La toga con máscara
Alberto Vieyra G. viernes 10, Nov 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Este martes 7 de noviembre todo México fue testigo de cómo se le cayó la máscara a la toga del ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, quien sin lugar a dudas a trabajado descaradamente para favorecer al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, cuando su responsabilidad principal consistía en vigilar que las leyes emanadas de la Constitución y los actos de autoridad se apegarán a la Carta Magna y sin violar los derechos humanos.
Sí, a don Arturo Zaldívar se le cayó la máscara que lo exhibe como un jurista traidor que suele actuar con la chaqueta del oportunismo político y bajo esa tónica renunció este martes, después de 14 años como ministro de la Corte y es que ahora ya sin máscara se va a servir a sus patrones de la 4T en la campaña de la “corcholata” mayor de AMLO, doña Claudia Sheinbaum. Se desconoce cuál será el papel de don Arturo Zaldívar, pero en círculos del gran poder político en México se apuesta doble contra sencillo a que será el próximo Fiscal General de la República, aunque la Constitución prohíbe que un ex ministro de la Corte pueda ser secretario de Estado, fiscal, diputado o senador hasta haber transcurrido 2 años de su renuncia debido a que posee información privilegiada y que la pondrá al servicio de sus nuevos jefes.
¿Por qué es un traidor el ministro Zaldívar?
Allá por 2009, a propuesta del entonces presidente Felipe Calderón, éste propuso ante el Senado a Arturo Zaldívar para ser ministro del supremo tribunal de justicia y todo lo hizo por recomendación del influyente panista Fernando Gómez Mont, entonces secretario de Gobernación, pero después vendría un escándalo nacional con la quemazón de la Guardería ABC de Sonora, donde murieron 49 niños y decenas quedaron con lesiones para toda su vida y fue entonces cuando Arturo Zaldívar se revelaría ante el régimen del llamado comandante borolas, pues algunos de los funcionarios priistas y panistas se irían a prisión, pero consiguieron el amparo de la Suprema Corte teniendo como artífice a Arturo Zaldívar. Felipe Calderón, por vía de Gómez Mont, le reclamó a Zaldívar su extraña intervención, pero éste le respondió que “había elegido a un ministro, no a un subordinado” y después, Zaldívar se pondría la chaqueta priista y cuando terminó Enrique Peña Nieto cambiaría por la chaqueta color guinda del obradorato.
Con Claudia Sheinbaum, si llegara a convertirse remotamente en la primera Presidenta de México, Arturo Zaldívar seguiría con la chaqueta guinda, pero doña Claudia tendría que tenerlo bajo la lupa, pues no hay que olvidar la máxima que reza que “mujer y pistola que fallan una vez, fallan siempre”.
La cuestión es que el ex presidente la Suprema Corte de Justicia de la Nación se convertirá seguramente en un burócrata de cuarta violando la Constitución que en su artículo 98 tercer párrafo consagra que: “Las renuncias de los ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidos al Ejecutivo y, si éste la acepta, la enviará para su aprobación al Senado”.
La renuncia de la máscara con toga ya la aceptó AMLO, justificándolo de que “a nadie se le puede obligar a la fuerza”. Y tiene razón, pero de que la violación a la Constitución está dada ni duda cabe. Es lógico que el Senado autorizará la renuncia del jurista, quien seguramente se convertirá en el asesor jurídico de la “corcholata” de AMLO sobre todo en lo que se refiere a la reforma al Poder Judicial para elegir por voto directo de los mexicanos a jueces, magistrados y ministros de la Corte. Recuérdese que Arturo Zaldívar Lelo de Larrea encabezó en el régimen de AMLO una reforma al Poder Judicial que ha servido para dos cosas: Para nada y para lo mismo.