Las circunstancias
Freddy Sánchez martes 23, Ene 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Renunció, la despidieron, se fue o se la llevaron.
Preguntas que algunos no dejarán de hacerse en relación a la salida de “Milenio” de la periodista Azucena Uresti.
Pero, sobre todo si el Presidente López Obrador influyó para que la comunicadora dejara un medio de trabajo en el que se desempeñó los últimos veinte años.
Y particularmente habiendo dedicado buena cantidad de su labor periodística en el presente sexenio para hacer punzantes críticas al gobierno de AMLO. De ahí la suspicacia de quienes ven “mano negra” detrás de la salida de la periodista de “Milenio” televisión.
Sobre lo cual hay quienes dicen que ella simplemente decidió dar más de su tiempo a la empresa Radio Fórmula y que por lo mismo es de descartar que Andrés Manuel haya pedido que le quitaran el noticiero que tenía.
Así que dígase lo que se diga en relación a este asunto dos versiones imperarán entre la gente: la de que nada tuvo que ver el Presidente en este caso ni fue un despido sino acuerdo mutuo entre la empresa periodística y su ex colaboradora y, en contraparte, lo otro.
O sea la convicción que no pocos tienen en el sentido de que cada periodista que no le gusta lo que dice de su gobierno, el actual primer mandatario “mueve los hijos” de su poder público para “quitárselo de encima”.
Una suposición que no dejan de exponer los que consideran que los que insisten en señalar fallas o abusos del gobierno en turno y se lo reprochan al presidente López Obrador, ”tarde que temprano” se ven en la necesidad de buscar otra tribuna desde la cual poder seguir ejerciendo su derecho a la crítica periodística.
Y vaya que quienes como Loret de Mola, Brozo, Adela Micha, Pedro Ferriz y varios más que dejaron de colaborar en distintos medios de información de amplia penetración social siguen señalando presumibles actos de ineficiencia y probable corrupción de la 4T.
En ese sentido, no se han salvado los familiares del primer mandatario como es el caso de sus tres hijos mayores a quienes se les ha puesto bajo sospecha de incurrir en actos supuestamente deshonestos aprovechando sus aparentes influencias de gobierno para acumular lo que sus críticos han considerado grandes fortunas mal habidas.
De ahí que si la idea presidencial hubiera sido callar esas voces críticas en contra de su gobierno y allegados, obviamente, el propósito habría resultado contraproducente.
En ese aspecto, lógicamente, existen opiniones en el sentido de que las llamadas “benditas redes sociales” han sido un contrapeso a lo que de otro modo sería anular toda crítica incómoda para el gobierno de Andrés Manuel.
La cuestión es que si bien ha habido sorpresivos cambios de tribuna de algunos periodistas, que desde el gobierno fueron catalogados de voceros de sus adversarios políticos, las críticas no han desaparecido en torno a quienes en apariencia no toleran ser criticados.
Y es que aquellos tiempos en los que al Presidente y los secretarios de Gobernación y la Defensa Nacional “no se les podía tocar ni con el pétalo de una rosa” dejaron de ser lo habitual entre los comunicadores como solía ocurrir hace casi cincuenta años.
Como se dice: todo cambia, pero todo depende también de lo que dijo Azucena Uresti: las circunstancias.