¡Que no hay guerra sucia!
Carlos Ramos Padilla lunes 2, Oct 2023Se comenta sólo con…
Carlos Ramos Padilla*
Escribir siempre es un reto y un riesgo, hacerlo público tiene sus consecuencias. Hace unos días publiqué una colaboración (Raúl Contreras y la guerra sucia, 26/9/23) y recibí una llamada del área de comunicación social de la UNAM advirtiéndome que era “oficial no oficial”. Se me aseguró que para el relevo de Rectoría no hay GUERRA SUCIA y que si el proceso se contamina es por contribuciones como la mía.
Quisiera hacer algunos comentarios. Si entre los empleados de comunicación social, donde se maneja la información, no se dan cuenta o fingen que no hay GUERRA SUCIA están jugando muy peligroso y más cuando desde los sótanos de Rectoría se escucha el comentario “ya le toca a una mujer ser rectora”.
¿Cómo podrían calificarse los ataques desde Palacio Nacional a la máxima casa de estudios, considerando que se ha “derechizado” y “aburguesado” ante el cobarde silencio de muchos que se presumen universitarios de primer nivel y el aval abierto de Claudia Sheinbaum contra la UNAM?
El 21 de octubre, el mandatario arremetió por primera vez contra la UNAM, señalando que ha perdido su esencia de formar profesionales dedicados al pueblo y, a cambio, dedicarse a defender proyectos neoliberales.
Debo reconocer que el ex rector José Narro y el actual, Enrique Graue, sacaron de inmediato la casta con enorme categoría y clase. “Se llenaron las facultades de Ciencias Sociales de conservadores (…) Empezaron a querer cobrar colegiaturas, ¿De dónde surgió? Pues de la política neoliberal (…) Estaba dominada la UNAM por lo más retrógrado que había y sigue existiendo” volvió a la GUERRA SUCIA el tabasqueño.
Más tarde, AMLO acusó al doctor Graue de estar vinculado a irregularidades en el presupuesto de la universidad y cobrar un sueldo mayor a 200 mil pesos, equivalente a unos US$9,800.
Como parte de la GUERRA SUCIA, el 18 de febrero de 2020, el diputado morenista Miguel Ángel Jáuregui Montes de Oca presentó una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la UNAM con el propósito de “democratizar” sus formas de gobierno, lo que para este legislador significa que: “… al rector, a los directores de las escuelas y facultades, así como los directores de los institutos de investigación, los elijan sus propias comunidades por medio de elecciones abiertas, equitativas, competitivas y transparentes, a través de voto libre y secreto”.
Jáuregui Montes de Oca ha participado en los movimientos estudiantiles de la UNAM y como legislador decidió llamar a la modificación de la Ley Orgánica a partir de una vieja demanda de pequeños grupos que actúan en las instalaciones universitarias como en el auditorio (Justo Sierra) secuestrado de la Facultad de Filosofía y Letras. GUERRA SUCIA es enviar a grupos de encapuchados ajenos a la UNAM a intentar desestabilizar a la Facultad de Derecho, que se ha distinguido como una de las mejores en la valoración internacional. GUERRA SUCIA es comercializar políticamente con el caso de Yasmín Esquivel. GUERRA SUCIA es la operación de grupos afines a Sheinbaum desde el CEU y que ahora pretenden tomar Rectoría. Veamos historias conjuntas de Ordorika, Imaz, Rosaura Martínez, Martínez de la Roca, Rosaura Ruiz… GUERRA SUCIA es tratar de manchar la imagen del doctor Graue, intentando meterse en sus bolsillos, vida privada y manejo público o del doctor Raúl Contreras Bustamante por sus logros y excelencia académica.
Como periodista y universitario no estaré sujeto a las consideraciones vergonzosas y descalificaciones. Ejerzo mi derecho a la libre expresión y más aún cuando en el texto referido no falto al respeto, al decoro o pongo en riesgo la integridad de algún semejante. Cumplo con los valores y principios que me inculcó la UNAM. Defenderé a personajes como Enrique Graue o Raúl Cantreras porque tengo argumentos para exhibir su rectitud, generosidad, patriotismo y hombría. Seré y muy crítico con otros, como Juan Ramón de la Fuente (mi texto “A qué viene Juan Ramón”, 4/7/23, que incluso el mismo personaje que me llamó telefónicamente me increpó en el estadio de CU) que no fue capaz de defender a la UNAM ante la guerra sucia emprendida por el gobierno del que es empleado y menos de corresponder con valentía a la amistad con su cercano Graue, ante tanta infamia.
De la llamada que recibí “oficial, pero no oficial” fue a título personal, es inaceptable por la forma en su trato, pero si se trata de un ejercicio “oficial” de mi casa de estudios esperaría mayor formalidad del extrañamiento a través de un texto firmado y avalado por el señor rector.
Por lo pronto, sostengo mis argumentaciones porque tengo testimonios, porque es mi derecho y ejercicio profesional y porque cumplo con las valores éticos que aprendí en las aulas universitarias. Los periodistas no podemos ni debemos ser rehenes de ambiciones y jugarretas de intereses mezquinos. ¡Nunca!
* Conductor del programa Va en serio, Mexiquense TV Canal 34.2, IZZI Canal 135 y Mexiquense Radio.