La terca realidad contra la narrativa oficial
¬ Luis Ángel García viernes 4, Ago 2023Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Por más que el gobierno de la 4T se esfuerza en mandar mensajes a la población de que no hay nada de qué preocuparse, que el país vive un gran periodo de paz y tranquilidad, que mienten los conservadores cuando hablan de que el crimen organizado los ha derrotado y que es falso que se pierde la gobernanza, que es un gran éxito la política de abrazos, no balazos y los programas clientelares vencen la pobreza y los jóvenes ya no son reclutados por los sicarios, la terca realidad desmiente cada uno de los falaces argumentos gubernamentales.
Por más malabares que hacen con las estadísticas para convencer a la opinión pública de que hubo más asesinatos en los gobiernos panistas y priistas y que ha mejorado la percepción ciudadana sobre la inseguridad, la terca realidad los exhibe como el sexenio más violento de los últimos treinta años y se calcula que en 2024 se registrarán más de doscientos mil homicidios dolosos y la DEA advierte de la presencia y control de la delincuencia en el 81 por ciento del territorio nacional, además de que dos cárteles mexicanos tienen más representantes en el mundo, 45 mil, que elementos de la Marina.
Previo al proceso electoral del próximo año, se incrementa la violencia política y los atentados contra personajes importantes afectan el financiamiento de las campañas de al menos dos “corcholatas” presidenciales. Este violento antecedente hace prever la mano del crimen organizado en los comicios venideros, como ocurrió en las intermedias de 2021.
Frente a la ingobernabilidad que viven entidades como Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tabasco y Jalisco, entre otros estados, el gobierno, que vive en el país de las maravillas, dice que todo está bien, bajo control y nos va requetebién. Sólo que en un Chiapas en calma se registran asesinatos que niegan las cifras oficiales, los grupos delincuenciales se apoderan del control gubernamental y obligan a las comunidades a abandonar sus propiedades, además de bloquear los caminos e incendiar vehículos, camiones de mercancía y tráileres. Pero Chiapas está en calma.
Guerrero es otro caso, se han filtrado tres videos donde se observa a la primera edil de Chilpancingo con un líder delincuencial en amena conversación con diálogos que presumen la connivencia de autoridades y criminales. Pero no pasa nada, reta incluso a las autoridades de procuración de justicia a que demuestren su evidente responsabilidad y mientras se divierte en una festividad, los asesinatos de trabajadores del volante y los incendios de unidades de transporte se dan en racimos, ante la ausencia de la inexistente gobernadora. En Michoacán, donde también se queman automóviles y camiones repartidores de mercancías, se ponen en práctica los ataques a la población civil con modernos drones que sueltan sus mortales cargas. Pero no pasa nada. Las autoridades locales dicen que son eventos esporádicos y el gobierno federal propone penalizar esos actos terroristas como si eso inhibiera las acciones violentas de los criminales. En Tlalpan, CDMX, también se destruyen vehículos.
¿El gobierno no se dará cuenta de la realidad, del hartazgo social que lleva al comportamiento ilegal ante la falta de respuestas gubernamentales y que saben aprovechar los delincuentes?
La narrativa oficial del no pasa nada, “ustedes tranquilos y yo nervioso” ya no puede ocultar una perversa realidad. En México sí pasan cosas y está en riesgo la gobernabilidad, el Estado de Derecho. Esperemos que en el último año de este régimen se cambie la estrategia de seguridad y se reconozca el avance del crimen organizado. No caigan en la tozudez del “doctor muerte” que sigue con la cantaleta de que el rebrote de la pandemia no es preocupante. Esa soberbia costó la vida a 800 mil mexicanos.