Justicia adivina
Freddy Sánchez martes 3, Oct 2023Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Que el entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar haya estado en una reunión para “torcer la vara de la justicia”, atendiendo a intereses políticos sexenales, de ser absolutamente cierto, es de plano una inmoralidad imperdonable.
De ahí que deba ponerse en claro si en efecto el aludido acudió a un supuesto llamado de Andrés Manuel para que opinara o simplemente tomara nota de lo que se fraguaría con la intención de cambiar la versión institucional sobre la llamada “ verdad histórica” de Ayotzinapa.
Y más grave que eso: “tejer” una trama falsa con el fin de desprestigiar al gobierno de Peña Nieto y mandar preso a Murillo Karam, responsable oficial de la investigación sobre la muerte y desaparición de un grupo de estudiantes. Ese drama del que bien a bien no se ha podido llegar a conocer la verdad y cada uno de los detalles de lo sucedido y los motivos de matar y quemar cuerpos de estudiantes en lo que para unos se trató de una acción concertada desde el gobierno y para otros un “ajuste de cuentas” debido a disputas relacionadas con actos comunes de corrupción.
De modo que la razón por la verdad auténtica sigue siendo un enigma, es que los políticos del anterior y actual gobierno no pueden ser catalogados de actores ciento por ciento creíbles en lo que se ha indagado e informado acerca de sus aparentes indagaciones.
Y menos ahora que en un programa del periodista Carlos Loret se divulgó una supuesta afirmación del fiscal especial de Ayotzinapa que actuó durante los primeros tres años de este sexenio y dijo que en la mencionada reunión con el presidente ministro de la Corte (ahora ya un ministro más), el señor Zaldívar participó en un “acuerdo en lo oscurito”.
A decir del comunicador, en relación con lo dicho por el referido fiscal, tanto el presidente López Obrador como el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, y Arturo Zaldívar supuestamente avalaron el plan para modificar la historia de Ayotzinapa. La idea en apariencia sería acomodar los hechos para favorecer a unos y perjudicar a otros actores de la política, representantes de las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad.
Lo mismo, prácticamente, que se ha llegado a decir que sucedió en el periodo gubernamental de Peña Nieto, siendo Murillo Karam el supuesto orquestador de otra mentira en la que habría sido copartícipe Omar García Harfuch. O sea uno de los más viables a representar a Morena en la contienda electoral en la que se decidirá al futuro o futura encargada del gobierno de la Ciudad de México.
El caso es que del mismo modo que en su momento y actualmente se trata de desvincular a García Harfuch de contubernios ilegales, en la denuncia pública dada a conocer por Carlos Loret se defendió a Murillo Karam y se puso en evidencia una supuesta connivencia del que fuera presidente de la SCJN consintiendo en “armar un engaño” con el gobierno de AMLO sobre el caso Ayotzinapa.
Qué es verdad o qué no lo es en el tema que nos ocupa se ha convertido en una cuestión más que difícil de desenmarañar a causa de lo que según parece se ha prestado a una y otra tergiversación con tal de no dar cuenta de lo que en realidad pudo dar lugar al asesinato colectivo de unos jóvenes normalistas para después desaparecerlos siendo que a la fecha prosiguen las pesquisas, sin despejarse cada duda al respecto.
Así que en cuanto a la estricta aplicación de la ley por lo de Ayotzinapa podría uno llegar a la conclusión de que estamos en manos de una deplorable y patética justicia adivina.