Humillación y confusión
Alberto Vieyra G. martes 24, Oct 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Con 32 multitudinarias y civilizadas protestas de trabajadores en todo el país en respuesta a la inconformidad por la desaparición de fideicomisos en el Poder Judicial ordenada por AMLO quien ha respondido con ultrajes a la dignidad de los trabajadores de México. Las protestas le reventaron el hígado al Presidente y la lectura que nos dieron los trabajadores del país es que con las humillaciones a la clase trabajadora, Morena saldrá de Palacio Nacional en las elecciones presidenciales del 2024.
En la historia del presidencialismo azteca jamás había existido un Primer Mandatario que humillara a la clase trabajadora de todo México, a los que él llama “pueblo bueno y sabio”.
AMLO ha humillado al pueblo de México con más de 104 mil mentiras, cuando ha dicho con su populismo ramplón que “primero los pobres” o que “Morena obtiene sus votos de los más pobres y analfabetas” y ahora humilla a la clase trabajadora de México cuando habla de que los más de 40 mil trabajadores del Poder Judicial son unos gandules que “no trabajan”.
¿Pero qué significa humillar a una persona o a un pueblo?
El tumbaburros lo dice todo: Sentirse humillado consiste en una experiencia compleja de exclusión que implica negación de los derechos, porque acarrea pérdida de autonomía; pero también involucra la negación de un reconocimiento social del propio valor moral, que causa sufrimiento.
Sí, AMLO ha causado mucho sufrimiento con sus expresiones autoritarias y de poco o nada de ciencia política. Pero, también AMLO ha creado un ponzoñoso fenómeno de confusión entre los mexicanos. Esa conducta nefasta tiene que ver con la tesis que sostenía el nazi Adolfo Hitler de que una mentira dicha 500 o mil veces se convierte autómaticamente en una verdad.
La cantaleta de AMLO es que la cancelación de los fideicomisos del Poder Judicial no perjudica a los trabajadores, sino que terminará con privilegios de ministros y magistrados, pero los estudiosos de derecho y los propios trabajadores opinan todo lo contrario, pues los fideicomisos están destinados para fines de prestaciones sociales, como son enfermedades crónicas que se requieran tratar en hospitales especializados.
AMLO jura y perjura que no, que no y que no. Y es ahí donde se produce un ponzoñoso fenómeno de confusión porque la reflexión de la gente que no sabe ni conoce de leyes, lo menos que se pregunta es: ¿Quién me está diciendo la verdad? ¿O quién me está mintiendo?
Los autócratas saben perfectamente bien que cuando han logrado confundir a la sociedad, en ese momento ganan los malvados.
Las multitudinarias marchas del pasado domingo, a las que AMLO respondió con una orden a sus paniaguados senadores cinturitas de mantequilla “seguimos adelante y que no se le cambie ni un punto ni una coma a la Ley de Ingresos de la Federación para el 2024”, que contempla un infame endeudamiento de 2 billones de pesos, cuando AMLO juró y perjuró que en su gobierno no habría ningún endeudamiento, pero ya ve usted que el no, siempre resulta un sí.
Y es que la desaparición de los fideicomisos del Poder Judicial se ha convertido en una poderosa cortina de humo para que no se hable del ponzoñoso endeudamiento al que López Obrador está llevando a la nación azteca. ¿Perverso, verdad?