El poder enferma
Alberto Vieyra G. jueves 9, Nov 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Andrés Manuel López Obrador juró y perjuró que durante el sexenio de la 4T México no sería sometido a un endeudamiento público como ocurría en el pasado, pero el no se convirtió en un sí y ese sí, sin cambiarle ni un punto ni una coma, los paniaguados diputados de Morena y sus rémoras aliadas aprobaron que AMLO endeudará al país en el último año de su desgobierno hasta por 2 billones de pesos.
¿Verdad que cae más fácil un hablador que un cojo? ¿A dónde irán a parar esos 2 billones de pesos con los que AMLO endeuda al país para totalizar una deuda pública por más de 15. 1 billón de pesos? ¿Irán a parar a algún paraíso fiscal de esos que han utilizado históricamente los depredadores de la nación? ¿Irán a parar a las emblemáticas e inservibles obras sexenales como el Tren Maya o Dos Bocas?
Y no es que uno sea mal pensado, lo que pasa es que la burra no era arisca sino que la hicieron los palos, y como es un año del relevo presidencial, esos dos billones de pesos con los que AMLO endeuda a la nación azteca servirán para protagonizar una elección de Estado que busca perpetuar en el poder al partido del Presidente.
Muchas preguntas sin respuesta, pero lo cierto es que de ahora en adelante cada mexicano que nazca ya no traerá torta bajo el brazo sino una deuda histórica de más de 130 mil pesos y los tendrá que pagar llueva, truene o relampaguee. Debe quedarnos muy claro a los mexicanos que el engaño y la mentira es una ponzoñosa enfermedad que aqueja a los politicastros que se enferman de poder y que sin ningún rubor siguen saqueando a México, valiéndoles un cacahuate los apremiantes problemas de México.
Hasta este martes, el presupuesto federal para el electorero 2024 no contaba con ningún rubro para destinarlo a la devastación causada por el huracán Otis. Los 61 mil millones de pesos que AMLO promete a los acapulqueños es solamente de dientes pa’ fuera, porque mientras no exista algún rubro para que se etiquete a esos fines los 61 mil millones de pesos, será más que imposible poder seguirle la pista a esos dineros públicos y la Auditoría de la Federación no podrá fiscalizar esos recursos.
Los levantadedos diputados morenistas y aliados obedecieron ciegamente al inquilino de Palacio y quizá por eso un diputado de oposición llevó hasta la máxima tribuna de la nación una canasta de huevos para decirles a los morenistas que no tuvieran miedo y que le cambiarán aunque fuera una coma al presupuesto que AMLO les mandó para aprobarlo arrajatabla.
Eso de la canasta de huevos quedaría solamente para el anecdotario político y por lo visto los damnificados por “Otis” tendrán que rascarse con sus propias uñas y conformarse con unas cuantas despensas y migajas de poder que les otorgará quien prometió no endeudar al país, “no robar, no traicionar y no mentir al pueblo bueno y sabio”. Por desgracia mis compatriotas de Acapulco tendrán que esperar a la solidaridad de mexicanos benefactores y de buen corazón porque el Presidente ni fu ni fa, ni fa ni fu, es decir no ata ni desata.