Roberto Gil
Ramón Zurita Sahagún jueves 28, Jul 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Se equivocan los que afirman que Roberto Gil perdió la fuerza de operador político del presidente Calderón o que fue relegado por el Ejecutivo federal a tareas menores.
No es así, ya que el chiapaneco-oaxaqueño continúa siendo uno de los personajes panistas con mayor margen de maniobra.
Eso sí, no es un secretario particular común, ya que opera, dialoga, propone, consensa y reúne a personajes antagónicos, pero necesarios para las tareas que desempeña.
Claro que no concentra la fuerza que tuvieron en el pasado Humberto Romero, Emilio Gamboa o Liébano Sáenz, pero de que tiene fuerza, no hay duda alguna.
Roberto Gil hila fino y lo hace en forma pública, abierta, sin los recovecos de algunos priístas que desfilaron por el cargo, ni el burocratismo de Alfonso Durazo, Emilio Goicochea o Luis Felipe Bravo Mena, quienes preferían actuar desde su mullido sillón.
Sus métodos son modernos y lo mismo lo encuentra uno en restaurantes de moda que en otros de menor relevancia, pero siempre en desayunos, comidas y cenas, con personajes de nivel político.
Gil es objeto de diversas críticas por el papel de comodín de la administración calderonista jugado en los dos últimos años.
Al segundo semestre del 2009, Gil rindió protesta como diputado federal, luego pasó a la Subsecretaría de Gobernación, regresó a la Cámara de Diputados, buscó, sin éxito, la presidencia del PAN, regresó nuevamente con los diputados y hoy funge como secretario particular del Presidente de la República.
Sus recorridos son similares a los realizados por José Antonio González Fernández, quien en los tiempos de Ernesto Zedillo inició como diputado local, siguió como procurador de Justicia del Distrito Federal, luego director del ISSSTE, secretario del Trabajo, presidente del PRI y culminó como secretario de Salud.
Después de eso prefirió alejarse de la política, al culminar con sus sueños de alcanzar el mayor número de posiciones que político alguno logró en su vida.
La diferencia entre uno y otro es que Roberto Gil apenas inicia su despegue político y González Fernández sacrificó todo por satisfacer sus ambiciones personales.
Hay quienes piensan que la asistencia de Gil a la celebración del cumpleaños del ministro de la Corte, Sergio Vals, fue motivo para su marginación o congelamiento en la operación de ciertos asuntos del Presidente, pero no es así.
La presencia de Gil se debió, entre otras cosas, a que son paisanos y que la hija del ministro es la suplente del secretario particular en la Cámara de Diputados, misma que lo ha cubierto en cuando menos un par de ocasiones en que asumió la propiedad de la diputación.
Y es que la familia del ministro Vals es de lo más democrático de México. Él está en receso actualmente, pero siempre mantuvo su militancia priísta. Uno de sus hijos es el principal aspirante perredista al gobierno de Chiapas, después de fungir como alcalde de Tuxtla Gutiérrez y actual rector de una universidad pública, y su hija es militante del PAN y diputada federal en la actualidad.
También se dice que Gil es uno de los principales personajes que opera para el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, en sus propósitos por convertirse en candidato presidencial de Acción Nacional.
Y es que Gil mantiene una deuda con el secretario de Educación Pública, por el respaldo obtenido en su intentona por convertirse en dirigente nacional del PAN, al tiempo que varios de los principales operadores en esa estrategia se encuentran incrustados en el equipo que diseña la estrategia del titular de la SEP.
Son tantas las cosas que atiende Gil que pasa de una mesa a otra en los restaurantes donde se muestra.
Sin embargo, habrá que ver si las negociaciones que realiza en todos los niveles tienen los resultados esperados o si fructifican en éxito sus esfuerzos por convertir en candidato presidencial a su favorito.
“MALOVA”
De fiesta, los sinaloenses porque vuelven a tener sede de la representación del estado.
El propio gobernador Mario López Valdez, será el encargado de reinaugurar la casona de la colonia Del Valle, misma que fue relegada por Juan S. Millán en sus tiempos de mandatario, por un berrinche caprichoso.
La casona fue remozada con buen gusto y albergará la representación del gobierno sinaloense como en los buenos tiempos, en que Pascual Cervantes, Cuauhtémoc Lazcano y otros destacados sinaloenses ejercían desde esos rumbos.
Por cierto, “Malova” se encuentra en la ciudad de México desde el pasado lunes, oportunidad que aprovecha para buscar los recursos necesarios que le permitan la inversión en obra pública que requiere el estado y cumplir con las ofertas de campaña.
ÁLVARO COLOM
Extrema la seguridad del presidente de Guatemala, Álvaro Colom, durante su visita a México.
El mandatario centroamericano acudió a la señorial sede senatorial, protegido por una escolta de 40 vehículos que paralizaron el tránsito de Paseo de la Reforma.
Más de 30 camionetas, las más de ellas blindadas y una docena de autos protegieron la integridad del mandatario en su breve visita a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, donde fue recibido por el presidente de la misma, Manlio Fabio Beltrones.
La razón de la extrema seguridad la dio el propio Colom, durante una comida con el presidente Felipe Calderón, ya que explicó que los señores del crimen no lo quieren, porque les ha pegado mucho.
Parte de la seguridad del mandatario centroamericano es proporcionada por el Estado Mayor Presidencial, quien aporta vehículos y personal militar en sus desplazamientos por la ciudad que llaman poderosamente la atención de todos y superan a los de otros jefes de Estado que han visitado México.