Mitómano de Palacio
Alberto Vieyra G. miércoles 20, Sep 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Aquí le doy una muestra de la incongruencia política de AMLO. Pare oreja porque no repito, dice:
“Gobernaré con entrega total a la causa pública, dedicaré todo mi tiempo, mi imaginación, mi esfuerzo a recoger los sentimientos y a cumplir con las demandas de la gente. Actuaré sin odios, no le haré mal a nadie, respetaré las libertades, apostaré siempre a la reconciliación y buscaré que entre todos y por el camino de la concordia, logremos la cuarta transformación de la vida pública de México”.
He vuelto a escuchar el discurso de toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador del 1 de diciembre de 2018, en el que promete gobernar con “humildad, sin odios y sabiduría”, procurando hacerlo dentro del marco de la concordia y la reconciliación nacional.
Sin embargo, al percatarme de la peligrosa división y confrontación a la que está llevando al país, no me queda otra lectura que pensar en que AMLO es de esos politicastros achimultrufiados que, así como dice una cosa, hace otra. Los estudiosos le llaman a esa insana práctica incongruencia política. Vemos a un López Obrador que abriga mucho odio y lo externa todos los días en las mañaneras usando todo el poder del Estado para agredir a opositores, críticos, periodistas, medios de comunicación y para pelearse incluso con actores políticos extranjeros. Un Presidente soberbio que inventa complots en su contra, que diariamente ve moros con tranchete, que su populismo lo empuja a echar mentira tras mentira y ya lleva más de 102 mil mentiras.
¿Usted respetado lector o radioescucha ve algún sano juicio y humildad, pero sobre todo humildad en el Presidente de la República? Recordaré que la humildad es una virtud de los seres superiores que tienen la capacidad de aceptar las propias debilidades y cualidades y obrar en consecuencia. Por ejemplo: admitir una equivocación, compartir los conocimientos aprendidos y ser agradecido.
Y por lo que se refiere a la sabiduría, debemos entenderla como una gran virtud de los seres humanos que actúan con sano juicio y tienen el sello de la sabiduría.
Ahora que si hablamos de la reconciliación nacional y de concordia, pues veremos que el señor López Obrador está haciendo todo lo contrario y pareciera que la división y confrontación que propicia contra la nación azteca es su principal bandera de lucro político. La sucesión presidencial debe conducirse por la vía civilizada para no propiciar una nueva barbarie como la de 1994 y evitar despertar al México bronco.
Lleva AMLO muchos meses enrareciendo el ambiente político-electoral. Y lo que necesita el jefe de las instituciones nacionales es serenarse, actuar con prudencia y dejar de ser un mitómano. México quiere ver a su Presidente como un jefe de Estado y no como un rufianero jefe de campaña electoral que agrede y denosta a sus opositores.
¿AMLO será capaz de actuar con sabiduría y humildad por lo menos al final del festín de la democracia, como lo prometió?