Marcelo ni se va ni se queda
Miguel Ángel Rivera martes 19, Sep 2023Clase Política
Miguel Ángel Rivera
- Todavía espera que Morena reconozca irregularidades
Desplazado de la oportunidad de aspirar a la Presidencia de la República, el ex secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard Casaubon, en vez de romper con el gran elector de la llamada Cuarta Transformación, el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha optado por seguir su ejemplo, a pesar de que eso le haría posponer sus aspiraciones otros seis años.
Esto significará una paradoja para un político que desde muy joven deslumbró por su inteligencia y sólida preparación académica. Apenas a los 21 años inició su carrera en la administración pública en el gobierno del entonces Distrito Federal. Después de muchas vicisitudes, alcanzaría la candidatura presidencial después de los 70 años.
Una de sus pruebas decisivas en la política nacional la superó apenas a los 30 años, cuando fue designado secretario general del PRI en la capital del país, cargo que desempeñó de 1989 a 1992, y como tal en las elecciones intermedias de 1991 logró uno de los últimos “carros completos” para el entonces todopoderoso tricolor.
El entonces partido oficial ganó con Ebrard al frente todos los cargos de representación popular. En esa oportunidad, como resultado de una de las múltiples reformas electorales de fin de siglo, se eligieron senadores, diputados federales e integrantes de la entonces Asamblea Legislativa.
Impulsado por su entonces jefe, el regente del DF y precandidato presidencial, Manuel Camacho Solís, llegó a la dirigencia del PRI y tuvo el respaldo del gobierno capitalino, pero el trabajo partidista quedó bajo su responsabilidad. Allí se dio otra paradoja: fue tanto su éxito que no pudo llegar a la Cámara de Diputados, pues estaba inscrito como candidato de representación proporcional, pero como su partido ganó todos los distritos de mayoría relativa, no recibió ninguno de los popularmente conocidos como diputados de partido.
Al terminar su mandato al frente del PRI capitalino, regresó al gobierno capitalino, como número 2, secretario General de Gobierno, para respaldar las aspiraciones de su jefe, Camacho Solís, a la nominación presidencial del PRI.
Como parte de la que entonces era una contienda soterrada, se acusó al gobierno capitalino de favorecer a organizaciones opositoras. Por ejemplo, una dirigente de vendedores ambulantes afiliada al PRI denunció que los altos funcionarios del DF sólo recibían y daban apoyos a los líderes de la oposición.
Estas denuncias arreciaron en 1995, luego de la rebelión de Camacho Solís —siempre secundado por Ebrard— por no haber obtenido la candidatura presidencial, que fue para Luis Donaldo Colosio y, luego de su asesinato, para Ernesto Zedillo Ponce de León.
Por entonces, López Obrador mantenía una de sus tantas protestas, esta vez debido a un supuesto fraude electoral para favorecer en las elecciones de gobernador de Tabasco al priista Roberto Madrazo Pintado.
La sorpresiva aparición de una serie de cajas con documentación que supuestamente justificaba las denuncias de fraude en Tabasco fue entregada a López Obrador en su campamento instalado en el Zócalo capitalino luego de su Caravana por la Democracia, por un desconocido que llevó las presuntas pruebas a bordo de una camioneta de carga.
En medios del PRI, la acción se atribuyó a Camacho Solís y, por consiguiente, a Ebrard, aunque también se culpó al presidente Zedillo, quien, por conducto de su entonces secretario de Gobernación, Esteban Moctezuma, había negociado para que Madrazo renunciara, pero que éste había maniobrado para permanecer en la Finca Grijalva, la residencia oficial del gobernador tabasqueño.
Ebrard vuelve a andar el mismo camino
Es de sobra conocido que Camacho, y Ebrard a su lado, se inconformó porque el “dedazo” de su amigo Carlos Salinas favoreció a Colosio, pero luego aceptó la Secretaría de Relaciones Exteriores y, sobre todo, encabezar las negociaciones con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que había irrumpido en el ámbito nacional en el terrible año de 1994.
