Con nada les dan gusto
¬ Luis Ángel García lunes 4, Sep 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Como diría el presidente Enrique Peña Nieto, a los de la 4T ningún chile les embona, y es que pasaron de la euforia y la soberbia a la angustia, la preocupación y hasta el pánico por la designación de la candidata aliancista. Del sobrado “la oposición está moralmente derrotada” se llegó al encendido de los focos rojos en el war room cuatrotero. Pensaron que iban en caballo de hacienda y que no había contrincante para la anodina “corcholata” preferida del inquilino de Palacio Nacional e incluso se dio el lujo de, en evidente mascarada, placearlos por toda la República con cargo al erario y simular una competencia interna, donde sólo uno de ellos se la creyó y por poco acaba con el tinglado.
Sin opositor a la vista y con el control de la agenda pública por parte del mandatario, la candidata consentida tenía, aparentemente, el triunfo en 2024. Pero la soberbia del mismísimo tlatoani hizo que le crecieran los enanos y una nueva política que sólo aspiraba a competir por la jefatura de Gobierno de la CDMX se catapultó —gracias a la altanería y arrogancia del tabasqueño que literalmente le cerró las puertas del ex palacio virreinal en la nariz a la hidalguense—, a la nominación del Frente Amplio por México a la Presidencia de la República. No solo creció en popularidad Xóchitl Gálvez, sino que se convirtió en todo un fenómeno de comunicación que visibilizó la posibilidad de sacar a la 4T de Palacio Nacional. La frescura de la exitosa empresaria —producto de la cultura del esfuerzo—, metida en las lides políticas rompió el esquema de obnubilación en está sumergida la sociedad mexicana y marcó una nueva agenda nacional, lo que provocó el enojo de la Presidencia que de inmediato orquestó una campaña de desprestigio que no ha funcionado.
Ni los ataques desde el Salón Tesorería, ni la filtración de datos personales, ni las plumas abyectas del régimen pudieron menoscabar la imagen de Xóchitl, por lo que vieron con buenos ojos que se lanzaran otros precandidatos con la esperanza de que fuera elegido uno menos competitivo. Por eso alentaron, desde la sombra y con negociaciones inconfesables, la propuesta de Beatriz Paredes, quien, con mayor experiencia en la administración pública, mejor discurso y con arraigo en la vieja clase política, parecía una mejor oponente, pero con el hándicap de los problemas de movilidad, el haber perdido dos veces su intento por llegar a la Jefatura de Gobierno de la CDMX y la sospecha de querer ayudar a la 4T a ganar las elecciones en 2024. Desactivada la trama de gobierno para reventar la votación de la candidata aliancista, la hidalguense inicia una nueva batalla para enfrentar no a su contrincante en las boletas, sino al Presidente mismo, quien hará hasta lo imposible, incluso violando la ley —sello de la casa—, para imponer a su dócil representante, la única que le garantiza el continuismo de su proyecto político.
Habrá que ver el efecto Ebrard y saber si el senador zacatecano Ricardo Monreal acepta de buen agrado su premio de consolación: la CDMX. El día de campo de la 4T se convirtió en un aquelarre que complica cada día más la asunción de la ungida. A la 4T ningún chile le embona y sin una candidata opositora a modo, ahora también tendrán que cuidar una posible escisión en Morena por el berrinche que seguramente haga el ex canciller cuando levanten la mano a la que siempre fue la elegida desde Palacio Nacional y no tenga ya ningún sentido la farsa de la consulta al pueblo bueno y sabio.