Tormenta perfecta
Freddy Sánchez jueves 26, Oct 2023Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Andrés Manuel: “donde pone el ojo pone la bala”.
Algo así podría decirse del Presidente que quiso cancelar el AICM y lo hizo.
Ni tardo ni perezoso pensó en sustituirlo por el Felipe Ángeles y lo mismo. El Tren Maya, Dos Bocas, comprar un refinería fuera del país, terminar con un sinnúmero de fideicomisos, reformar leyes controvertidas, derogar otras y poner al Ejército y a la Marina al servicio burocrático de la 4T son quizás lo principales “tiros” presidenciales de alto impacto en el sexenio de AMLO.
Hay quienes opinan que varias de esas acciones terminarán siendo “tiros por la culata”.
El caso es que en el actual gobierno la fuerza presidencial ha quedado más que demostrada con la ejecución y eliminación de las obras y programas institucionales que Andrés Manuel quiso hacer y deshacer.
En lo relativo al Tren Maya y Dos Bocas, los cuestionamientos han sido muchos y muy variados, pero resistencias y oposiciones aparte lo deseado por el jefe del Ejecutivo sigue en marcha en espera de su culminación y los que posteriormente serán los resultados.
En cuanto al aeropuerto que se construyó en vez del que estaba en avanzado proceso de construcción, en contraposición de los no dejan de decir que a la larga se probará la inteligente decisión presidencial, obviamente, persisten las afirmaciones de los que consideran que esa fue la primera de las malas decisiones adoptadas por el gobierno morenista.
Una idéntica confrontación de pareceres se ha dado en relación con otorgar a los integrantes de las secretarías de la Defensa y Marina amplias facultades administrativas para intervenir en asuntos anteriormente en manos de empleados del gobierno y no elementos castrenses.
Y lo que más suelen criticar los inconformes es que a la Sedena y Secretaría de Marina no sólo se les concedieron opciones económicas para su exclusivo beneficio, dejando a su administración dineros públicos provenientes de las tareas encomendadas a ellos, sino que además contratan bienes y servicios sin licitaciones, ni vigilancia y mucho menos revisión.
Como si se tratara de “comprar” a los miembros de las fuerzas armadas para que sus altos mandos sean leales servidores del gobierno en turno y posibles herederos, según la suposición de los que observan con descontento que a los soldados y marinos en vez de dedicarlos a combatir la delincuencia se les haya convertido en burócratas.
La cuestión es que así lo decidió hacer el presidente López Obrador y así se hizo.
Del mismo modo que al suplir a distintos consejeros del Instituto Nacional Electoral los candidatos de los que surgieron los sustitutos (afines a Morena y no a la oposición al decir de opositores al régimen), llegaron a esos puestos conforme a la reglas de elección que quiso Andrés Manuel que se adoptaran y Morena y sus aliados lo validaron.
En ese tenor, hay que mencionar que el siguiente “gran tiro” del Presidente parece encaminado a que el partido creado por él logre borrar toda presencia opositora con facultades legales para oponerse a seguir haciendo lo que a su criterio y voluntad debe de hacerse en México.
Y para eso, en opinión de ciertos críticos presidenciales, con el manejo del Poder Judicial y las instancias electorales, conforme convenga a la Cuarta Transformación lo que vendría después es una sucesión de mandos presidenciales orientados desde Palenque, a no ser que lo realizado en este sexenio pronto comience a causar lo que algunos anticipan, o sea, los estragos de lo que podría ser una “tormenta perfecta”.