Xóchitl jala a la oposición y marca agenda a “corcholatas” y a AMLO
Roberto Vizcaíno miércoles 23, Ago 2023Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Si algo ha derrochado en estos últimos 40 días Xóchitl Gálvez —y quizá es lo que más atrae a sus ya millones de simpatizantes—, es su buen humor, desparpajo y desapego.
Detrás de todo ello está —sin duda— una enorme inteligencia. Sin inteligencia nadie se puede reír de sí mismo y a ella le sale eso en forma natural.
Sólo veamos en la otra esquina los malos humores y burlas de Andrés Manuel López Obrador. Ahí no hay más que amarguras y odios. Lo grotesco es lo suyo.
Pero a Xóchitl Gálvez —a diferencia de AMLO y su paso de 14 años por la UNAM— no sólo la acompañan una gran sonrisa, y todo eso tan suyo, sino una sorprendente historia personal a partir de un origen más que humilde para desde ahí construirse en una empresaria triunfadora y exitosa funcionaria y aguerrida legisladora.
Dos personalidades no antagónicas, sino totalmente diferentes a quienes hoy sus circunstancias colocaron en una arena de la cual, todo indica, saldrá victoriosa la hidalguense.
A ambos los marca su destino: AMLO concluye constitucionalmente su mandato a inicios de octubre de 2024 y a ella le sobran vida, motivos, condiciones, herencias y apoyos ciudadanos, y de muchos otros tipos, para sucederlo en Palacio entre 2024 y 2030.
En mucho él representa el fracaso y ella la esperanza para millones y millones de mexicanos.
¡Cierto! Falta que supere a Beatriz Paredes y logre la candidatura del Frente Amplio por México, que se definirá en 12 días. Y luego al menos 10 meses más, para las elecciones de junio de 2024. Pero hasta ahora todo se le ha cumplido a Xóchitl Gálvez como en un guion preconcebido.
Rápido dejó atrás a unos 15 experimentados y reconocidos contendientes de la talla de José Ángel Gurría, Santiago Creel, Enrique de la Madrid, Miguel Ángel Mancera, Silvano Aureoles, Ignacio Loyola, Francisco Javier García Cabeza de Vaca y hasta a Lilly Téllez, quien como Germán Martínez se bajó antes de comenzar.
Se ve fácil, pero en ese contingente hay notables ex secretarios de Estado, ex gobernadores, personajes internacionales como Gurría —ex secretario general de la OCDE— y ex dirigentes de partidos.
La propia Paredes —ex gobernadora, ex secretaria y ex subsecretaria, ex embajadora en Brasil y Cuba, ex presidenta del PRI, ex dirigente de la CNC, diputada y senadora en varias legislaturas— cuenta con un historial que la convierte en un personaje de Estado.
Con los puntajes más altos de popularidad y apoyos ciudadanos de todos los aspirantes presidenciales en juego, superadas una a una las etapas en su proceso interno, ha obligado a dirigentes de partidos y organizaciones que integran la oposición, a replantearse metas y objetivos, revisar sus activos, y aceptar que o la apoyan y van con ell o perderán su oportunidad de recuperar la conducción de México.
Para las dirigencias y cuadros del PAN, PRI y PRD, la hidalguense es un boleto premiado para relanzarse y recuperar posiciones hoy muy disminuidas.
La contienda, saben Alejandro Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano, no sólo es por la Presidencia sino por el Congreso. Por obtener mayorías en la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores.
Lograrlo les daría el poder de conducir a México a través de aprobación de presupuestos acorde a sus proyectos de restitución de instituciones, designación de cargos en la suprema Corte, el INE y todas las instituciones del área paraestatal y desde ahí mantendrían a raya a los 22 gobernadores de Morena que se mantendrán hasta 2027 y 2030.
Y desde ahí atajarían cualquier intentona de contragolpe de AMLO desde su posible refugio en su finca en Palenque, como por ejemplo alguna consulta ciudadana para la revocación de mandato de algún gobernador o del siguiente presidente de la República.
Obtener la Presidencia y las mayorías parlamentarias, le permitiría al Frente Amplio por México realmente hacer funcional un Gobierno de Coalición.
Xóchitl recorre un tramo del Tren Maya
En su amplia campaña abierta por el país —con ya una veintena de estados visitados—, la senadora Gálvez sólo había estado cerca de la construcción de la refinería de Dos Bocas y ninguna de las otras obras del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Eso ocurrió estos días con un recorrido y movilización en la ruta de construcción del Tren Maya por Playa del Carmen, Quintana Roo.
Con la asistencia de quizá un par de miles de simpatizantes, la senadora recibió testimonios y presumibles pruebas del daño ecológico y ambiental de esta obra que podría servirle para algunas nuevas demandas en contra de AMLO y su gobierno.
O de una posible rectificación en caso de que ella triunfara en la presidencial del 2024.
Sonriente, narra la crónica periodística del recorrido, la senadora Gálvez habló allá de un posible encuentro con Marcelo Ebrard, aspirante presidencial del oficialismo y a quien ella ve como posible víctima de una imposición del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La senadora cree que Ebrard será dejado de lado por AMLO para imponer a Claudia Sheinbaum.
En tal caso, dijo la senadora, ella llamaría a Ebrard —a quien conoció en un encuentro ambiental internacional— a sumarse a su posible gobierno.
“…sobre todo para consolarlo, porque le jugaron chueco… Me cae bien Marcelo. Él y yo nos conocimos en las cumbres de cambio climático y al menos ha tenido las agallas de ir a poner la cara por México en materia de energías limpias”, indicó.
¡Ups!, dirían en el Frente.
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