Badiraguato antes que la tragedia
Armando Ríos Ruiz lunes 20, Nov 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Entre mis paisanos guerrerenses debe ser mucho más fuerte la ignorancia que la cordura, sin que para lo último sea necesario ser letrado. O la claridad de razonamiento para percibir la clase de Presidente a la que rinde pleitesía y se entrega de veras, de manera inconsciente y penosa.
Durante la última candidatura, uno de los estados en donde más votos cosechó el actual mandatario fue Guerrero. La ciudadanía se volcó jubilosa en las urnas, porque deseaba con vehemencia que el tabasqueño se hiciera con la investidura presidencial y celebró optimista el triunfo.
Me llegaron recuerdos de los días de nacimiento del PRD. Los jóvenes gritaban ebrios en las calles, vivas al partido naciente, proclives siempre a abrazar a esa clase de organismos dizque de izquierda. Seguramente porque el tricolor sólo se refería a la entidad en sus discursos. No para aludir y resolver sus problemas, sino sólo para recordar a sus héroes en las tres revoluciones.
Entonces se vieron actitudes políticas diferentes a las acostumbradas, que daban el triunfo por mera tradición al PRI. Cambió la mentalidad en las zonas urbanas pobladas por gente muy humilde y en la sierra Madre, acechada también por la pobreza extrema, en aras de experimentar un cambio que los redimiera del olvido ancestral y que les matara el hambre irreconciliable con sus vidas.
En su campaña, el actual mandatario los hizo creer que era el hombre ideal. Una especie de cristo redentor, cuyos milagros se multiplicarían para bien de esa sociedad, como los peces en la narración de los evangelios. Las dádivas bimensuales surtieron su efecto y hoy temen perderlas. Por esta razón viven y mueren. El dinero en sus manos sirve a los viejos para medicinas y a los jóvenes, para dejarlo en las cantinas.
Pero ante la realidad, esa que ofrecen los desastres naturales para los cuales ya no existen mecanismos de ayuda, el Presidente acaba de exhibir su verdadero rostro. Ese del que hablamos en estas entregas casi todos los días. Un rostro que deja ver la mezquindad de corazón. Con esos ojos que son para Platón las ventanas del alma, que reflejan una muy negra y miserable.
En Badiraguato, en la sierra de Sinaloa, emblema del narcotráfico en México y en el mundo, hoy preocupación del mandatario, a donde viaja con mucha frecuencia y en donde inaugura carreteras que servirán para el trasiego de drogas, le acaban de preguntar por qué no fue a Acapulco y contestó que porque tiene que cuidar la investidura presidencial. Por cierto, hoy muy sucia y desgastada.
Pero entonces tendría que cuidarla de su propio descuido. Porque hoy, como nunca, sufre un deterioro histórico. Además, no son pocos los países del mundo en donde se habla del presidente más mentiroso e incongruente que haya arribado a la Primera Magistratura mexicana. Las redes sociales han exhibido la burla de que es objeto en otras latitudes.
Por lo pronto, los acapulqueños han protestado enérgicamente por la falta de atención del ayer adorable Presidente. Lo menos que hacen es mentar madres en su contra, porque conocieron la realidad de sentimientos que sólo expresa a cambio de votos. En la realidad, advirtieron que se trata de un farsante que prefiere mentir ante una tragedia de dimensiones difíciles de medir, que actuar a la altura de un estadista que realmente vela por el bienestar de sus gobernados.
Se fue a Badiraguato y desdeñó Acapulco envuelto en su desventura. Es más importante inaugurar una carretera y gozar del abrazo de sus verdaderos amigos, porque así cuida su investidura presidencial que todos los días mancha con la obsesión de dividir a los mexicanos y con decenas de actitudes grotescas del pendenciero indecente y siempre malhumorado. ¿O fue a rendir cuentas?
Dejó en claro que “Primero los pobres” es sólo una frase para la cosecha de votos que le rindió frutos. La visita a la sierra sinaloense desnuda el verdadero sentimiento. Desgraciadamente no puede revelarlo en campaña. Pero sería algo así como “Primero mis aliados”. Ya volveremos a verlos en campaña.