Dinero bueno al malo
Freddy Sánchez jueves 18, Ene 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
El largo trayecto electoral apenas comenzó.
Porque después de las precampañas, inician las intercampañas para concluir con las campañas electorales antes de las elecciones del año en curso.
Es decir que el atiborramiento de propaganda electoral continuará inundando al país para incitar el voto popular a favor del partido gobernante y sus respectivos abanderados electorales.
Y del mismo modo por lo que se refiere a la oposición.
En ese tenor, hay que mencionar que “a la cabeza” de esos dos bloques figuran dos damas: Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez como disputantes de la primera magistratura de la nación, una de ellas con el apoyo de Morena y sus aliados y la otra respaldada por el bloque opositor.
Y si lo que se han dicho de ambas no ha sido poco, lo que falta por decirse es un “titipuchal” de arengas para hacerlas ver como dos grandes virtuosas o, por el contrario, dando rienda suelta a toda clase de diatribas en su contra.
Porque si algo ha caracterizado la contienda presidencial en proceso es la retórica que busca poner por los suelos la reputación o elevarla al cielo para una y otra de las contendientes en cuestión.
Es de suponer entonces que un debate de ideas y propuestas pensando en lograr el apoyo del mayor número posible de electores en torno a una u otra aspirante presidencial, tal cosa deberá esperar un buen rato.
Porque lo que se ha visto hasta ahora es más bien una competencia de publicidades elogiosas y a la vez otras enfocadas a desprestigiar a las aspirantes presidenciales exponiendo sus posibles defectos y supuestos “lados flacos” en lo relativo a sus realizaciones políticas y sociales.
Aquello que de tiempo atrás se viene visualizando en las lides políticas como parte de una “guerra sucia” entre contendientes electorales no ha sido la excepción en las precampañas de Claudia y Xóchitl.
Más que notorio ha sido el afán de querer restarles simpatías ciudadanas recurriendo a las peores formas para la denigración de sus imágenes.
Algo que se evidencia particularmente en las redes sociales con escritos y gráficos que dan un trato irrespetuoso y ofensivo por igual a las dos contendientes.
Y en contraparte destacan las encuestas, comentarios y propaganda electoral desplegada por doquier con el manifiesto propósito de animar el voto popular en favor de una y otra de las adversarias en la contienda presidencial.
El caso es que la primera etapa de las competencias electorales se distinguió por una abundante derrama de recursos económicos que en apariencia quedó lejos de la mirada de los reguladores del gasto electoral.
Los consejeros, magistrados y autoridades responsables de fiscalizar parecería que no se han dado a vasto para impedir flujos de dinero posiblemente fuera de los límites permitidos por la ley.
La denuncia de Xóchitl, con respecto a supuestos excesos e ilegalidades en la precampaña de Claudia, es un botón de muestra de las inconformidades por falta de acciones de autoridad para supervisar los actos de proselitismo.
Así las cosas, justo al pasar a las intercampañas para después concluir como las campañas electorales debe reflexionarse sobre lo que algunos consideran un gasto electoral no solamente excesivo sino sujeto a una deficiente supervisión. Y no exclusivamente por lo que se refiere a las campañas presidenciales, sino en todo lo electoral cuyo costo algunos consideran que equivale a poner dinero bueno al malo.