Sin embargo, el distanciamiento con el priismo resultó definitivo. Camacho y Ebrard recorrieron del camino marcado por la ley electoral, pues primero crearon una organización, que luego se convirtió en partido.
En 1999 nació el Partido del Centro Democrático (PCD) que solamente participó en las elecciones federales de 2000, en las cuales Camacho Solís fue su candidato presidencial. Debido a que la organización no alcanzó el mínimo requerido, perdió el registro, como se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 15 de septiembre de 2000.
En ese proceso, el candidato del PCD al gobierno de la capital del país fue Marcelo Ebrard, quien, al apreciar la escasa motivación entre los ciudadanos, declinó en favor del abanderado de Alianza por la Ciudad de México, conformada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT), el partido Convergencia (ahora MC), el Partido de la Sociedad Nacionalista (PSN) y el Partido Alianza Social (PAS).
Allí empezó a quedar bajo la esfera de influencia de López Obrador, cuando los dos militaban en el PRD, partido que también llevó al gobierno capitalino a Ebrard en 2006, mientras López Obrador fracasaba por primera ocasión como aspirante presidencial, aunque nuevamente alegó ser víctima de un fraude en beneficio de Felipe Calderón.
En las siguientes elecciones federales, las de 2012, como resultado de un buen gobierno, sólo manchado por fallas en la Línea 12 del Metro, el mandatario capitalino aspiró a la candidatura presidencial, por la cual compitió contra López Obrador, pero al cabo de una encuesta que daba ligera ventaja al tabasqueño, Ebrard declinó por segunda ocasión.
Por un grave accidente en la mencionada Línea 12, se autoexilió en Francia y en Estados Unidos hasta que fue llamado por López Obrador para incorporarse a su tercera y triunfal campaña.
López Obrador le concedió el cargo de secretario de Relaciones Exteriores y, luego, lo incluyó en la lista oficial de precandidatos de su partido, Morena.
Ebrard estaba seguro de alcanzar ahora sí la postulación, pero a final de cuentas la “destapada” fue la también ex mandataria capitalina Claudia Sheinbaum. Por más que el ex canciller denunció irregularidades en la encuesta supuestamente decisiva, el partido oficial y su líder, el político tabasqueño, han desestimado las denuncias, ante lo cual Ebrard, anunció la creación de una corriente política.
Sin embargo, no se animó a romper definitivamente con Morena y mucho menos con el presidente López Obrador.
Ayer, después de dos semanas de especulaciones, Ebrard anunció la creación de su asociación civil “El Camino de México”.
“El Camino de México” —mismo título de su reciente libro— fue presentado en la capital del país ante alrededor de un millar de personas que lo vitorearon como “presidente!, ¡presidente!, ¡presidente! ¡presidente!”.
Ebrard destacó que su movimiento es apoyado por numerosos diputados y por alcaldes y que ya tiene organizado su movimiento a través de cinco circunscripciones.
“Hoy nos hemos organizado en cinco circunscripciones plurinominales. Habrá a partir del día 20 de septiembre reuniones de trabajo para organizar el calendario de visitas a las entidades federativas. Hoy contamos, afortunadamente, con la numerosa presencia de legisladores, alcaldes y otros amigos que nos han acompañado en este periodo. El propósito es llegar en un mes con la integración en toda la República mexicana”.
Sin embargo, no llegó al extremo de anunciar su salida de Morena, pues nuevamente concedió un periodo de espera para conocer la respuesta oficial a sus denuncias de irregularidades que beneficiaron a Sheinbaum.
“Estamos a la expectativa de la decisión que tome Morena, y todas decisiones que tomemos van a ser como movimiento. Ya no sólo es Marcelo Ebrard, dijo el exjefe de Gobierno al revelar que en Morena han tratado de convencer a los legisladores que lo apoyan a abandonar la causa de Marcelo Ebrard, pero no lo han logrado.
“Vamos a estar listos para cualquier circunstancia que se presente”, dijo Ebrard tras concluir con la presentación de su movimiento.
Aunque aclaró que su organización es una sociedad civil, dejó una rendija, pues también la definió como movimiento político. Cabe recordar que el nombre completo de Morena es Movimiento Regeneración Nacional.