El desastre de las encuestas
Alberto Vieyra G. martes 14, Nov 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El pasado domingo 5 de noviembre de 2023, en Estados Unidos las encuestas políticas sufrieron un desastre jamás visto en la Unión Americana, donde históricamente la encuestomanía había sido la gran electora de los norteamericanos.
Las encuestas en Estados Unidos eran palabra de honor, eran la ley. Las metodologías de las empresas encuestadoras tenían un margen de error mínimo. En las elecciones del pasado domingo, los candidatos republicanos aparecían ampliamente favorecidos por las encuestas y hasta Donald Trump figuraba como un candidato presidencial invencible sobre Joseph Biden, pero la bestia trumpiana se desplomó y Biden aumentó su popularidad, aunque todavía el 52% de los norteamericanos no lo consideran apto para una reelección porque piensan que no aguantaría el trote a sus 80 años de edad, 3 años mayor que Donald Trump, pero con un colmillo político muy retorcido a diferencia de un exacerbado populismo trumpiano.
La cuestión es que en las elecciones de las gubernaturas, alcaldías y congresos locales que estuvieron en disputa el pasado domingo, en la mayoría de ellas ganaron los demócratas. Llama poderosamente la atención la reelección del demócrata Andy Beshea en Kentucky y es que ese estado es clave para la próxima elección presidencial. Quien gane Kentucky, ganará las llaves de la Casa Blanca, un hecho que ha ocurrido en las últimas 5 elecciones presidenciales norteamericanas. Así que la bestia trumpiana dejaría de ser un problema para México. Además de Kentucky, Virginia, Ohio y Mississippi, ciudades de otros estados también llevaron a cabo comicios para alcaldes, legislaturas y enmiendas como el aborto y la legalización de la marihuana que triunfaron rotundamente en los yunaites.
El desastre en las encuestas norteamericanas llama poderosamente la atención porque los nuevos métodos que ofrece la tecnología, entre ellos las redes sociales del internet no garantizan la confiabilidad porque no son encuestas con ciudadanos de carne y hueso, sobre todo ahora que la inteligencia artificial está sustituyendo a los seres humanos y los norteamericanos no tienen confianza en los robots.
El desastre de las encuestas norteamericanas debe tomarse en cuenta en México y en todo el mundo. En México, la encuestomanía es muy incipiente y sus resultados son tramposos, interesados y sesgados para persuadir a los electores que desconocen que la mayoría de los negocios encuestadores son la gallina de los huevos de oro que hacen trajes a la medida de quien lo solicita.
Uno de esos ejemplos de esos trajes a la medida es la más reciente encuesta publicada por el periódico El Financiero que ubica a la “corcholata” de AMLO con 46 puntos porcentuales por 28 de Xóchitl Gálvez, quien en otra encuesta aparecía con 30 puntos abajo de Claudia, lo que desató un inusitado revuelo y hasta los propios morenistas dijeron que eso era imposible. En suma, las encuestas confunden a la gente, son perversas porque son interesadas y el que las paga las manda como las quiere. Sí, las encuestas confunden. La encuestomanía deberá prohibirse en México en una próxima reforma legislativa en materia político-electoral.
Las encuestas debemos tomarlas con reserva y esperar a que la encuesta de a deveras se lleve a cabo el día de las elecciones a cargo de los ciudadanos y no los resultados de las empresas encuestadoras que han conformado una jugosísima industria.