¡Hasta por sacar la lengua!
Armando Ríos Ruiz miércoles 9, Ago 2023Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Para emular una vez más al inmenso Gabriel García Márquez, mi ex vecino a quien jamás tuve el gusto de ver en mi calle, que compartimos casi 40 años con una vecindad bastante cercana, la detención de Uriel Carmona Gándara, fiscal de Morelos estuvo circunscrita a una crónica anunciada de su encarcelamiento. Él mismo percibió el tufo de la venganza, por haberse comportado siempre en contra de uno de los mandatarios locales más burdos, ignaros e incompetentes.
Pero hoy en día, el abuso, la incompetencia y la ignorancia son atributos. Son virtudes, siempre y cuando quien los padezca milite en Morena. Por poner otro ejemplo, además de esta entidad, un poco más al sur se encuentra Guerrero. Un estado fallido, no sólo en manos de dos gobernadores complacientes. Sino también de las pandillas multiplicadas que se han adueñado por completo de todo el territorio, a fuerza de mostrar el poder de sus armas.
Hoy, esta clase de políticos, adueñada de 23 estados de la República, es la que trata de gobernar terrenos considerados por los expertos como los más peligrosos, por la mansedumbre que ofrecen a los propietarios verdaderos. A los que poseen armamento de alto poder y los accionan sin miramientos contra el objetivo de su elección, como ley insustituible por encima de la escrita.
Ésta es pisoteada todos los días por el Primer Mandatario, como ejemplo para otros de su grey, de lo que debe hacerse en casos en que tengan que enfrentar algún posible impedimento de sus actos. En una enseñanza de que la ley no sirve para nada, mientras quien manda mande. Porque en última instancia, la ley es él mismo. Su palabra, que vale más que la Constitución entera.
El fiscal de Morelos hubiera sido encarcelado por cualquier motivo. No forzosamente por el lamentable caso Ariadna Fernanda. Hubiera bastado que le sacara la lengua al gobernador, para hacer ver en esta acción causa suficiente de venganza ejemplar. Toda vez que éste último cuenta con el apoyo de los poderosos, dispuestos siempre a acudir en su ayuda.
Estaba convertido en una incómoda piedra en el zapato y era necesario acallarlo de alguna manera. Se imponía el atropello a la ley con un caso que causó sensación: el crimen o la muerte de Ariadna Fernanda, que no quedó claro, pero que sirvió para que hasta Ernestina Godoy, Fiscal de la Ciudad de México y obediente servidora, diera su veredicto en contra de su homólogo morelense.
El mismo Presidente, convertido en juez o en conocedor a fondo de la ley, dio su anuencia y aprobación desde la tribuna acostumbrada, en la que cosecha aplausos, ahora hasta como cantante.
Uriel Carmona tenía fuero. Pero no fue sometido a un juicio de desafuero para que elementos de la Marina y de la Guardia Nacional, apostados hacía varios días en las afueras de su casa en espera de la orden, actuaran una vez ejecutada, por delitos del fuero común.
Morelos, todo mundo sabe, es otro estado fallido. La actuación del gobernador Cuauhtémoc Blanco es sólo comparable con la de Cuitláhuac García, de Veracruz. Ambos se han significado por su desconocimiento absoluto en materia de gobernanza y por ser peligrosamente arbitrarios. Todo, porque la ignorancia es pésima consejera en el desempeño de los cargos públicos.
En esa misma competencia están otras entidades gobernadas por Morena y en todas, al decir de los estudiosos del fenómeno, el llamado crimen organizado ha sentado sus reales, al grado de impedir el paso por las carreteras sin autoridad que se atreva a poner remedio. ¡Vaya! Ni el mismo Presidente de los mexicanos ha discurrido siquiera una especie de salvoconducto para los viajeros que han sido víctimas de despojos de sus automóviles, de advertencias y hasta de secuestros.
Mientras, la aspirante a la Presidencia y consentida, Claudia Sheinbaum, se mostró exultante por la detención de Carmona Gándara. Su felicidad denunciaba que nadie puede ser tan osado para ponerse en contra de los favoritos del régimen, como El Cuau. ¡En qué país han convertido a México!