce que nos llega de los ríos que cada vez son menos o las presas que filtran a grandes profundidades de la tierra el vital líquido para que finalmente llegue a nuestras casas donde la derrochamos gota a gota y como hoy se puede ver, el agua se agota.
Por ejemplo, el Sistema Cutzamala una de las obras hidráulicas más importantes en América Latina, realizadas por el gobierno priista, hoy tiene una reserva de un 35%, con el cual debe abastecer a la capital del país y los principales municipios conurbados con la Ciudad de México. Son más de mil colonias que están sin agua.
AMLO, quien prometía una transformación de México se durmió en sus laureles y gastándose los recursos del Fonden para invertirlos en sus obras emblemáticas sexenales como el AIFA, Dos Bocas, el trenecito Maya y otras obras superfluas, no ha invertido un sólo peso para resolver el problema del agua y eso sí, endulza nuestros oídos con una carretada de reformas constitucionales en las que asegura que su gobierno es humanista hasta la pared de enfrente.
¿Un gobierno humanista que no es capaz de garantizar ni siquiera el agua realizando inversiones cuantiosas, si es necesario para traer agua desde el mar como ya lo hace Arabia Saudita? ¿No le parece a usted que en el pecado, AMLO llevará la penitencia en la elección presidencial del 2 de junio, veinticuatro días antes de que nos quedemos sin una gota de agua? ¿Por qué no nos habla de ese desastre el Presidente de la República?