Una encuestomanía mentirosa
Alberto Vieyra G. lunes 31, Jul 2023De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Las elecciones españolas de hace 2 semanas, dejarían al descubierto una vergonzosa realidad en lo que se refiere a las encuestas que daban una holgada victoria al Partido Popular es decir a la derecha española, pues la jugosa industria de la encuestomanía demostró que estamos ante una industria mentirosa y peligrosa.
En efecto, ganó las elecciones la conserva española, pero ni el Partido Popular ni el Partido Socialista Obrero Español pudieron lograr una mayoría parlamentaria para conformar el próximo gobierno español.
De un total de 350 escaños, el Partido Popular (PP) obtendría 136 escaños en el Congreso, frente a 122 del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el resto de curules quedarán repartidas entre la extrema derecha y la extrema izquierda.
Ahora, tendrán que hilar fino para conformar alianzas parlamentarias que permitan la formación del nuevo gobierno español y en caso de que ello no ocurra, los españoles tendrán que ir nuevamente a las urnas a fines de este año. Por ahora, la indefinición gubernamental es causa de incertidumbre política y económica sobre todo en el Parlamento Europeo, que actualmente preside España. Esa indefinición política no ha sido bien vista en el plano internacional y es que desde que hace una década se acabó el bipartidismo en España y los españoles optarían por las extremas, esto es la extrema derecha y la extrema izquierda que ha conformado un trabuco que le seguirá dando muchos dolores de cabeza a los españoles.
En efecto, los españoles siempre han sido amantes de los extremos que han llevado hasta los chistoretes sociales y políticos como aquél que dice que por qué los españoles cuando van a los súper mercados suelen entrar gateando y cuando les preguntan: ¿Por qué? Ellos responden que andan en busca de los precios bajos.
Aquí el punto político medular es que las encuestas fallaron en España. Mintió la encuestomanía, como mienten en Estados Unidos, en México y en otras partes del mundo.
¿Por qué? Muy sencillo: La encuestomanía ha conformado una jugosa industria dedicada a realizar encuestas pagadas. ¿Quiénes las pagan? Los partidos políticos, los candidatos de estos, los patrocinadores de candidatos y hasta el crimen organizado.
Las encuestas sirven para manipular vilmente la opinión pública. La encuestomanía induce a los votantes a sufragar por determinado partido o politicastro y desde un principio suelen hacer trajes a la medida del bolsillo.
La inducción del voto hace que mucha gente se abstenga de votar a sabiendas de antemano que el partido o candidatos por los que pensaba votar ya están chiras pelas y prefieren engrosar las filas del abstencionismo, dando lugar a gobiernos deslegitimados de origen, pues en muchos de los casos suelen llegar al poder con votaciones pírricas de mucho menos del 50%, lo cual produce un fenómeno sociológico muy peligroso que tiene que ver con la ingobernabilidad y el vacío de poder, toda vez que la gente que no voto por esas fórmulas políticas se preguntan y con justa razón:
—¿Y yo por qué voy a obedecer a este cabrón gobierno, si ni siquiera voté por él?
Así se produce la ingobernabilidad y luego la desobediencia civil.
En México las encuestas deberían prohibirse porque también han probado que engañan al electorado, como ocurre con las corcholatas de Morena y también del frente amplio opositor. El único capacitado para esos menesteres debe ser el Árbitro Electoral de México o el Inegi que gozan de credibilidad y confianza. A volar la manipulación electoral a través de una encuestomanía mentirosa y peligrosa. Las verdaderas encuestas las protagonizan los ciudadanos el día de la elección. Pa ́qué le buscamos glándulas mamarias a las culebras pintas.