¡Cierto!, vivimos en el absurdo, pero, ¿tres votos pueden tumbar una elección presidencial?
Roberto Vizcaíno viernes 5, Ene 2024Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Debilitadas en extremo, invadidas por el lopezobradorismo, asediadas y amenazadas desde Palacio todos los días, las instituciones electorales y el contrapoder Judicial, llegan a la gran elección de 2024 bajo el estigma de una posible declaratoria presidencial de anulación.
No lo dice mi paranoia, sino el análisis de expertos que saben detectar eso como Carlos Ugalde, ex presidente del IFE o Diego Valadés, un jurista y constitucionalista por demás sereno.
Para intentarlo, Andrés Manuel López Obrador ha buscado alinear y poner bajo su poder al INE, al Trife y a la Suprema Corte.
El mandatario, que no da brinco sin huarache, o sea con intención, ha sido muy efectivo en su golpeteo y descalificación diaria no sólo lo que se le opone o critica, sino hacia sus opositores políticos con slogans como el de PRIAN, que son retomados por los medios y las redes sociales para estigmatizar a los contrincantes de la 4T o del obradorismo.
Así llegamos a este 2024 año vital para el futuro de México y la democracia.
Y en este arribo coincidimos con el asalto impune, el Golpe de Estado en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, nada más y nada menos que la institución que valida o anula, certifica las elecciones en México desde la de Presidente de la República, hasta la del regidor más humilde en el país.
Como relatábamos ayer, el Trife —conocido coloquialmente así por los mexicanos—, la mayoría oficialista en el Senado (integrada por Morena, PT y Verde), por instrucciones de AMLO se mantiene sin designar a dos magistrados, cuyos cargos quedaron vacantes hace unos meses al cumplir sus periodos formales.
Los magistrados salientes fueron José Luis Vargas e Indalfer Infante.
Desde entonces, el Pleno del Trife opera con cinco magistrados que hasta fines de diciembre tuvo como presidente al magistrado Reyes Rodríguez.
De la nada, aprovechando la atonía social que se crea por las vacaciones y festejos de la Navidad y fin e Inicio de año, los magistrados Felipe de la Mata y Felipe Fuentes junto a Mónica Soto “le retiraron su confianza” al magistrado Reyes Rodríguez y lo obligaron a renunciar a su presidencia para de inmediato designar a Soto.
A Rodríguez sólo lo apoyaba Janine Otalora, quien es el quinto magistrado en el Pleno.
Nada pudieron hacer para impedir el Golpe de Estado, y se considera así por los alcances e importancia que tuvo este evento.
Los 3 magistrados predominantes —De la Mata, Fuentes y Soto— han adquirido notoriedad por su cercanía con el lopezobradorismo.
De ahí, la creciente percepción de que, en una votación presidencial cerrada entre Claudia Sheinbaum, candidata presidencial del oficialismo —formado por Morena, PT y Verde—, y la de la oposición, la hidalguense Xóchitl Gálvez Ruiz representantes del Frente Amplio Va por México, los tres magistrados ya mencionados salieran a declarar la nulidad del proceso.
Y como sus resoluciones firmes no son impugnables, no se pueden modificar ni revertir, pues estarían colocando al país ante una muy grave situación de ingobernabilidad y de violencia.
Una circunstancia para una declaratoria de Estado de Excepción por parte de AMLO que lo llevaría quizá a mantenerse por uno o dos años más en Palacio.
Una circunstancia surgida de tres únicos votos: los de los tres magistrados ya señalados.
Sin importar que hubieran salido a votar el domingo 2 de junio próximo quizá 60 o más millones de mexicanos de los casi 100 inscritos en la Lista Nominal del INE.
¿Podrían esos tres votos de magistrados tumbar esa elección presidencial?
¿Pensarlo, sugerirlo, suponerlo es paranoia? ¿Neta?
Ojalá y la ganadora, ya sea una o la otra, lo logre con una votación incuestionable, sería lo único que nos salvaría de estos escenarios.
Pero…
Y Lenia Batres llega a minar la Suprema Corte
Tal como estaba previsto, la ministra designada por dedo por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la muy cuestionada abogada Lenia Batres finalmente llegó ayer a tomar su sitio en el Pleno de la Suprema Corte.
No vale la pena quemar espacio en su historia. Es simple y llanamente una furibunda lopezobradorista que fue enviada a minar esa institución. No podrá llegar lejos porque todo en la Corte se hace no por decisiones unipersonales o caprichos, sino por mayorías y dentro de normas constitucionales estrictas.
Va a ser la suya una muy dura batalla diaria que va a llamar la atención de los medios hasta que estos se cansen de retomar sus lloriqueos y quejas.
En lo interno, obvio, será colocada en la parte más fría del congelador del desprecio del resto del grupo.
Dicen que origen es destino y su discurso populista-obradorista ya fijó la ruta que va a seguir.
No hay sorpresa, ya muchos sabíamos que así iba a ser.
De hueva, pues.
Nada que ver esta ministra Batres con otras morenistas como la presidenta del Senado, la abogada Ana Lilia Rivera, quien se ha aplicado a cumplir con pulcritud y pluralidad su encargo.
A encabezar batallas y causas socialmente importantes sin que ello implique ceder en ideales políticos.
Por mujeres como la ministra Batres se cuestiona a otras mujeres luchadoras dentro de un movimiento que tiene mucho de fondo y razón. Si no que lo diga la presidenta del Senado.
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