Reelección legislativa
Alberto Vieyra G. martes 23, Ene 2024De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Qué tanto los mexicanos estaremos dispuestos a darles alas a los alacranes en las próximas elecciones federales? En las que se reelegirán, sí, seguirán agarrados de la ubre presupuestal 88 senadores de la República y 467 diputados que tendrán la posibilidad de reelegirse hasta en 3 ocasiones, lo cuál si Pitágoras no miente mantendremos a muchos zánganos en el Poder Legislativo por 12 años.
En 2014, Enrique Peña Nieto cometió la torpeza de promover una reforma legislativa que permitiría la reelección de diputados y senadores a partir de 2024, lo que se convirtió en un enorme riesgo para la democracia porque muchos sectores de la población, incluyendo cámaras empresariales o el sector agropecuario, cuyo campo atraviesa por el peor desastre de su historia y que pone en riesgo la producción de alimentos que requiere la nación azteca, no están representados en la actual legislatura y de no corregir los electores esa metida de pata, México seguirá con ese peligro democratico.
En el caso de los senadores, entre los que figuran Ricardo Monreal, del cual no queda ni la sombra de aquél Ricardo Monreal que estaba llamado a convertirse en el Presidente de la reconciliación nacional en México, se podrán reelegir solamente por 6 años y 6 que ya se echaron, pues los mantendremos durante 12 años, aunque las leyes que aprobaron hayan sido en contra de los mexicanos y todo porque el presidente de la república les ordenó reformarlas sin quitarles ni un punto ni una coma.
¿Quién dijo que el Poder Legislativo de México es autónomo y que no está de rodillas ante el ponzoñoso dios sexenal?
La única forma en que una nación tenga poderes autónomos es que ninguna lacra social llamada partido político tenga la mayoría calificada, es decir 335 diputados y 85 senadores. Con una conformación plural en la que ningún partido político este sobrerrepresentado en el Poder Legislativo, el presidente de la república en turno no tendrá otro camino más que optar por el diálogo para llegar a acuerdos con todas las fuerzas políticas, como ocurre en la mayoría de los parlamentos del mundo, España y Francia por ejemplo, donde los gobernantes del Poder Ejecutivo tienen que privilegiar los consensos y tomar en cuenta a todos los actores políticos, representados en los parlamentos.
Hasta hoy, la política de AMLO ha sido el encontronazo, es decir la aplicación de la “Ley de Herodes” como una forma perversa de venganza política contra sus opositores que algún día le cerraron el camino para que no arribará al gran poder político de México.
Por ello, las elecciones del próximo 2 de junio nos dan la oportunidad de castigar con nuestro voto a diputados y senadores que hayan actuado de manera impopular en temas de interés nacional. A todos aquellos que actuaron en el Poder Legislativo por consigna presidencial, la única manera de bajarlos de su nubecita rosa y hacerlos que pongan los pies en la tierra es cobrarselas en las urnas, haciendo valer nuestra suprema voluntad para que no se reelijan y nos sigan crucificando desde los cargos en los que según ellos les dan poder y sabiduría.
Tenemos que ver si esos zánganos diputados y senadores leen; si han realizado reformas legislativas que beneficien a nuestras comunidades y a nuestros compatriotas; ver cuántas veces se han parado por nuestros distritos electorales y se han preocupado por preguntarle a la gente qué piensan de su encomienda legislativa o por qué demonios se vuelven ojos de hormiga y cuando algún sencillo habitante les llama a sus Palacios, la respuesta que recibimos es que están en junta con el Presidente de la República o que están en sesión o de viaje en una comisión legislativa o por lo que usted quiera y mande esos diputadetes o senadores se vuelven inalcanzables y todo porque no supimos votar y porque con nuestros votos les dimos alas a los alacranes.
En un par de ocasiones, en sendas universidades del país, este átomo de la comunicación fue requerido para que le hablará a los jóvenes de los venenos políticos que había en el escenario nacional. Después de detallar perfectamente bien quienes eran los dueños de esos partidos políticos y a qué ponzoñosas oligarquías representaban, usted no me lo va a creer pero hubo algunos muchachos que ingenua o perversamente me cuestionaron que “¿entonces, usted que nos sugiere por qué partido político debemos votar?”.
¿Ahora se da usted cuenta porque es tan importante saber votar con la cabeza y no con el corazón o los pies?