Y se hizo bolas el engrudo
Armando Ríos Ruiz miércoles 7, Feb 2024Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Al entrar el último año de gobierno de Morena, comenzó a hacerse bolas el engrudo que cocinó desde el inicio su dueño, el Presidente macuspano.
Es razonable pensar que, si un remedo de mandatario se dedica diario a proferir mentiras en cantidades industriales. A desaparecer instituciones y a crear otras que no sirven para nada. A edificar obras inservibles y a botar de manera desesperada el dinero de los mexicanos en ellas y, en suma, a cometer desatinos innumerables, acabará por desesperar a sus gobernados y éstos por darse cuenta de que un desajustado los gobierna.
Es obvio que si ese mandatario ocupa una tribuna inventada para hacerse presente todos los días ante la vista de los mexicanos y la usa para injuriar a la prensa que exhibe sus locuras, a sus críticos y a las instituciones que aplican la Constitución para una mejor procuración y aplicación de la justicia, acabará por crear conciencia sobre sus dislates, que además cuentan con el ingrediente del ácido y de la rabia.
Es innegable que, si ese hombre cree que gobierna para un pueblo de retrasados mentales, por estar convencido de que es el genio del engaño y que puede inclusive trasponer fronteras para simular más allá de nuestro territorio, acabará por ser considerado enfermo mentalmente y sus falsedades terminarán por ser interpretadas con toda la crudeza que ellas mismas se encargarán de revelar, siempre más temprano que tarde.
Los periodistas que dejaron sus empleos por petición suya a los dueños de los medios, no se hubieran cruzado de brazos nunca. Primero tuvieron que buscar en dónde continuar su ejercicio de comunicar. Luego, investigar los movimientos de su verdugo, siempre cuestionables y finalmente, encontrar el origen de las culpas cometidas por el mismo, que tenían que ser cuantiosas por haber pretendido largos años realizar un ejercicio demasiado caro.
¿Cuánto costó cada una de las tres campañas? Tantos millones, que no podemos siquiera imaginar una cifra. ¿De dónde llegaba para invertir en ellas, si presumía que vivía con sólo 200 pesos en el bolsillo? ¿Cuánto lleva invertido su marioneta candidata a la Presidencia, cuando apenas acaba de comenzar oficialmente su campaña, pero ya lleva cinco años inmersa en lo mismo?
¿Y así pretende convencer? Es lógico que los que piensan mal, tienen que aceptar las publicaciones que ya ni siquiera hicieron sus adversarios, culpables de todos los males del país juntos con García Luna, a quien un amigo le acaba de achacar la descompostura de su automóvil, ya no sólo su complicidad con Victoriano Huerta en la muerte de Francisco I. Madero.
Además, estas vienen de periodistas destacados que han merecido el reconocimiento internacional por la excelencia de sus trabajos.
Por si fuera poco, el gobierno de Estados Unidos aportó mucho esfuerzo para hacerse de todo el material que hoy ha puesto en serios aprietos al Presidente de México. Este señor ni siquiera podría decir (aunque ya lo dijo), que Joe Biden está cobrando venganza por haber sido el penúltimo en reconocer su triunfo hace cuatro años. No lo dijo con estas palabras. Mencionó simplemente al gobierno de Estados Unidos, porque está en campaña y así son las campañas, según sus propios datos.
Y no está mal, porque fue la DEA la que hizo la investigación, que culminó con una noticia demoledora. Con la que habla de una aportación del cártel de Sinaloa, de dos millones de dólares para la contienda de 2006. Cuando esto se sabe, no queda más remedio que atar cabos y llegar a la conclusión de que la libertad de Ovidio y de las continuas visitas a la sierra de esa entidad, igual que otros hechos, obedecen a un pago por agradecimiento.
Y el tal Nico, chofer del Tsuru que usaba entonces el actual mandatario, tenía otras ocupaciones más importantes, como la que describieron los periodistas, entre otras. Cobraba 63 mil pesos de sueldo o el equivalente al de un subsecretario y, aun así, era lo de menos. Hoy está convertido en un flamante hombre de negocios, con ingresos y propiedades de sueño.
Todo va encajando como en un rompecabezas. Un simple chofer se convirtió en funcionario importante y luego en millonario. Hay razones de sobra para que defienda a ultranza a su ex jefe. Hoy, los hechos son reveladores.