Caso juzgado
Alberto Vieyra G. jueves 28, Sep 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Se cumplieron ayer 9 años de atolito con el dedo. Enrique Peña Nieto a sabiendas de que detrás del caso Ayotzinapa estaba el Ejército mexicano, prefirió hacer una “verdad histórica” que involucraba a la mafia criminal de Guerreros Unidos, pero apareció el hombre que le ha echado a los mexicanos más de 102 mil mentiras, Andrés Manuel López Obrador y se trepó en el caso Ayotzinapa prometiendo a todo México que le quitaría el velo del misterio a la desaparición de los 43 normalistas. No pudo, no lo dejaron o ambas cosas juntas ocurrieron.
La desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa es para AMLO un caso juzgado. Estamos ante un crimen de Estado y como los crímenes de Estado no se investigan, porque el Estado no se investiga así mismo, AMLO no pudo investigarlo porque el ejército no lo deja.
La institución castrense se niega a revelar el misterio de la desaparición de los 43 muchachos que significaron para el PRI y para Enrique Peña Nieto su Waterloo, a pesar de que el crimen de Estado se llevó a cabo en Guerrero gobernado por el perredista Ángel Aguirre Rivero. Y es que AMLO ilusionó a los padres de los muchachos metiendo a la cárcel a Jesús Murillo Karam, el famosísimo autor de la verdad histórica del peñismo y a una veintena de efectivos del Ejército, pero por alguna misteriosa razón no se ha querido llegar al fondo del misterio y seguimos sin saber si los estudiantes ya se pudrieron en alguna fosa clandestina o están vivos en alguna parte de la geografía nacional, lo cual es materialmente muy poco probable.
¿Qué pasó con ellos? Esa es la gran pregunta.
AMLO dice que ya les entregó a los padres de los jóvenes toda la información, pero los padres no se tragan la píldora de que sus hijos hayan sido quemados en el basurero de Cocula y afirman que hay grabaciones secretas que delatan al Ejército mexicano. Y también un velo de misterio sigue siendo el por qué AMLO no ha podido o no ha querido extraditar de Israel a Tomás Zerón, otro artífice de la verdad histórica, construida a partir de torturas a los integrantes del grupo de Guerreros Unidos. Otro siniestro personaje que responde al nombre de Édgar Damián Sandoval Albarrán apodado La Rana, que misteriosamente salió de México protegido con destino a los Ángeles California, Estados Unidos, después de Ayotzinapazo. Ni el gobierno de Peña Nieto y menos el de López Obrador hicieron gestiones ante el gobierno norteamericano para extraditar a La Rana, un testigo clave, aunque no debe descartarse de que La Rana ya no viva porque, como ocurre en todos los crímenes de Estado, regularmente los testigos y hasta protagonistas suelen morir misteriosamente.
AMLO ya cayó de la gracia de los padres de los normalistas, quien no lo bajan de un Pinocho mentiroso. A AMLO se le ve molesto, cansado, aburrido y le choca hablar del tema que aseguró tantas veces que resolvería, pero si no lo ha hecho en 5 años, se antoja imposible que lo haga en 1 año y parece que con su versión histórica está imitando a Enrique Peña Nieto.
Lo malo es que los normalistas de Ayotzinapa han pasado de víctimas a criminales malvivientes.
Otra pieza clave en el rompecabezas, lo constituye el llamado quinto autobús secuestrado por los normalistas y del que se asegura que estaba cargado de drogas propiedad de Guerreros Unidos, quienes estarían coludidos con policías estatales, municipales e importantes mandos militares, tanto de la Sedena como de la Armada de México, información que ambas instituciones se niegan a revelar porque esa línea conduce a los contactos de Guerreros Unidos en Chicago, Estados Unidos; pero ya se ve que, como AMLO, no quiere meterse en Honduras, bajita la mano ya hizo del crimen de Estado de Ayotzinapa un caso juzgado.