Se remató el avión presidencial, pero hay un “guardadito” para comprar otro
Miguel Ángel Rivera viernes 22, Sep 2023Clase Política
Miguel Ángel Rivera
El 2 de diciembre de 2018, un día después de haber rendido protesta con jefe del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador, confirmó que no usaría el avión presidencial y en vez de ello viajaría en vuelos comerciales para realizar sus giras por todo el país e inclusive al extranjero.
El mandatario precisó que, al día siguiente, 3 de diciembre, lo cual consideraba “lujoso” transporte sería enviado a un hangar privado en San Bernardino, California, para su venta.
Más de cuatro años después, se concretó la anunciada venta.
Esa venta culminó en una serie de peripecias. Para empezar, a ese “lote” de aviones usados no llegó ningún cliente dispuesto a comprar el ninguneado transporte, pero, eso sí, el gobierno federal gastó millones de dólares para pagar el “estacionamiento” y el mantenimiento, por lo cual el avión fue regresado y resguardado en lo que fue el hangar presidencial.
Debido a la falta de interés de los potenciales clientes, López Obrador, tuvo la ocurrencia de rifar el jet. Como sus deseos han sido órdenes durante los casi cinco años de su mandato, la Lotería Nacional eludió algunas limitaciones legales —pues no tenía facultades para sortear un objeto— y organizó la rifa.
De nueva cuenta hubo poca demanda, pero el inquilino de Palacio Nacional encontró un recurso para vender los “cachitos” de la Lotería. Organizó una cena en Palacio Nacional para un grupo de prominentes empresarios, a quienes comprometió a comprar boletos para el sorteo.
Aun así, el sorteo resultó fallido. No se supo bien a bien cuánto dinero se había recaudado, ni tampoco se conoció quiénes fueron los ganadores, aunque oficialmente se dio que el premio mayor, dividido en fracciones, se destinaría a la construcción de hospitales y otras obras de beneficio social.
Finalmente, tras de más de cuatro años de intentos de vender el jet, el pasado 20 de abril del presente año, el político de Macuspana anunció que se había concretado la venta del Boeing 787 Dreamliner al gobierno de Tayikistán por un monto de 1,658 millones 684,400 pesos (alrededor de 92 millones de dólares), un precio de remate, según los conocedores. Como parte de los muchos rumores que rodearon la venta del avión, comprado por Felipe Calderón, pero usado solamente por Enrique Peña Nieto, se dijo que a pesar de las sanciones financieras que pesan sobre Rusia por su invasión a Ucrania, fue el gobierno de esa nación el que sirvió de aval para la operación.
Mientras tanto, López Obrador cumplió su compromiso de viajar en vuelos comerciales, lo cual hizo desde su primera gira, el mismo día 2 de diciembre de 2018 a Veracruz. También fue notable su viaje a Washington para entrevistarse con el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para el cual recurrió a una aerolínea comercial.
Como parte de las anécdotas derivas de ese afán presidencial por deshacerse del avión, es de recordar que en un noticiario televisado se le preguntó qué pasaría si por uno de los frecuentes retrasos en los vuelos comerciales, no lograr asistir a uno de sus compromisos, a lo cual el mandatario se limitó a responder: “pues no llegué”.
El homenaje a Salvador Allende obliga a López Obrador
a realizar el largo viaje hasta Santiago de Chile
Con el paso del tiempo, el compromiso presidencial de sólo recurrir a vuelos comerciales empezó a pasar al olvido, para empezar a utilizar transportes aéreos de las fuerzas armadas nacionales.
Sin mucho aspaviento, la Presidencia ha indicado que este cambio ha sido necesario para que el primer mandatario pueda asistir a eventos en diversas partes de la República.
En cuanto a su renuencia a realizar viajes al extranjero, López Obrador reveló, por ejemplo, que nunca ha asistido a una Asamblea General de la ONU por considerar que el organismo sólo “está de florero, de adorno” y que no tiene un plan para atender la problemática migratoria ni la pobreza en el mundo.
