Economía, seguridad y cultura
¬ Luis Ángel García viernes 8, Dic 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Más allá del clima de efervescencia política que se vive por el proceso sucesorio del 2024 y que el Presidente utiliza como distractor a los problemas nacionales e incidir en la polarización social, hubo tres termas que en realidad debieran preocupar a los mexicanos: la economía, la seguridad y el desdén de la 4T por la cultura como medio de expresión plural y formación de las nuevas generaciones.
En la economía y a pesar de los pronósticos de mejoramiento del PIB -que son reconocidos por el gobierno cuando le favorecen-, el promedio de crecimiento sexenal será de menos del uno por ciento. El sector emprendedor mejora productividad y genera más riqueza, además de incrementar los ingresos tributarios y dar ocupación casi a niveles prepandémicos. Pero una nula política económica y la obsesión por administrar la pobreza a través del uso clientelar de los programas asistencialistas retrasan el progreso nacional y la verdadera distribución equitativa del ingreso.
El proyecto político de la 4T frustró el desarrollo nacional, de tal suerte que hoy casi el 60 por ciento de la economía está sustentada en el comercio informal, el cual no paga impuestos, no da prestaciones a los trabajadores y contrata personal a la mitad del salario de ley, lo cual genera más pobres en el país. Peor aún, aunque se ha recuperado el empleo formal, las nuevas plazas son de salarios bajos, por lo que la pobreza laboral se mantiene muy alta, la cual es del 37 por ciento, esto es 48 millones de familias, las que, aunque tienen trabajo, no pueden adquirir dos canastas básicas al mes. De esto no hablan en Palacio Nacional. Además de las ocurrencias presidenciales que sólo desvían el dinero público a obras innecesarias como el rescate de Pemex, la etérea compañía de aviación, los trenes de pasajeros, la bodega para una farmacia sin infraestructura ni medicamentos, los faraónicos “elefantes blancos” de esta administración, así como los multimillonarios pagos que se tienen que hacer por juicios perdidos en controversias internacionales. Viven de ilusiones como creer que las remesas son éxitos de una buena conducción económica o la pasajera fortaleza del peso, la cual afecta el ingreso real de las familias que reciben divisas de los paisanos o del sector exportador. Nada que festejar.
Por otra parte, la manipulación de los datos estadísticos sobre inseguridad, también distorsionan una lacerante realidad. Hay una fallida o inexistente estrategia de seguridad pública y aunque cada mes se esfuerza el gobierno por hacer creer que la incidencia delictiva va a la baja, nada más alejado de la verdad. No se puede rebatir que este es el sexenio más sangriento con más de 170 mil asesinatos en cinco años, que el crimen organizado incrementa su violencia y amenaza la gobernabilidad; se mantiene la impunidad en niveles del 98 por ciento, esto es solo se castigan dos delitos de cada 100 cometidos. Un estudio de Observatorio Nacional Ciudadano acusa que el desmantelamiento de las instituciones de seguridad y justicia ha provocado un grave rezago en los últimos cinco años, provocado por la reducción del 22.5 por ciento del gasto público en este sexenio.
El organismo civil precisa que se requiere de un presupuesto de 225 mil millones de pesos para evitar más deterioro y erosión de las capacidades institucionales en seguridad y justicia, las que han perdido el control territorial ante los criminales. La inseguridad avanza.
Dicen en las esferas oficiales que “gracias a la política para combatir la pobreza se ha reducido la criminalidad”, nada más erróneo y no hay profesionalización para el empleo con un sistema educativo acientífico y acrítico que elimina la excelencia académica y fomenta la mediocridad con aseveraciones como “leer por goce es un acto capitalista” o el argumento falaz de que “la FIL es una reunión de conservadores”. Me quedo con la sentencia de Guadalupe Loaeza, a la que le hubiera gustado dedicar su libro al mandatario, de haber asistido a la FIL, “Para el Presidente más ignorante de la historia moderna de México”.