Plan centinela
Freddy Sánchez martes 9, Ene 2024Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Lenia Batres llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para incrementar la cuota de “lopezobradoristas de hueso colorado”: sí o no.
“Lo que se ve no se pregunta”, podría decir quien así lo dijo alguna vez.
Alguien muy conocido que no quiso confirmar una idea de creencia colectiva, pero que tampoco la desmintió categóricamente.
Y en el caso de la nueva ministra de la SCJN, lo más probable sería que ella de ningún modo podría aceptar que estará a la entera disposición de lo que se le ordene hacer desde el Palacio Nacional.
Que no es ni será, por lo tanto, una “mascota” de AMLO en la Corte.
Y ante una probable afirmación como esa, en contraparte, sus críticos no dejarán de asegurar lo contrario como de hecho lo hicieron al ver con malos ojos las primeras declaraciones de Lenia Batres en su cargo de ministra al convertirse en crítica de distintas acciones emprendidas por sus ahora colegas en la tarea de administrar justicia.
La cuestión medular en el deber ser de los integrantes del máximo tribunal de justicia en el país, en donde la autonomía, independencia e imparcialidad de los ministros y ministras no puede estar influenciado por intereses políticos.
Un ideal naturalmente que en distintos momentos parece estar lejos de cumplirse a cabalidad, ya que cuando se resuelven asuntos a favor o en contra de lo que se defiende desde el gobierno federal o la oposición partidista queda la sensación de que no se actúa en cada caso con absoluta imparcialidad.
Aquello de que “cada quien habla como le va en la feria”, suele ocurrir habitualmente con el festejo o el repudio de los veredictos de la Suprema Corte de Justicia, según haya sido el sentido de lo resuelto.
De ahí la impresión que algunos comentaristas han hecho pública acerca de que al resolver los ministros parecen dejarse llevar en una u otra medida por lo que se espera de ellos en círculos ajenos a la corte, pero al mismo tiempo posiblemente ligados a las resoluciones judiciales.
El propio presidente López Obrador no tuvo ningún empacho en criticar a ciertos ministros que llegaron a la SCJN en tiempo de la Cuarta Transformación y en distintos momentos sus resoluciones no han coincidido con lo esperado en instancias del poder federal.
O sea, el respaldo a acciones emprendidas por el gobierno de Andrés Manuel que la Suprema Corte optó por anular.
En ese tenor, es de hacer notar que existen posturas externas a la Corte que suelen señalar la aparente existencia de un apoyo casi incondicional de algunos ministros o ministras respecto a los fallos que le interesa conseguir a la 4T o a sus adversarios políticos.
Por ello la creencia de no pocos en el sentido de que la nueva ministra Lenia Batres no será de las que “le queden mal” a Andrés Manuel desentendiéndose de apoyar todo lo que le interese a su gobierno sacar en su favor en cualquier procedimiento legal lo que sería corresponder al presidente el apoyo dado para convertirse en ministra de la Corte.
Algo que posteriormente se verá si llega a ocurrir o no como parte del “plan C”, que según sus críticos tiene como propósito contar con ministros totalmente obsecuentes con el gobierno de Morena.
Y en ese contexto, algunos consideran más que evidente el influjo de AMLO entre ciertos integrantes de la Suprema Corte a los que se ha llegado a catalogar como virtuales operadores de consignas del partido en el poder. Algo así como si fueran parte de un plan centinela.