Pero su reticencia la rompió recientemente para viajar a Colombia y Chile, según se anunció oficialmente, para estrechar vínculos con la izquierda latinoamericana. El acto culminante fue la presencia del mandatario mexicano en el homenaje al ex presidente de Chile, Salvador Allende, a 50 años de su muerte durante un violento golpe de estado.
Antes, en enero, López Obrador declinó participar asistir a la Séptima Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), efectuada en Buenos Aires, Argentina. “Hay mucha especulación del porqué no fui. Tengo compromisos en el país, tenía que estar en el Tren Maya, en la supervisión de la obra. Pues era viajar ayer todo el día, estar hoy, regresarme mañana, llegar aquí el jueves, y tengo trabajo, bastante”.
Después se supo que esas precauciones, excepto para el homenaje a Allende, se deben a problemas de salud del presidente mexicano.
El pasado 6 de abril, el inquilino de Palacio Nacional admitió
que no puede viajar a países de Latinoamérica porque le afectan mucho los vuelos.
“Quiero que ustedes no sientan que hay de parte nuestra arrogancia ¿no? y que no viajamos porque no lo necesitamos, no, no, no, yo tengo un asunto muy particular, sí me afectan mucho los vuelos”, manifestó López Obrador, quien agregó: “además, pues no hace falta vernos, porque nos identificamos mucho”.
Seguramente por esos razones de salud, en el tramo final de su sexenio, el Presidente ya no está cómodo a bordo de aviones comerciales y prefiere usar los jets de la Sedena o de la Marina.
Aparte de las cuestiones de salud, algunos medios han apuntado que López Obrador evita los vuelos comerciales porque en sus últimos viajes hubo reproches y algunos cánticos contra el mandatario por parte del público general de los aviones.
El uso de los jets militares contribuye a cuidar la privacidad del primer mandatario y sus colaboradores más cercanos, pues se ha sabido que en las últimas semanas algunos secretarios de Estado se desplacen por la CDMX en helicóptero o en jets privados, como ha sido el caso del ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández.
Protestan por que el presupuesto federal incluye una
partida para comprar un nuevo avión presidencial
El cambio más radical parece estar en proceso y de manera muy discreta. Esto porque al presentarse el presupuesto federal para el año venidero, diputados de oposición han encontrado indicios de que hay un “guardadito” para comprar un nuevo avión presidencial.
El diputado Jaime Bueno Zertuche (PRI) cuestionó al secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O, sobre los 380 millones de pesos etiquetados a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para el pago de un avión para uso presidencial.
En un comunicado, luego de la comparecencia del funcionario ante el Pleno de la Cámara de Diputados, en el marco del análisis del Quinto Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, el legislador expuso las incongruencias que existen respecto el avión presidencial, porque inicialmente se rifó sin que existiera un ganador, que “ya vendimos pero que no supimos con precisión en cuánto y en donde se aplicaron los recursos provenientes de la venta”.
Criticó el por qué se proyectan recursos, para el mismo fin, hasta el 2027 y con una cantidad superior a los seis mil 300 millones de pesos, por lo que pidió al funcionario explicar a las mexicanas y a los mexicanos de qué trata este episodio; o al final, preguntó, se dieron cuenta que sí quieren comprar un nuevo avión.
“Nuestra solicitud es muy clara: dejar de simular que están arreglando lo que no está descompuesto, de presentar cuentas alegres, de engañar, de ocultar”, indicó.
Bueno Zertuche solicitó al secretario que exista un diálogo permanente, que permita dar seguimiento a los temas aquí planteados.
“Señor secretario: ¿Dónde quedó la bolita? ¿Dónde quedó el avión?”, insistió el diputado del PRI.
Por otra parte, sin entrar en defensa del (¿ex?) fiscal de Morelos Uriel Carmona Gándara, vale insistir en la conveniencia de que la Fiscalía General de la Ciudad de México —y las de toda la República— se esfuercen tanto en perseguir a presuntos delincuentes.
Sin duda, una forma de reducir los índices de delincuencia es acabar con la impunidad.
Mientras tanto, vale recordar que Carmona Gándara recibió un nuevo amparo para que continúe en libertad su proceso. Los mandatos judiciales se deben respetar, la ley es la ley.