Los políticos con poca ética
¬ Luis Ángel García lunes 23, Oct 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Desde hace algunos años, los políticos mexicanos han abandonado las posiciones ideológicas por un pragmatismo bastante mercantilista que raya en el chantaje. Los hombres de poder, que militaron inicialmente en algún partido, realizan trabajo de campo y buscan influir en las decisiones de sus institutos políticos de origen para ganar posiciones o promoverse a cargos de elección popular; de hecho, se convierten en pequeños grupos de presión, en ínsulas de poder dentro de sus organizaciones.
Mientras esos grupúsculos son recompensados por sus servicios, toda marcha viento en popa, pero cuando no son tomados en cuenta, viene el cobro de facturas, los berrinches y las traiciones. Comienzan las amenazas, los boicots a las decisiones cupulares, los falsos apoyos a los ungidos cuando no son ellos o uno de sus cachorros. Pero mientras están en la palestra, todo avanza sobre ruedas y empiezan las estrategias para incidir en la imposición de candidatos. Tal es el caso de las alcaldías, donde los titulares empezaron a dejar a sus sucesores, quienes después les regresaban el cargo, como ocurrió en Gustavo A. Madero con Víctor Hugo Lobo y Nora Arias, o con el quemado ex delegado Francisco Chigüil por el caso New´s Divine, quien redimido por Morena como alcalde, pretende dejar a su esposa en la misma posición, mientras él apoya a la aguerrida Clara Brugada. Así ha ocurrido en otras demarcaciones como Venustiano Carranza o Iztacalco. Pero ello no es privativo de los de la 4T. También se da en áreas gobernadas por otros partidos.
Pero no sólo es la soberbia y los deseos imperiales de querer imponer, como en las oligarquías, a los orgullos de su nepotismo, sino la amenaza a los dirigentes de que, si no se cumplen sus deseos, saltarán a otros partidos —como si no lo hubieran hecho antes como ex priistas y hoy morenos o tricolores que se quedaron en el sol azteca—, y emigrar a la 4T a espiar sus culpan y recibir la iluminación divina o a un instituto bisagra o rémora.
Adrián Rubalcaba es uno de ellos, el propio Lobo y hasta Chigüil, quien de por si está insubordinado al no apoyar al cachorro de la ex jefa de Gobierno. Además de ex priistas anti “Alito” que se salieron de su partido para ofrecerse al mejor postor, como los diputados y senadores que fueron —tardíamente—, expulsados de su organización.
Ese panorama sólo habla de la condición humana, del ADN de los políticos mexicanos que en ocasiones no parecen homo sapiens y mucho menos aristotélicos zoon politikon. Desde hace mucho, los animales políticos dejaron de honrar la política como la ciencia que trata del gobierno y la organización de la sociedad y del Estado. Ahora tenemos politiquillos, trapecistas, saltimbanquis, chapulines o mercenarios que abandonan las posiciones ideológicas por simples encargos políticos donde pretenden perpetuarse ellos mismos o por interpósita persona.
Triste final de nuestro sistema de partidos, de nuestra partidocracia, convertida hoy en botín de filibusteros o de franquiciatarios ofrecidos, como meretrices, al mejor cliente. El sufragante ya no tiene opciones políticas, no vota por programas de gobierno propuestos por representantes de organizaciones con distintas visiones de la realidad nacional. Ahora los politiquillos venden su voto o traicionan a sus electores cuando ya no les cumplen sus cuotas de poder. No quieren gobernar, administrar o gestionar para la ciudadanía, solo quieren el poder por el poder mismo y, claro, mantenerse en él a través de la reelección o la imposición de su cónyuges, familiares o amigos. No hay ética ni moral en los políticos mexicanos. Para ellos, la moral es —como dijera el “Alazán Tostado”, el cacique y general potosino Gonzalo N. Santos—, “un árbol que da moras o sirve pa’ una chingada”.