Un Presidente imperial
Alberto Vieyra G. viernes 24, Nov 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Quién o quiénes dijeron que México tenía un Presidente de la República humilde, que era la viva encarnación de Jesucristo, del pueblo y la República?
Bueno, quien lo haya dicho fue solamente para arrastrarse como los reptiles porque en realidad, el presidente AMLO, que durante 3 campañas electorales y al principio de su mandato se daba populistas baños de pueblo, no es nada de eso que dicen y no es el político que presume de ser el segundo gobernante más popular del mundo y lo dice todo Acapulco a donde en un mes ha ido cinco veces, pero solamente a demostrar que él encabeza una Presidencia de la República imperial, incapaz de hacer lo que hacía el general Lázaro Cárdenas del Río de irse a sentarse a echar taco con los campesinos a la orilla de las milpas.
AMLO no ha tenido el valor de ni siquiera irse a tomar la foto con los damnificados en los cerros de Acapulco que lo perdieron todo y para los que no contempló en el Presupuesto Federal del 2024 ni un sólo peso para paliar su desdicha de haberlo perdido todo. AMLO sabe que el poder desgasta y que lo que presume de esa supuesta popularidad es solamente una retórica populista que le han dado las encuestas pagadas por la presidencia de la república que lo ubican en un 55% de preferencias ante los mexicanos y hasta se presume que con ese 55%, Morena refrendará la Presidencia de la República. Nada más absurdo y mentiroso porque el 45% que AMLO arrastra en sus encuestas pagadas es gente que jamás votaría por su partido, pero además están los casi 15 millones de electores que votarán el primer domingo de junio y entre ellos están los compatriotas de la clase media, a los que ha ultrajado en su dignidad llamándoles “conservadores fifís”, ni tampoco votarían por él o por su partido quienes saben que en el régimen de la 4T se han tomado las decisiones políticas más antipopulares en la historia del presidencialismo azteca.
En la mañanera del 13 de este mes de noviembre, AMLO explicó el porqué no se ha reunido para abrazar y saludar a quienes sufrieron la desgracia por las devastadoras fuerzas de la naturaleza a razón del huracán “Otis”, dijo: “Me van a mandar 10, 20 provocadores con la televisión. Si no he ido es por eso. Entonces, no puedo exponerme. Tengo que cuidar la investidura presidencial. No soy Andrés Manuel, soy el Presidente, y no puedo permitir que nadie me ningunee. O sea, prestarme, caer en una provocación, que eso es lo que quieren”.
¿Pues no que a él lo cuidaría “el pueblo bueno y sabio” y que no sería arropado por el Ejército, como ha ocurrido en las cinco ocasiones en que ha ido a reunirse solamente con los hoteleros y potentados que hacen la economía de Acapulco, que representan el 75% de la economía del estado de Guerrero?
La cuestión es que el electorado mexicano jamás volverá a votar en próximas elecciones por el factor AMLO y como él es un nostálgico del poder, que quiere seguir siendo el poder tras el trono, pues entonces está dado a la tarea de protagonizar una elección de Estado para favorecer a su partido y a su “corcholata” Claudia Sheinbaum, a través de su principal instrumento propagandístico de las mañaneras en las que puede injuriar, mentir, puede decirles a los colombianos y a los mexicanos cómo es votar bien y cómo es votar mal o a los argentinos que se “anotaron un autogol” porque él está en favor de que voten por una izquierda que persigue como único fin convertir a los pueblos en parias, como ocurre en Cuba y Venezuela.
AMLO sabe que es muy peligroso para él andar en medio del “pueblo bueno y sabio” y suele ser extremadamente cuidadoso de la investidura presidencial, que según él merece respeto,pero recuérdese que las instituciones y los gobernantes que no se ganan el respeto ciudadano con acciones de gobierno humanistas, la gente suele cobrar en las urnas y muy caro esas afrentas de actuar como los gobiernos imperialistas.