Como Zaldívar es amigo de la 4T puede conservar su millonaria pensión
Miguel Ángel Rivera lunes 4, Dic 2023Clase Política
Miguel Ángel Rivera
El artículo 101 de la Constitución establece con toda precisión:
“Los Ministros de la Suprema Corte de Justicia, los Magistrados de Circuito, los Jueces de Distrito, los respectivos secretarios, y los Consejeros de la Judicatura Federal, así como los Magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral, no podrán, en ningún caso, aceptar ni desempeñar empleo o encargo de la Federación, de las entidades federativas o de particulares, salvo los cargos no remunerados en asociaciones científicas, docentes, literarias o de beneficencia.
“Las personas que hayan ocupado el cargo de Ministro de la Suprema Corte de Justicia, Magistrado de Circuito, Juez de Distrito o Consejero de la Judicatura Federal, así como Magistrado de la Sala Superior del Tribunal Electoral, no podrán, dentro de los dos años siguientes a la fecha de su retiro, actuar como patronos, abogados o representantes en cualquier proceso ante los órganos del Poder Judicial de la Federación.
“Durante dicho plazo, las personas que se hayan desempeñado como Ministros, salvo que lo hubieran hecho con el carácter de provisional o interino, no podrán ocupar los cargos señalados en la fracción VI del artículo 95 de esta Constitución.
“Los impedimentos de este artículo serán aplicables a los funcionarios judiciales que gocen de licencia.
“La infracción a lo previsto en los párrafos anteriores, será sancionada con la pérdida del respectivo cargo dentro del Poder Judicial de la Federación, así como de las prestaciones y beneficios que en lo sucesivo correspondan por el mismo, independientemente de las demás sanciones que las leyes prevean”.
Como se aprecia, no se necesita formación como abogado, ni mucho menos tener especialidad en Derecho Constitucional para entender lo que dispone el mandato de la llamada Carta Magna. Apenas se requiere saber leer y entender lo que se lee.
Por eso llama la atención que un exministro que, además, fue presidente de la Suprema Corte de Justicia, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea haya aceptado tener un cargo político apenas unos días después de haber conseguido que el Senado aprobara su licencia para dejar su sitial en el máximo tribunal del país, que tiene su sede en la esquina del Zócalo capitalino que está entre los palacios Nacional y del Ayuntamiento. Donde despacha el jefe de Gobierno de la Capital.
De hecho, según los puristas en materia de Derecho Constitucional, la misma licencia del ex ministro está en duda y, tal vez, no debió ser concedida, pues la referida Constitución establece que para separarse de ese honroso cargo se debe tener una justificación por “causa grave”, lo cual no acreditó debidamente.
Desde ese momento, Zaldívar Lelo de Larrea estaba fuera de lo que se pueden considerar los límites de respeto y cumplimiento de la Constitución, pues anunció que se incorporaba el proyecto político de la candidata presidencial de Morena y sus rémoras. Para más grave, los observadores minuciosos hicieron notar que el anuncio del ex presidente de la Suprema Corte se acompañó con una foto donde aparece al lado de la morenista Claudia Sheinbaum que vestía la misma ropa que usó un día antes en eventos de su campaña. Es decir, Zaldívar ya se había comprometido con un proyecto político cuanto todavía era ministro del tribunal constitucional.
Por cierto, cabe mencionar que al pedir licencia para apartarse de su sitial, el referido Zaldívar no renunció a sus prebendas como ministro que, al decir de su amigo y líder, el presidente Andrés Manuel López Obrador, han hecho de los altos funcionarios del Poder Judicial Federal unos privilegiados que perciben salarios superiores a los del Presidente de la República, que el mismo jefe del Ejecutivo se encargó de poner como límite para funcionarios públicos con una iniciativa que se apresuraron en aprobar sus incondicionales del Congreso de la Unión.
De cualquier forma, los beneficios económicos de Lelo de Larrea dependen ahora de la voluntad de sus ex compañeros de la Suprema Corte, a quienes corresponde aplicar lo señalado anteriormente en el sentido de que al aceptar un cargo fuera del terreno judicial pierde las prestaciones y beneficios que le correspondían como ministro.
