La misma gata
Freddy Sánchez martes 10, Oct 2023Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La desobediencia hacia el poderoso y además enfrentarlo, requiere doble valor.
El que tuvieron en su momento Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo (entre otros políticos), constructores de la Corriente Democrática dentro del PRI.
Una “puerta” para que los opositores al “todopoderoso” partido gobernante tuvieran la posibilidad de llegar al poder en altos cargos de gobierno, incluyendo la Presidencia.
Actualmente, en manos de la herencia de aquella gesta que colocó la “primera piedra” edificadora de la alternancia.
La que algunos cuestionan aseverando que los que hoy gobiernan son parte de la misma ralea del viejo priismo “desbaratado” solamente en apariencia en virtud de que quienes llegaron a “poblar” Morena no pueden negar “la cruz de su parroquia”.
Porque según el parecer de los nuevos críticos del partido en el poder, (sorprendente “demoledor” del PRI, PAN y PRD en la elección presidencial de 2018), en una buena proporción los que deciden (cuando no están sometIdos al único que decide), son una mera extensión de lo que fuera en su momento “la poderosa grey” del Partido Revolucionario Institucional.
Una camarilla considerada a lo largo de mucho tiempo “la casta dorada” de la política con su enunciado quizás más descriptivo de su atractivo poder de seducción al afirmar que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. De ahí que la salida del PRI de Porfirio y Cuauhtémoc y todas las posteriores deserciones han sido objeto de dos consideraciones.
Una para elogiar su valor como defensores de sus convicciones acerca de la necesidad de cambiar lo que funciona mal y la otra, colmada de desdén tildándolos de ambiciosos que dejan una organización esperando tener una propia para usarla en su beneficio.
Y cambiar una u otra opinión no ha sido cosa fácil y menos dados los antecedentes de algunos de los que salieron del PRI y con el paso de los años, poco o nada han demostrado que en verdad su éxodo del poder en turno hubiese sido para poner ejemplos de rectitud y elevadas miras a favor de México, sin codiciar poder para ganar dinero y mil comodidades.
Lo de “no mentir, no robar y no traicionar”, lema preferido y ampliamente difundido en Morena, a decir de algunos observadores de la política (desde la trinchera de la sociedad civil), es propaganda electoral como casi todas las que están plagadas de inexactitudes o de plano descaradas mentiras.
El caso es que las emigraciones a otros partidos (más notoriamente en estos tiempos del PRI al partido del Movimiento de Renovación Nacional) no es garantía plena de que los que se van para afiliarse a uno nuevo partido “son los buenos de la película”, aunque tampoco necesariamente “los corruptos y malvados en busca de otro hueso que roer”.
De ahí que cada que alguien deja a un grupo para incorporarse en otro de la política es inevitable poner en duda sus buenas intenciones en pro del bienestar colectivo, bajo el supuesto de que lo que persigue antes que nada y por encima de todo en su bien personal.
Eso se pensó y se dijo de Rommel Pacheco que abandonó al PAN como otros lo hicieron y lo han hecho ex priistas, ahora militantes de Morena.
Algunos sin duda políticos decentes y otros con apariencia de malandrines y cínicos metidos a la corrupción de la política en lo que parece ser: “la misma gata…”.