Nueva era del matriarcado
Alberto Vieyra G. martes 19, Sep 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Hace más de 10 mil años, la humanidad vivió la era del matriarcado. La mujer partía el queso en todo. La mujer lidereaba las tribus nómadas y recolectoras. La mujer era la que decidía quiénes eran los padres de sus hijos.
Pero cuando se produjo la sedentarización, la mujer atravesaría una silenciosa revolución en la que no hubo heridos ni desaparecidos. La sedentarización de tribus provocó el nacimiento del ponzoñoso machismo, pues las tribus comenzarían a tener propiedades, largas extensiones de tierra y ganado haciendo que la era del matriarcado quedará para la historia.
Pasarían muchos siglos, hasta que a principios del siglo XIX las mujeres lograrían sus primeros derechos consagrados en el Código Napoleónico. Hasta entonces solo las mujeres en las monarquías, esto es las reinas podían heredar fortunas.
El protagonismo de las mujeres comenzaría allá por 1910, cuando en una decena de naciones asiáticas se otorgaría el voto femenino. Algunas décadas después, la mujer arribaría a los primeros cargos políticos como ocurrió con Margaret Thatcher, la famosísima “dama de hierro” que gobernó a Inglaterra y fue artífice de la creación de la actual Unión Europea, aunque también tuvo su lado oscuro como principal impulsora de la era económica neoliberal que significó el saqueo para muchas naciones e hizo de Chile el laboratorio neoliberal de América Latina.
Lejos ha quedado aquel 1923, cuando la yucateca Elvia Carrillo Puerto apodada la Monja roja del Mayab se convirtió en la primera diputada local en México.
Para 1965, María Lavalle Urbina se convertiría en la primera senadora de la República. Doña Griselda Álvarez sería la primera gobernadora en la nación azteca por el estado de Colima de 1979 a1985.
Beatriz Paredes Rangel, quien hoy andaba rasguñando la candidatura presidencial, sería la segunda mujer gobernadora en el estado de Tlaxcala en 1987. Mientras que Dulce María Sauri Riancho, llegaría por la vía del interinato a ser gobernadora de Yucatán y de ahí pal real puede hablarse en México y el mundo se vive ya una nueva era del matriarcado ante el patético enojo machista.
En la era del nuevo matriarcado, llamada jurídicamente equidad de género en la mayoría de las lacras sociales llamadas partidos políticos, ya se incluye la cuota de 50% de espacios políticos para las mujeres. Solamente el Partido Acción Nacional es el único en el que esa equidad no se hace todavía realidad.
Hoy, México está a punto de tener a su primera Presidenta de la República que será un reto formidable e histórico y como nunca las mujeres están obligadas a demostrar que están mejor capacitadas que los hombres para ejercer el gran poder político en México.
Ya hemos rescatado que, en la historia del pueblo azteca allá por 1369 a 1381, Atotoztli la única hija legítima del emperador o tlatoani Moctezuma I, se convirtió en la primera gobernante de lo que hoy es la patria mexicana.
Actualmente gran parte de las instituciones naciones tienen ya en sus principales mandos a mujeres. Allí está el INE, con Guadalupe Taddei Zavala; el Inai, con Blanca Lilia Ibarra; en el Inegi, con Graciela Márquez Colín y varias secretarías de Estado son conducidas por las mujeres, mientras que casi una decena de gubernaturas están en manos de mujeres, entre ellas Chihuahua, con Maru Campos.
La nueva era del matriarcado coincide con una histórica crisis política e ideológica por la que atraviesan unas lacras sociales llamadas partidos políticos que para subsistir políticamente han tenido que echar mano de la sociedad civil organizada, para postular a sus candidatos a puestos de elección popular como ocurre con Xóchitl Gálvez que no pertenece a ningún partido y se ha convertido en solamente 10 semanas en todo un acontecimiento político, presagiando que la próxima contienda presidencial del 2024 no será ningún día de campo para la candidata por dedazo presidencial de AMLO, Claudia Sheinbaum.
Se verá cuál de esas dos mujeres tiene más saliva y tragará más pinole en las presidenciales de 2024 y quien de ellas, aglutine al mayor número de mujeres en México se sentará en la silla presidencial.