La traición está en su naturaleza
¬ Luis Ángel García viernes 22, Dic 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
No debiera sorprendernos que impresentables políticos migren de un partido a otro; hace tiempo que dejó de ser la ideología el motor del sistema de representación popular, los cargos en la administración pública o parlamentarios no sirven para gobernar o defender ideas, sino para alcanzar el poder y satisfacer intereses personales. Especialmente en el PRI, instituto político que más tiempo ha tenido el control del país. A pesar de la institucionalización que hizo Plutarco Elías Calles, las ambiciones de personajes y grupos han provocado escisiones en el otrora poderoso partido tricolor. Mientras caudillos y militares fueron beneficiarios de la Revolución, todo mundo era de la familia feliz, pero cuando una decisión presidencial no los favorecía y ante la imposibilidad de provocar una asonada o cuartelazo, se recurría a la formación de efímeros partidos para retar al dirigente de los destinos nacionales.
También los civiles fueron rebeldes cuando la maquinaria gubernamental no les reconocía sus méritos. Pero en la mayoría de los casos hubo disciplina y fueron expulsados del paraíso político los aferrados. Tal vez el peor momento de traidores al PRI fue cuando formaron la Corriente Democrática en los setenta, viejos políticos desplazados por la reforma política de Jesús Reyes Heroles que reclamaban sus espacios ocupados por la oposición legalizada. Esos enojados priistas -traidores a los principios de su partido, a pesar de haberse enriquecido en los cargos que ocuparon a su cobijo-, incubaron lo que hoy es Morena.
No siempre el nacionalismo revolucionario iba a favorecer a sus cachorros, quienes por sexenios fueron tocados por el dedo presidencial para ocupar cargos en la administración pública o de elección popular, como ministros de la Corte, embajadores o gobernadores, posiciones en las que se enriquecieron y dieron fama al PRI de agencia de colocaciones y fuente de corrupción. Al acabar su vida útil, esos políticos salieron de su zona de confort y se agruparon con una izquierda institucionalizada para formar el PRD, con el cual, gracias a la representación proporcional, siguieron mamando del presupuesto, incluso engañaron a los electores y comenzaron a ganar gubernaturas. Pero su ambición personal los hizo pensar, no en un programa de gobierno para el desarrollo nacional, sino en asaltar la Presidencia y mantenerse en ella como lo hizo el PRI y lo pretendió el PAN. Encontraron en AMLO ese liderazgo mesiánico que incluso desapareció a los antiguos traidores como Rodolfo González Guevara, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo.
Pareciera que está en el ADN de los priistas la traición y la ambición política; Cientos de ellos, sin posibilidades de hueso, abandonaron su cuna para irse con el mejor postor. Pero ¿qué calidad política o moral tienen ahora esos detractores? Son gente que se enriqueció al amparo de sus puestos, son personajes sin principios ni valores que han visto en el gobierno la posibilidad de hacer dinero sin mucho esfuerzo. ¿Aportan capital político a la estrategia de la 4T? es de dudarse. Un ejemplo es el otrora peñista Eruviel Ávila, quien como gobernador no pudo retener su municipio, Ecatepec, y que en 2018 dudaba de la capacidad de Sheinbaum. O el ex mandatario oaxaqueño, cuestionado por actos de corrupción que negoció la entrega de su estado a cambio de impunidad. Qué decir del ex alcalde de Cuajimalpa, quien cuando no fue favorecido con la candidatura a la CDMX cambió a la 4T. Difícil creer que esos cartuchos quemados aportarán trabajo político o votos a los morenistas, como tampoco es creíble que los reciban con los brazos abiertos -sólo para la foto-, o tengan garantizada una posición. Son advenedizos a los que sóolo les arrojarán migajas, pero aceptarán lo que sea antes que desempleados. En Morena y en Palacio Nacional saben, porque lo han experimentado y protagonizado, que quien traiciona una vez, traiciona siempre. Como en la fábula de la rana y el escorpión, está en su naturaleza.