Desaparición de poderes
Alberto Vieyra G. lunes 4, Dic 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
La monstruosa ingobernabilidad que impera en Nuevo León, producto de las insaciables ansias de poder del bebesaurio Samuel García es de locos y esa locura es por obtener la silla presidencial y por hacerle como esquirol el trabajo sucio al presidente Andrés Manuel López Obrador. Ese escenario de crisis política e ingobernabilidad encaja como anillo al dedo para que el Senado de la República, de acuerdo con el artículo 76 constitucional en su V párrafo, proceda a la declaración de la desaparición de poderes en esa entidad norteña del país.
Samuel García, ese que habla con un repugnante acento de chavo fresa, metió a Nuevo León en una peligrosa telaraña jurídica e ingobernabilidad, no obstante que presume de ser “hombre de leyes” y todo a razón de su autoritarismo que lo pinta como un dictador y no como un politicastro sensato y respetuoso de las leyes.
La desaparición de poderes en las entidades federativas en México nos viene de aquella idea de don Sebastián Lerdo de Tejada en 1875, tentado por las desmedidas ansias de controlar de manera centralista a las entidades federativas en las que los gobernadores les salían respondones para proceder a poner mandatarios afines que respondieran a sus intereses.
La última ocasión en que el Senado llevó a cabo la desaparición de poderes ocurrió durante el sexenio de Luis Echeverría en el Estado de Hidalgo en 1975. Por demás vergonzosa es la forma en que el bebesaurio Samuel García ha hecho de la gubernatura de Nuevo León, a la que solicitó licencia a partir del sábado 2 de diciembre y desde entonces, se ha querido pasar por los bolsillos al Congreso estatal dominado por priistas y panistas y que de acuerdo con la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es el Congreso del estado el único facultado para nombrar al gobernador interino, lo cual fue secundado por el Tribunal Federal Electoral y, en consecuencia, el Poder Legislativo de Nuevo León designó en medio de un auténtico zafarrancho de golpeadores enviados por Samuel García a Luis Enrique Orozco, pero el ya interino secretario de gobierno Javier Navarro y el propio Samuel García han advertido que no lo dejarán que se siente en la silla de gobernador.
Al bebecito Samuel se le hizo bolas el engrudo y todo por hacerle el trabajo sucio a AMLO para fragmentar o captar el voto de la llamada clase media, a la que AMLO ha injuriado por aspiracionista a tiro por viaje. Pero además, el bebesaurio trata de evitar a toda costa que el propio Congreso estatal y la Fiscalía de Nuevo León lo investiguen por actos de corrupción entre ellos el haber recibido un Tesla totalmente eléctrico con valor de más de 2 millones de pesos y otro para su esposa, al parecer regalitos de la empresa Tesla que ya se instala en Nuevo León, Estado que sigue sin agua y con una galopante y desenfrenada criminalidad con escenarios sádicamente macabros.
Si le abrieran una investigación a Samuel García, seguramente que quedaría impedido para continuar haciéndole el trabajo sucio a López Obrador y en caso de que la oposición le habrá juicio en el Senado, el angelito apapachado todos los días por el Presidente de la República se quedaría como el perro de las dos tortas, pero en caso de salir airoso, la reflexión sería para los jóvenes electores mexicanos para que no voten por un bebé que odia el Estado de Derecho y que pinta como un dictador. Claro que Samuelito no llegará a la Presidencia de la República, a menos que se le pase la mano a AMLO y quiera sacrificar políticamente a su “corcholata” que va y viene de Palacio Nacional para recibir la línea del que quita y pone en México.