El terco Emilio
Ramón Zurita Sahagún jueves 21, Jul 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
De los siete aspirantes presidenciales del PAN, Emilio González Márquez es el único que ganó una (dos) elección en las urnas y lo hizo con las encuestas en contra.
Otros han perdido en cuanto proceso han competido y los demás ni siquiera han concurrido como candidatos.
Santiago Creel Miranda ha sido senador y diputado federal por la vía de la representación partidista y perdió los comicios para jefe de gobierno con el candidato perredista, además de la presidencial interna de hace seis años.
Josefina Vázquez Mota lleva dos diputaciones federales de la mano de las candidaturas plurinominales, por lo que no ha tenido que sujetarse al escrutinio directo de los electores.
Heriberto Félix Guerra compitió en dos ocasiones, una para gobernador de Sinaloa y otra para el Senado de la República, perdiendo en ambas con los candidatos del PRI.
Javier Lozano Alarcón fue candidato a diputado federal por su anterior partido (PRI), perdiendo con el candidato del PAN.
Ernesto Cordero Arroyo y Alonso Lujambio Irazábal, ni siquiera han tenido la experiencia de ir a una contienda electoral.
Por eso, la experiencia electoral está del lado del gobernador, quien se jacta de haberle ganado al PRI, aunque se guarda de decir que en su respaldo actuó la mano negra de las filtraciones.
En aquella contienda del 2006, el favorito de las encuestas era Arturo Zamora Jiménez, alcalde con licencia de Zapopan y candidato del PRI, quien le sacaba arriba de los siete puntos a Emilio, cuando se dieron una serie de filtraciones por parte de la PGR, donde se ubicaba al priísta con presuntas vinculaciones con el crimen organizado y con una serie de fraudes, versión que fue desmentida, luego que pasaron los comicios.
De Emilio González Márquez se dice que es tenaz y terco, buscando siempre salirse con la suya, razón por la que no ha habido poder humano (hasta el momento) que lo haga desistir de su intención de participar en el proceso interno de su partido.
Cuenta con el respaldo de la ciudadanía de Jalisco que lo ubica como un buen gobernante, por encima del promedio y que le celebra su jocosidad y excentricidades.
Emilio gusta de ser protagónico y jalar reflectores, aunque muchos de éstos le sean negativos y a la larga se conviertan en pasivos.
Son pocos los que le ven posibilidades de competir al nivel de sus adversarios y lo consideran como un prospecto menor para enfrentar en una elección interna a los consagrados como Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel Miranda o el propio Ernesto Cordero Arroyo.
Emilio confía en que su potencial le permita situarse a la altura de ellos y competir en igualdad de circunstancias.
En su favor opera el hecho de ser, de los siete, el único con experiencia de gobernar, en dos de sus formas, como alcalde y como gobernador.
Para la alcaldía y para el gobierno estatal consiguió derrotar en las urnas a sus adversarios priístas, por lo que asegura que conoce el antídoto para vencerlos en cualquier tipo de comicios.
Está tan convencido de ello que busca, incluso, a quien habría de dejarle el gobierno estatal, para irse a la competencia partidista, aunque juega con los tiempos y anuncia que solicitará licencia hasta el final.
Como todo gobernante que se precie de serlo, Emilio González Márquez cuenta con dos cartas para futurear y que le cuiden las espaldas en el momento en que se decida a solicitar licencia.
Por un lado, se encuentra el secretario de Promoción Económica, Alonso Ulloa Vélez y por el otro, el secretario de Gobierno Fernando Guzmán Pérez Peláez, ambos cercanos al gobernador, por lo que los dos quieren disputar la elección constitucional.
Y es que en Jalisco los tres últimos gobernantes surgieron de las filas de Acción Nacional, produciéndose el fenómeno de que los ganadores no eran los favoritos ni dentro de su partido, ni mucho menos en la constitucional.
Alberto Cárdenas Jiménez, Francisco Ramírez Acuña y Emilio González Márquez, vencieron la voluntad de sus compañeros de partido, primero y de los ciudadanos del estado, después.
En la actualidad se viven condiciones similares, ya que los panistas han decaído en las preferencias electorales, según las encuestas levantadas en el estado.
Sin embargo, eso no representa obstáculo alguno para que su gobernador insista en buscar la candidatura presidencial del partido blanquiazul.
González Márquez se encuentra ubicado dentro del partido como representante de la corriente de ultraderecha, donde se cobija a “El Yunque” y en la que participan otros gobernantes y el ala dura del partido.
Ese respaldo, se dice, no le garantiza que pudiera vencer en una interna a ninguno de sus compañeros de partido, aunque, tal vez, quiera jugar el mismo papel que su antecesor, Alberto Cárdenas Jiménez, quien compitió en la presidencial de su partido, se ubicó lejano, pero obtuvo en recompensa una candidatura al Senado de la República y la titularidad de la Secretaría de Agricultura por unos meses.
EL EGO DE MARISELA
Curioso, como los servidores públicos se encuentran rodeados de ego, el que es exaltado a su máxima expresión, como sucede en el caso de Marisela Morales, procuradora general de la República.
Resulta que Marisela fue galardonada por el Consejo Nacional de la Abogacía, argumentando que ha conducido su labor con legalidad y respeto a los derechos.
Si se trata de su actuación como titular de la PGR, es tan poco el tiempo que lleva que ni para bien ni para mal se puede juzgar. Si fue por su gestión al frente de la SIEDO, parece ser una burla, por los atropellos cometidos durante su paso por esa oficina.
Un ejemplo de ello es la liberación ayer de Gregorio (“Greg”) Sánchez, a quien todavía le aplican medidas cautelares.
Eso sí, Ricardo García Villalobos cumplió con su cometido.