Como también apunté, resulta, por lo menos, sorprendente que un ministro no tenga en cuenta aspectos básicos para el desempeño de cargos en el Poder Judicial Federal, pero también se debe recordar que el ex ministro Zaldívar ya estuvo involucrado en presuntas violaciones a la Carta Magna.
Las reformas no son para los que las aprueban
De acuerdo con versiones de su ahora evidente líder y guía, el presidente López Obrador, el ex presidente de la Suprema Corte de Justicia fue el autor de una reforma legislativa con la que supuestamente se iban a terminar los que el inquilino de Palacio Nacional califica de irregularidades y corrupción dentro del Poder Judicial.
En gran parte, los cambios promovidos por Zaldívar avanzaron en el Congreso de la Unión, en particular el nepotismo y el intercambio de “favores” entre funcionarios. Pero, dentro del paquete de modificaciones estaba incluido un “paquete envenenado”, consistente en aumentar dos años la presidencia de la Suprema Corte, que en ese momento detentaba el ministro “amigo”.
Ese cambio implicaba una doble violación a los principios del Derecho, pues la Carta Magna establece con claridad que el cargo de presidente del máximo tribunal es de cuatro años, improrrogables, y, segundo, una reforma no se puede aplicar para quienes la aplican, sino que entrará en vigor para el siguiente periodo.
Es de suponer que un ministro de la Suprema Corte está consciente de estas particularidades, pero el hecho es que Zaldívar guardó silencio durante largo tiempo, hasta que el tema de la ampliación del mandato llegó al pleno, donde la mayoría —a la que se sumó a regañadientes el beneficiado— se negó a validar ese cambio.
Por si los antecedentes no fueran suficientes, también se debe tener en cuenta que a futuro uno de los proyectos centrales del presidente López Obrador y de su candidata designada, Claudia Sheinbaum, consiste en lo que popularmente se conoce como “plan C” y que no es otro que en una nueva reforma al Poder Judicial, cuyo punto central sería la elección por voto popular de los integrantes del Poder Judicial, particularmente los ministros del máximo tribunal, con la consiguiente desaparición del actual elenco al que López Obrador clasificar entre sus enemigos, además de tacharlos de corruptos y de estar al servicio de conservadores y neoliberales.
Si Zaldívar no es el amanuense encargado de redactar la iniciativa con la reforma, por lo menos no se opone a la misma, pues no de otra forma se explica su decisión de incorporarse al equipo de campaña de la candidata de la llamada cuarta transformación, la ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México, quien ha manifestado expresamente que, en caso de que su jefe el inquilino de Palacio Nacional no logre concretar los cambios, ella los impulsará en caso de ganar la Presidencia.
Por eso es tan importante la lucha por los cargos en el Senado y la Cámara de Diputados, pues si Morena y sus satélites logran la mayoría calificada podrán realizar todos los cambios que desean para dejar todo el poder concentrado en una sola persona.
La incorporación de Zaldívar a la llamada Cuarta Transformación la confirmó Sheinbaum al presentar la relación de los integrantes de lo que se denomina como Diálogos por la Transformación, organización que se encargará de la coordinación y elaboración de su programa de gobierno.
El equipo lo encabeza el ex rector y ex secretario de Salud (con el priista Ernesto Zedillo) Juan Ramón de la Fuente, a quien acompañan el multimencionado Arturo Zaldívar; el ex gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral; la ex secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero; el ex secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México, Omar García Harfuch; el historiador, Lorenzo Meyer y la legisladora, Susana Harp.
Además, aparecen el ex secretario de Hacienda (segundo de López Obrador) Gerardo Esquivel, Altagracia Gómez, David Kershenovich, Jorge Islas, Irma Pineda, Rosaura Ruiz y Violeta Vázquez.
Allí, Sheibaum reafirmó que partirán del proyecto iniciado por Morena. “la idea es que todos los que participaron en este plan, participen en este programa”, añadió la candidata morena.