El asedio a la Corte
¬ Luis Ángel García miércoles 15, Nov 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El gobierno de la 4T no ceja en su despropósito de acabar con las instituciones, de derruir a la República y sentar las bases de un régimen totalitario. El inquilino de Palacio Nacional llegó a asumir un presidencialismo absoluto, casi monárquico, donde él se asume como todo el Poder Ejecutivo, el poder en un sólo hombre, con un gabinete mediocre que acepta estar de acuerdo en todas las decisiones del mandatario y nunca contradecirlo, aunque sea evidente la sinrazón de lo ordenado.
Después siguió con el Poder Legislativo, donde se olvidó el debate parlamentario para convertir el Congreso en un circo y oficialía de partes de las iniciativas presidenciales, donde se aprueban todas las reformas o presupuestos sin quitarles ni una coma. Han sido los congresistas oficiosos cortesanos e instrumentos de destrucción de los organismos autónomos, ya sea con espurios nombramientos de los titulares, con irracionales recortes financieros que hacen inoperantes a las entes independientes o con la omisión deliberada de los nombramientos de los integrantes de instituciones constitucionales.
Pero no ha escapado el Poder Judicial de la sevicia de los representantes populares, quienes como fieles San bernardos reproducen los ataques y descalificaciones de su amo, incluso se ponen talentosos y creativos para sugerir la desaparición de los fideicomisos y fondos de los trabajadores de la Suprema Corte y, saludando con sombrero ajeno, lo querían destinar a becas para “ninis” o en la reconstrucción de Acapulco. Al zalamero diputado Mier no le alcanzó su genuflexión para llegar a la gubernatura de Puebla, pero su berrinche fue rápidamente satisfecho con la promesa de una senaduría. Sin ética los legisladores de la 4T, a quienes no les interesa resolver los problemas de la gente ni hacer leyes, su función principal. Ellos van por el ejercicio del poder para beneficio propio, por eso al diablo las instituciones y la ética política.
Este miércoles enviará la titular de Gobernación una terna para sustituir la vacante que dejó el impresentable ministro Arturo Zaldívar, otro abyecto personaje que solapó el abuso de poder del Presidente y que aún sin ser aceptada su dimisión, confiesa que ya trabaja con la “corcholata” presidencial, en una evidente muestra de que nunca fue imparcial como juzgador y que era un subordinado del Ejecutivo.
Seguramente el Senado aprobará la designación que ya hizo el propio mandatario y los legisladores se prestarán a la simulación para ungir a la nueva ministra, aunque no reúna los requisitos que debe tener una togada. Total, se solapa hasta a una ministra pirata. Pero lo grave no sólo es la sumisión de los supuestos representantes populares que están, no al servicio de sus votantes, sino del mandatario, quien no respeta la división de poder. Lo realmente preocupante es el cinismo del tabasqueño que en sus mañaneras reconoce que ha propuesto a cuatro integrantes de la Corte para que le sirvan a él, no para defender la Constitución; peor aún, reclama que dos le fueron desleales. Así que su propuesta no será la de una jurista de altas miras y sólida formación en el Derecho, sino una empleada que pueda ser el fiel de la balanza para que los fallos sean en función de los intereses del inquilino de Palacio Nacional. Ni siquiera tiene que esperarse a lograr una reforma al Poder Judicial para correr a los impartidores de justicia, con sus cinco ministros y la presión a otro de ellos tendrá la mayoría.
La Suprema Corte es el último baluarte de la democracia y hasta ahora ha demostrado su autonomía e independencia como contrapeso del excesivo presidencialismo. No permitamos, con nuestro voto, la caída de ese bastión de la República.