Experiencia y solidaridad llegan a Acapulco
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 30, Oct 2023Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Población, poderes públicos y territorio, componentes del Estado mexicano
Son incomprensible las confrontaciones de tipo político que públicamente han surgido por la ayuda humanitaria que se pretende hacer llegar a la población afectada por el huracán “Otis”, pero lo que nos reconforta es que en ese jaloneo surge una vez más la solidaridad de la sociedad civil y se impone la experiencia de los elementos del ejército mexicano para auxiliar y apoyar a los damnificados del desastre.
Fuera politiquería de Acapulco. Ese tipo de actitudes en nada ayudan y, al contrario, entorpecen el buen desarrollo de las actividades de atención en materia de salud, alimentación, limpieza, y auxilio de todo tipo que en estos momentos se requieren entre los pobladores de la ciudad y puerto de Acapulco. Por tanto, en fuera de lugar estará cualquier situación que no tenga como objetivo y prioridad los primeros auxilios a la gente que se quedó sin nada y a las familias que incluso perdieron a seres queridos, ayuda también debe llegar a los inversionistas del sector turismo y a centros de abasto y comercio, estos últimos devastados por el meteoro, pero también por el saqueo del vandalismo.
No son momentos de confrontar, dividir, fomentar odio u regatear ayuda. No, y si bien es cierto que existe la percepción generalizada de que el fenómeno meteorológico agarró desprevenida a las autoridades de los tres niveles de gobierno y también que por horas se pasmaron en la toma de decisiones, hoy lo que sigue es poner manos a la obra para que con orden y organización todos ayudemos a iniciar el camino hacia la reconstrucción de Acapulco.
Las noticias dan cuenta de diferendos que existen en la acreditación de la ayuda humanitaria que se envían desde los centros de acopio instalados en diferentes partes y los que salen desde los tres niveles de gobierno, no debería de ser, porque es ayuda de mexicanos a otros mexicanos. Sin duda, las aportaciones privadas y hechas de manera voluntaria son de invaluable valor y deben llegar a su destino sin ningún mensaje partidista o de tipo político.
En cuanto a los apoyos gubernamentales, no debemos olvidar que también son y deben ser entregados a nombre de la sociedad civil, porque los enseres y despensas han sido adquiridos con nuestros impuestos y toda la ayuda que salga de las arcas gubernamentales tienen o deben de tener un sello ciudadano e incluso las manos gubernamentales que participan tienen un salario como servidores públicos y eso no se debe olvidar. Que conste.
LAS CARTAS HABLAN.— Buena decisión la del gobierno mexicano la de dejar en manos del Ejército y la Marina la coordinación de los trabajos que se realizan para atender las necesidades apremiantes en Acapulco, hay experiencia y sus acciones y resultados siempre han salido avantes en momentos apremiantes por desastres naturales.
En cuanto a la solidaridad de la sociedad civil, la vimos manifestarse en eventos nada gratos como los sismos de 1985 y 2017; lo vimos con los huracanes “Gilberto”, de Cancún en 1988; y “Paulina”, en 1997 en Acapulco; y cómo olvidar las inundaciones de Tabasco, en 2007 y 2009, y así, hacer un recuento de todas las desgracias naturales no es fácil, pero afortunadamente en la memoria de muchos mexicanos queda el hecho de esa hermandad surgida entre vecinos y comunidades distantes, que se han solidarizado con otros mexicanos con el único fin de ayudarlos.
Y qué decir de las fuerzas armadas, el Ejército y la Marina, siempre leales con el pueblo, por eso cuando se les mide en la opinión pública, son instituciones bien evaluadas por la población, respetadas y muy aceptadas cuando de ayudar se trata. No hay duda, se les reconoce como defensores de la patria, pero principalmente se les reconoce por sus acciones donde en lugar de armas llevan ayuda social a las poblaciones en situaciones de riesgo, de desastre por fenómenos naturales o de combate a la pobreza.
VA MI RESTO.— Es una obligación del Estado mexicano hacer lo que tengan que hacer para levantar a una población devastada por un fenómeno natural, un fenómeno atípico y que, con prevención o sin él, destruyó todo lo que a su paso encontró. Y cuando se habla del Estado hay que precisar la referencia a dos de sus tres componentes: población y poderes públicos, porque el tercero es el territorio. Entonces, en la medida de lo posible, hay que ayudar a los acapulqueños, y hasta ahí porque como veo doy.