Las ocurrencias presidenciales
¬ Luis Ángel García lunes 27, Nov 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Si al presidente Enrique Peña Nieto se le tildó de inculto e ignorante, el inquilino de Palacio Nacional le dice “quítate que ahí te voy”. Desde que era candidato, simplificaba la explotación petrolera con un “no tiene mayor ciencia, sólo se necesita hacer un hoyo en la tierra y sale el petróleo” o prometer que por decreto presidencial iba a bajar la gasolina a diez pesos y hoy cuesta 150 por ciento más.
Mueve a la risa cuando sentencia que México existía desde hace 10 mil años, mucho antes que los dinosaurios o que la fundación de Tenochtitlán fue en 1521 para hacerla coincidir con otras efemérides como la consumación de la Independencia en 1821. Parte de la narrativa oficial para condenar a los conservadores y exaltar un absurdo chauvinismo es el de exigir al gobierno ibérico disculpas por la Conquista Española hace más de quinientos años o al Vaticano por la evangelización en un país que cinco centurias después es eminentemente católico, además de persistir en recuperar el Penacho de Moctezuma o los Códices que hay en la biblioteca de la Santa Sede. Esos arrebatos patrioteros y falso nacionalismo sólo pretenden imponer una pobre visión histórica de los vencidos, mantener una versión maniquea de lo pasado y manejar la polarización como base ideológica de un proyecto político populista. Su títere, la candidata presidencial de la 4T, emuló su erróneo nacionalismo, con triviales medidas como cambiarle la nomenclatura a la calle de Puente de Alvarado por México-Tenochtitlán o rebautizar el muy reconocido “Árbol de la Noche Triste” por el pírrico nombre de “Árbol de la Noche Victoriosa” o renombrar la estación del Metro Zócalo por el de Zócalo-Tenochtitlán. Creen que con esas medidas cosméticas se exalta nuestro origen indígena y pretenden negar nuestro mestizaje y sincretismo cultural. Curiosamente, la mayoría de los políticos de la 4T tienen ascendencia no propiamente prehispánica.
Pero cuando parece que ya se agotaron los desatinos, siempre nos sorprenden. En una nueva “clase” de historia, el mandatario sentenció que el siglo XIX y principios del XX estuvo gobernado por dos dictadores: Antonio López de Santa Anna y Porfirio Díaz. Dijo que el veracruzano fue Presidente once veces, lo cual es cierto, pero obvio no lo sabe, que como estaba en guerra permanente contra separatistas y enemigos golpistas, dejaba la silla presidencial para combatir a los insurrectos, por lo que en realidad sólo gobernó seis años, contra los 14 que duró su admirado Benito Juárez, a quien lo sorprendió la muerte, si no hubiera emulado a su paisano, el general Díaz. Por cierto, otro lapsus del Presidente fue el llevar la presidencia del oaxaqueño hasta ¡2011!
Su ignorancia supina y ambición megalómana lo han hecho cerrar los ojos ante la tragedia de los acapulqueños, a quienes los gobiernos morenistas municipal, estatal y federal han negado la ayuda que deben como mandatarios y minimizado una de las peores catástrofes naturales que hayan azotado a los municipios guerrerenses. En parte se negó el auxilio porque la desaparición de los recursos del Fonden para subsidiar los programas asistenciales exhibe la errónea política social del régimen.
A tal grado llega la estulticia de la 4T que, como sucedió con la inundación en Villahermosa para salvar el elefante blanco de Dos Bocas, el gobierno ofrece un puñado de pesos a los damnificados para que reconstruyan sus hogares y comercios bajo el esquema de autoconstrucción, “al fin que no tiene mayor ciencia”.
Las ocurrencias presidenciales reflejan no sólo la incultura del inquilino de Palacio Nacional, sino la tozudez con que ordena a sus esbirros cumplir con sus despropósitos como imponer un sistema educativo acientífico y acrítico.