La “cruzazuleada” de la 4T
¬ Luis Ángel García lunes 30, Oct 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
A pesar de la difusión de las encuestas a modo de la 4T que, con evidente imprecisión, subjetividad y sin rigor metodológico, vaticinan un triunfo de la “corcholata” presidencial con ventaja de 50 puntos, la terca realidad evidencia el verdadero humor social y las pugnas internas que debilitan a la candidata morenista a la máxima magistratura del país. Acostumbrados a comportarse como lo hacían cuando militaban en el PRI, practican la militancia corporativa y grupos de acarreo para llenar las plazas públicas y mostrar músculo.
A diferencia del priato, no cuentan con la base territorial ni sectorial que utilizaron los herederos de Plutarco Elías Calles. En la 4T son más mercenarios y pragmáticos; condicionan su apoyo, no mediante una jerarquía piramidal, sino a cambio de cuotas de poder; si no hay promesas de cargos públicos para las tribus —recordemos que también son hijos del sol azteca— o recompensas económicas sustanciales, regatean no sólo la cargada, también desconocen instrucciones superiores y hasta negocian su fidelidad al extremo del chantaje.
Eso ocurrió en el Estadio Azul, donde las tribunas vacías rememoraban las vacas flacas del Atlante y dieron fe de que es más el alarde que hace Morena de que es el partido de las masas, de los pobres —ahora que hay más miserables que hace seis años—, pero en realidad le han retirado la adhesión partidista y encarecido el apoyo los dirigentes tribales.
El “oso” que hicieron los dirigentes de la 4T también dejó claro que Morena no es lo mismo sin la imagen del inquilino de Palacio Nacional, que su popularidad y caudillismo no acompaña a su anodina candidata. Peor aún, el adelantado proceso de sucesión, propiciado por el propio mandatario, comienza a cobrar facturas y desgaste entre los personajes involucrados y provoca una guerra intestina en la 4T. Ni la ex jefa de Gobierno puede, por sí misma, llenar un espacio cerrado con 40 mil personas —es más fácil jugar con las cifras en lugares abiertos—, ni la inexperiencia política de los nóveles líderes morenistas garantizaba un lleno de bote en bote en el azulgrana. Todas las condiciones estaban dadas para el fracaso. Evidenció, asimismo, las pugnas entre precandidatos y fracciones partidistas. Los pioneros y ortodoxos de Morena no quieren al ex jefe de la policía capitalina, cachorro de la “corcholata” mayor, y buscan apuntalar a quien ha hecho labor de zapa y quien más representa la idiosincrasia de la 4T, Clara Brugada.
No sólo fue mala organización, también hubo oculta demostración de fuerza, traición y venta cara del apoyo. Con este fallido acto de campaña, enviaron el mensaje de que sin ellos se puede perder la elección presidencial de 2024, o que saben coquetear con otras fuerzas políticas y hacer que se olviden de la CDMX, la que casi entregan hace tres años.
El estadio vacío no sólo fue un graderío sin gente, comprobó que esas alegres cuentas del arrollador triunfo de 2 a 1 sólo está en las calenturientas mentes de los panegiristas de la utópica cuarta transformación. Los conflictos internos del partido en el poder cobran factura y se reflejarán en las urnas. Se encendieron los focos rojos en el “war room” de la 4T. Más que demostrar músculo en el azulgrana, hay temor por una desbandada, a la que se sumaría el humor social de una ciudadanía que está harta de las promesas incumplidas, de la violencia, de la inflación y arrepentida de votar por una quimera.