Marcelo y su frustración
Armando Ríos Ruiz miércoles 15, Nov 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Los sueños presidenciales de Marcelo Ebrard llegaron a su extinción este lunes, en medio de expectativas anunciadas desde antes, que mantuvieron siempre la esperanza de quienes creyeron en él. Ahora se conoce que llegó a un acuerdo con el Presidente y con la candidata de Morena, de respeto a ciertas exigencias suyas que habrán de consolidarse una vez que su partido gane las elecciones en 2024, si es lo que sucede.
Sus rabietas desde la elección interna. Sus denuncias por la violación a la veda electoral. Sus señalamientos de todas las trampas que realizó su contrincante Claudia Sheinbaum, quedaron sólo en una exhibición de su inconformidad que no condujo a nada.
Inclusive presentó una denuncia ante la Sala Superior del Tribunal Electoral, en contra de la Comisión de Honor y Justicia de Morena, en la que buscaba que dicho organismo ordenara al partido admitir su impugnación al proceso interno que decidió en favor de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, relacionada con la Coordinación de Defensa de la Transformación, en la cual demandó nulidad y reposición del mismo.
La respuesta fue un aplastante martillazo a su demanda. Tendría que esperar hasta diciembre para escucharla y esto rebasaba todos los tiempos para tomar una decisión respecto a su condición de aspirante. El dueño del Partido Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, no tendría ya nada qué ofrecerle para entonces porque todos los recursos quedarían agotados.
El domingo pasado era el último día para registrarse como candidato y tras la decisión ya pactada con Samuel García, gobernador de Nuevo León, aún quedaba en la mente de sus simpatizantes un hálito de esperanza, hasta que el anochecer les anunció otra realidad, que se conoció el día siguiente. Marcelo continuaría en Morena, con un paquete de peticiones.
Se dice que hubo consentimiento del dueño de Morena y de su candidata. Sin embargo, existe la duda de que con el tiempo, de hacerse con la Presidencia, Claudia cumpla con su palabra, toda vez que durante la búsqueda de la candidatura, ambos quedaron en pésimos términos, con un rencor que podría perdurar y hasta crecer hasta desbordarse.
Muchos analistas han coincidido en señalar que Marcelo se rindió ante el Presidente, a quien le tiene miedo, inclusive. Después de sus pataleos ante el resultado de la elección interna, exhibió titubeos interminables, pero sin dejar de infundir esperanzas a sus cercanos.
El anuncio de que este lunes daría a conocer su última definición, hizo concebir aún esperanzas, por su repetido dicho de que de alguna u otra forma, su nombre estaría en la boleta. Realmente decepcionó cuando anunció que continuaría en Morena. Inclusive, muchos de sus simpatizantes ni siquiera acudieron al evento, porque sabían de qué se trataría.
El sueño llegó a su fin. Ese sueño que concibió en 2012, cuando le franqueó el paso al actual Presidente en la contienda frente a Enrique Peña Nieto. Entonces pensó que el tabasqueño quedaba conscientemente en deuda y después de su ejercicio presidencial la pagaría, porque se trataba de un compromiso entre políticos que saben respetar su palabra.
Claudia resultó definitivamente más atractiva, por su evidente sometimiento al jefe. Por su falta de imaginación en todo. Hasta para allegarse un lenguaje propio y utilizar el mismo del Presidente, como si hubiera sido fabricada a propósito para parecerse lo mejor a él. Sólo le faltó su semejanza en género.
El famoso bastón de mando, figura grotesca, por cierto, no es más que un ridículo pedazo de palo sin ningún efecto mágico. Sin ninguna fuerza soberana. La apuesta es que continuará sometida. Hasta hoy, nadie se ha atrevido a pensar en ella como en Lázaro Cárdenas frente a Plutarco Elías Calles. La idea en muchos mexicanos es que el poder continuará, pero desde casa de La Chingada.