La nueva escuela
Alberto Vieyra G. jueves 7, Dic 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Muy mal parada ha quedado la nación azteca, pues entre las 81 naciones evaluadas por la OCDE en el mundo, México ocupa el lugar número 51, lo cual nos exhibe como una nación de reprobados y con orejas de burro. México vive un auténtico desastre educativo.
Ese desastre educativo lo vemos en los papelazos que protagonizan los Presidentes de la República y que se exhiben ante propios y extraños como gobernantes incultos, con una absoluta carencia de alfabetización e incultos hasta la pared de enfrente. Los maestros no cantan mal las rancheras, ni escapan de ese desastre educativo. Peña Nieto realizó una reforma educativa que fue férreamente combatida por el magisterio nacional, toda vez que exigía que los profesores tuvieran una evaluación cada 6 meses para no quedarse empiojados en el pasado.
Esa reforma educativa sería mandada al basurero por el actual Presidente, quien había hecho un pacto con sus aliados de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y con cuya reforma los maestros se lavaban las manos para la evaluación cada medio año. Sí, AMLO les hizo ese gracioso regalo a sus aliados de la CNTE y por eso seguiremos para el futuro como estamos fritos y refritos.
En la escuela de hoy, con un futuro sombrío, las nuevas generaciones de mexicanos estarán condenadas a vivir en la ignorancia, la miseria por falta de una educación que los equipare con los pueblos cultos de la tierra, a los que prácticamente nadie los puede engañar con mentiras populistas.
Hace poco tiempo le envíe un documento a un grupo de maestros de Nayarit y oh, sorpresa que me llevé, pues la maestra que me contestó el correo electrónico me decía: “No me a llegado”. Sí, así sin H. Y no hace mucho, en una universidad tabasqueña les preguntaba a los muchachos qué libros habían leído, además de los que llevaban en sus asignaturas en la universidad. Ninguno había leído nada extraordinario. Pero muy recientemente, platicando con un ingeniero agrónomo, le preguntaba qué cuántos libros había leído desde hace 14 años que terminó la carrera. Ninguno, me respondió.
Fíjese usted que allá por 1978, conocí en la Ciudad de México a uno de los periodistas más cultos de México, Samuel Morales Ferrón, el inolvidable Severo Mirón, quien no estudió ninguna carrera y es reconocido en el mundo como un genio de la lectura, pues a través de programa radiofónico y televisivo Platícame un Libro, resumió en muy pocas hojas 10 mil 210 títulos, entre ellos dos de los libros de este átomo de la comunicación, que hizo la carrera de actor, pero finalmente abrazó el periodismo.
Cuando conocí a Severo Mirón me dije “si él ha podido leer tantos libros, sin haber ido a la escuela porque yo no” y en esas estoy y probablemente llegue pronto a los 6 mil libros leídos.
Pero, de acuerdo con el estudio anual de la OCDE, los estudiantes en México van como el cangrejo y con orejas de burro, toda vez que dos de cada tres estudiantes no lograron realizar operaciones matemáticas simples, mientras que uno de cada dos no comprendió una lectura y en ciencias uno de cada dos se ubicó en el nivel más bajo de competencia. El estudio actual difiere muy poco de las evaluaciones de los últimos 10 años y el porcentaje de adolescentes que se quedaron en el nivel más bajo de competencia aumentó de 55 a 66 por ciento en matemáticas, de 40 a 47 por ciento en lectura y de 47 a 51 por ciento en ciencias.
Para colmo, el mundo vivió una pesadilla con la pandemia y ese alejamiento de la escuela profundizó en el retroceso educativo, pero además le agregamos que también se atravesó el sexenio de AMLO con unos libros adoctrinados con ideología comunista, con ausencia de matemáticas, una embarradita de historia, carente de ciencia y con ausencia total de civismo.
A los compatriotas, que en el estudio de la OCDE demostraron ser unas chuchas cuereras, mis respetos, me pongo el pie y me quitó el sombrero, pero por desgracia son muy pocos.
La catástrofe educativa azteca es extraordinariamente preocupante para el futuro de la nación porque condena a los mexicanos a ser una nación aldeana y en la que difícilmente se pueda distinguir en una clase política los discursos serios y las prédicas demagógicas. Mi opinión respetuosa es: Si en la nueva escuela no nos dan un sistema de aprendizaje que sirva, lo mejor será leer y releer cuando menos un libro por semana.