Capital dividida
Salvador Martínez García martes 17, Oct 2023Aunque pese
Salvador Martínez García
El gobierno de la Ciudad de México, capital de la República mexicana, es indudablemente el más importante de los que estarán en disputa en los procesos electorales de 2024.
A decir de las encuestas, Morena tiene asegurado el triunfo en los comicios de julio próximo, pero la posibilidad de rupturas internas o el abandono político de grupos desairados pone en riesgo el resultado final, no sólo en el gobierno central, sino también en las alcaldías.
La oposición tiene hoy en su poder el gobierno de nueve alcaldías, difícil mantener el mismo número, pero sí es muy posible que logren victorias o al menos peleen férreamente Benito Juárez, Álvaro Obregón, Coyoacán, Tlalpan, Cuajimalpa o Magdalena Contreras.
Si los procesos de selección de candidatos al gobierno de la Ciudad y las alcaldías son pulcros y aceptados por todos los grupos de los aspirantes a estos puestos de elección popular, no habría problemas, pero no se ve así.
Para ocupar el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, Omar García Harfuch, se muestra como el elegido, pero la férrea lucha que encabeza Clara Brugada hace pensar que los “dioses” aún no definen al iluminado o iluminada. Ello no es bueno para nadie.
Si fuera García Harfuch el elegido, las huestes de Brugada en Iztapalapa y las de Francisco Chíguil en Gustavo A. Madero pudieran aparentar aceptación a su candidatura, pero tirarse a la hamaca sin impulsar el voto.
Esto provocaría si no la derrota, sí la pérdida de miles de sufragios que frenarían triunfos en alcaldías y distritos diputadiles locales y federales que impedirían alcanzar la mayoría calificada que anhelan para poder impulsar cambios a la Constitución. Veremos.
Susurros
¿Víctimas o victimarios? Es la pregunta que se hacen en todo el mundo respecto a la salvaje reacción del gobierno de Netanyahu en Israel contra una población civil desarmada e inocente.
No hay argumento válido que justifique esa ofensiva que ahora amenaza con invadir la Franja de Gaza, seguramente con un objetivo oculto de expandir nuevamente sus fronteras, como Israel lo ha hecho desde 1947 en cada uno de los conflictos bélicos sucedidos en la región.
La pasividad e ineficiencia de la ONU es evidente, por lo que urge la enérgica intervención de otros actores, como pudiera ser el Papa Francisco o China, para alcanzar una solución negociada al antiquísimo conflicto político-religioso que ya ha generado miles de muertos en los últimos diez días.