Sentido de comunidad
Opinión miércoles 15, Nov 2023Filosofía Millennial
H. R. Aquino Cruz
- La aclamada serie creada por Sterlin Harjo y Taika Waititi, Reservation Dogs, sigue a un grupo de adolescentes indígenas de Oklahoma, Estados Unidos
Hace algunas semanas escribí sobre el más reciente estreno de Martin Scorsese, Killers of the Flower Moon, donde el histórico director explora en formato de true crime cinematográfico de autor las raíces fundacionales de la identidad estadounidense. En específico, el modo en que la nación norteamericana se erigió sobre una cultura de crueldad, avaricia, racismo y genocidio velado que vio como sus principales afectadas a las naciones indígenas originarias de los territorios de Aridoamérica; puntualmente, la nación Osage y el oscuro episodio conocido como El Reinado del Terror.
Semanas después escribí sobre la serie de comedia y drama Atlanta y el modo en que el trabajo de Donald Glover es considerado como un eslabón dentro de las expresiones del movimiento artístico contemporáneo del afrosurrealismo —que, en notas generales, busca desocultar la cruda realidad que viven los afroestadounidenses y los afrodescendientes en el Mundo Occidental contemporáneo a través de la expresión franca de las contradicciones absurdas que se suscitan en su cotidianidad; a través de la expresión directa del inherente surrealismo de las experiencias de la raza negra en un mundo eurocentrista.
Como en una especie de mezcla analógica de ambos espíritus narrativos, ahora escribo sobre la aclamada serie creada por Sterlin Harjo y Taika Waititi, Reservation Dogs. El show sigue a un grupo de adolescentes indígenas de Oklahoma, Estados Unidos, que viven dentro de una reserva india donde se involucran en diversas aventuras junto a su comunidad.
En clara referencia a la famosísima Reservoir Dogs o Perros de Reserva de Quentin Tarantino, la serie de drama y comedia construye su propio título. Recoge una vigorosa irreverencia de la primera obra del cineasta estadounidense pero con una intención propia, un sentido del humor único, un lenguaje cinematográfico particular y un atrevido objetivo rector: mostrar cómo es la vida de los jóvenes, adultos y ancianos que componen las comunidades rurales indígenas de los Estados Unidos y Canadá contemporáneos.
En consonancia con el ánimo casi documental del afrosurrealismo de Atlanta, Reservation Dogs abraza la mística, las metáforas, las creencias y los absurdos propios de la vida actual de los nativos estadounidenses. Sobre todo, dentro del limbo de identidad que se genera para sus integrantes más jóvenes.
Así, Reservation Dogs seguirá a cuatro amigos adolescentes de la Nación Muscogee que lo mismo se integran a las profundas tradiciones de su comunidad o se alimentan de ideologías, usos, entretenimiento y cultura popular de “el hombre blanco” con el que cohabitan. Lo mismo usan collares típicos de su comunidad, hacen rituales, creen en mitos y leyendas, aprenden de medicina y herbolaria o escuchan hip hop, usan playeras de bandas o animes populares y tienen deseos mediados por los sistemas de creencias occidentales.
La serie se transforma durante sus tres temporadas de duración pero siempre bordando un mismo tema central: el poder de las comunidades nativas y el valor trascendental de sus tradiciones y su riqueza cultural.
Así, en una primera temporada atestiguamos los robos menores, las fechorías y los actos heroicos de Elora, Bear, Cheese y Willie Jack quienes tratan de conseguir dinero con la intención de abandonar la reserva india en la que viven. Detrás de su sueño está la intención de honrar a su fallecido amigo Daniel a quien, ellos mismos dirán, “lo mató este lugar”.
La segunda temporada ahondará en los dramas personales de la vida de los jóvenes —y del propio Daniel— mientras da voz a la generación adulta, a los padres de estos adolescentes. Revelará entre humor, ingenio y brillantez, los padecimientos en común entre padres e hijos; los padecimientos que se suscitan en una vida culturalmente marginalizada y una identidad flotante entre la herencia, la tradición y los orígenes nativos y la vida catalizada del mundo contemporáneo.
La tercera y última temporada virará a la generación adulta mayor, a los ancianos; a su condición de consejeros y sabios pero, también, a un retrato de la compleja realidad que debieron enfrentar, así como la cruda realidad que les antecedió en los años de las desapariciones y abusos a niños indígenas a manos de la Iglesia Cristiana y Católica en Estados Unidos y Canadá.
Finalmente, la serie desplegará los brazos de un abrazo comunitario en la forma de la convivencia entre diferentes generaciones de la Nación Muscogee como un mensaje de unidad, autoestima y poder. El poder de la comunidad como telón de fondo y esperanza.
La comunidad como un telón de fondo y una esperanza frente a los difíciles, místicos y divertidos temas que toca Reservation Dogs: el suicidio —lamentablemente recurrente dentro de los adolescentes nativos—, la crisis de identidad, el extendido uso de drogas entre la juventud indígena, el encarcelamiento de miembros de las comunidades indígenas, la pobreza que muchos de ellos experimentan, la condición de orfandad en la que muchos niños y jóvenes nativos se ven arrojados, la profunda soledad en la que se ven sumergidos niños, jóvenes y adultos dentro de estas comunidades; en una nota más mística, creencias de los indígenas estadounidenses como Pie Grande, las Personas de las Estrellas, la Dama Ciervo, las visiones de espíritus y su convivencia con ellos, los consejeros del más allá; en su singular nota cómica, el sentido del humor de los nativos aridoamericanos, su alegría, su jovialidad.
En resumen, la singular experiencia de ser un indígena norteamericano estadounidense enfrentada a un espejo. Un espejo de la realidad a ratos absurda, a ratos injusta, a ratos valiente, a ratos resiliente, a ratos cruda, a ratos cruel de los nativos aridoamericanos. A ratos surreal, típica y específicamente surreal, pero persistentemente vivaz.
Vivaz como las llamas de las hogueras en las que las comunidades se reúnen. Vivaz como la tradición y la experiencia que los liga individualmente entre sí y comunalmente con todos los demás. Vivaz como un espíritu de identidad borrada que busca traspasar la confusión aferrándose al poderoso corazón de una Nación indígena sostenida por su insistente recurso a su propia tradición.
Reservation Dogs resulta valientemente irreverente no por un sentido de violencia o por un uso explícito de la imagen. Resulta irreverente por su contundente sentido de la fuerza comunal como la única esperanza para sortear los dolores, los horrores y los sinsabores de la vida —en específico, de la vida cuando queda marginada a ciertos límites geográficos, ciertos límites jurídicos o hasta ciertos límites raciales.
El trabajo de Harjo y Waititi destaca por sacar al nativo estadounidense del encasillamiento de su representación estereotípica. Destaca por dar voz a una realidad latente, oculta y grave que tiene como misión afrontar el reto de recuperar su mayor cualidad: su sentido de comunidad.
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